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La ULPGC reclama la protección de los corales negros en Canarias, hábitat del 60% de los peces

Investigadores de IU-Ecoaqua avisan del riesgo de la actividad humana en los bosques que rodean a las Islas, hogar de muchas especies como la fula o cabrilla negra

Comunidades de peces en bosques de coral negro en aguas canarias, incluidos fula de tres colas y la cabrilla negra.

Comunidades de peces en bosques de coral negro en aguas canarias, incluidos fula de tres colas y la cabrilla negra. / ULPGC

María Jesús Hernández

María Jesús Hernández

Los bosques marinos de coral negro en Canarias han logrado formar un ecosistema singular en el que habitan el 60% de los peces. Así lo refleja un estudio realizado por investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-Ecoaqua) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), que demandan protección para estos hábitats, ante la inexistencia de planes de conservación. «Este artículo refleja, la singularidad de estos bosques milenarios que a modo de cinturón rodean prácticamente a todas las Islas a profundidades de entre 50 y 120 metros, y de los animales que viven en él, con lo cual es una pena que se vean amenazados», indicó Francisco Otero-Ferrer, investigador del grupo Biocon -Biodiversidad y Conservación- del Instituto Universitario Ecoaqua.

El estudio, publicado en la revista de prestigio internacional Scientific Reports, de la editorial Nature Springer, bajo el título Los bosques de coral negro albergan comunidades de peces únicas en ambientes mesofoticos: implicaciones para la conservación de la biodiversidad, se centra principalmente en los trabajos realizados en el marco del proyecto B-Charmed, liderado por la Asociación Biodiversidad Atlántica y Sostenibilidad (ABAS). A través del mismo, realizado fundamentalmente en Lanzarote, aunque los datos pueden extenderse a otras islas, se ha comprobado la riqueza de especies que han convertido los corales negros en su hogar, es el caso de la fula de tres colas (Anthias antias), o la cabrilla negra (Serranus atricaudata), entre las más abundantes.

También han descubierto que este hábitats es utilizado como área de cría por especies de interés para la pesca artesanal y tradicional canaria, como el pejeperro (Bodianus scrofa), para protegerse de potenciales depredadores. «El trabajo que hemos publicado recientemente demuestra que las poblaciones de peces que viven en los corales negros, en este caso en los de Lanzarote, la mayoría son residentes, es decir, se han especializado a vivir en ese bosque y de ahí se mueven relativamente poco. Entre ellos hemos hallado juveniles de especies que están protegidas».

Todo ello revela la importancia de estos ecosistemas y de su conservación, para proteger al mismo tiempo a esta variedad de especies dado que la desprotección que sufren actualmente también pone en peligro a cerca de un 60% de los peces que habitan en la zona mesofótica, únicas de estos ambientes, de las que un 15% habitan exclusivamente en bosques de coral negro.

Amenazas

La inexistencia de planes de conservación de estos hábitats marinos en la legislación local, regional, nacional o internacional, así como el ritmo de crecimiento lento propio de los hábitats mesofóticos, hacen que se vean amenazados por actividades humanas como la pesca destructiva, la minería, el desarrollo costero o la sedimentación, entre otros factores. «El incremento de este tipo de impactos pone en riesgo la supervivencia de la diversidad única de los peces habitantes de estos ecosistemas, localizados entre los 50 y los 120 metros de profundidad de las costas canarias, y que tienen una limitada capacidad de adaptación a otros entornos marinos».

Según destacó el investigador Francisco Otero-Ferrer, hasta el momento, los bosques de coral negro en Canarias están en buen estado de conservación, sobre todo por la prohibición de la pesca de arrastre, una actividad que ha destruido muchas zonas en el Mediterráneo, por ejemplo. «En Canarias tenemos la suerte de que el arrastre no se realiza, está prohibido, con lo cual, el bosque está prácticamente intacto, pero eso no quiere decir que no esté expuesto a amenazas y a posibles interacciones o impactos producidos por la acción del hombre, ya sean vertidos, desechos, principalmente plásticos...».

Los ecosistemas, localizados entre 50 y 120 metros, son áreas de cría de especies protegidas

Como ejemplo de camino a seguir para garantizar su protección, el investigador señaló la iniciativa del Ayuntamiento de Tías en Lanzarote de declarar los corales negros de Playa Chica, zona Kilómetro Cero Mundial de los Bosques de Coral Negro del Corredor Biológico Mundial. «Se trata de una especie de etiqueta que no tiene ninguna implicación legal, pero si es un primer paso para que vengan otras figuras detrás, y que las instituciones y la población, sean más consciente de la importancia de estos ecosistemas y de crear una figura que los proteja, a nivel local, nacional e internacional», concluyó.

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