El derecho a ser madre después de los 40

Elsa Betancor relata las dificultades que sufren las mujeres cuando deciden tener un bebé después de la treintena

Su hija Valeria nació el pasado febrero

José Pérez y Elsa Betancor junto con su hija Valeria en el Parque Romano de la capital grancanaria

José Pérez y Elsa Betancor junto con su hija Valeria en el Parque Romano de la capital grancanaria / Andrés Cruz

Elsa Betancor y José Pérez, de 43 y 40 años respectivamente, no encontraban el momento idóneo para ser padres hasta que en 2021 decidieron intentarlo. El tiempo pasaba muy rápido, pero la dulce espera no llegaba para esta pareja que reside en la capital grancanaria. «Decidimos solicitar asesoramiento profesional en febrero de 2022, después de un año de intentos fallidos. Fuimos al Hospital Vithas Las Palmas y allí comencé un tratamiento de fertilidad», cuenta Elsa. 

Y es que la mujer tenía unos niveles muy bajos de la hormona antimülleriana –aquella que valora la reserva ovárica y el estado de la fertilidad–, por lo que era necesario recurrir a una técnica de reproducción asistida. «No me sorprendió el diagnóstico porque ya tenía 42 años. Nos recomendaron la fecundación in vitro y, a finales de marzo, empecé a someterme a un tratamiento hormonal de estimulación ovárica. Lamentablemente, no salió como esperábamos y hubo que repetir el proceso dentro del mismo ciclo en el que me encontraba», detalla. 

La técnica les permitió obtener un total de cinco óvulos aptos para la fecundación. No obstante, la evolución de cuatro de ellos fue negativa, por lo que solo les quedó una opción. 

En ese momento, la incertidumbre empezó a ocupar cada vez más hueco en sus vidas, pero el deseo de ser padres era tan fuerte que podía lidiar con cualquier obstáculo. «Es inevitable sentir algo de frustración. Cuando alguien quiere conseguir algo, trata de agotar todas las vías posibles y, en nuestro caso, estábamos metidos en un proceso que requiere mucha paciencia», anota. 

Por fin, el 17 de junio, pudieron transferirle el embrión a la mujer. Solo 12 días después, el matrimonio recibió la noticia que tanto tiempo llevaba esperando: Elsa estaba embarazada. «Cuando nos enteramos, sentimos una mezcla de sensaciones. Por un lado, estábamos tan felices que no nos lo creíamos. Por otro, teníamos miedo de que no fuera bien el embarazo», confiesa. 

Tal y como relata, al principio tuvo que guardar reposo porque sufrió dos sangrados. Después, la gestación avanzó sin ningún tipo de dificultades y, el pasado 16 de febrero, llegó al mundo Valeria. Lo hizo a través de una cesárea por elección de su madre. «Se adelantó unos días, pero, afortunadamente, todo salió muy bien. Pesó 2,700 kg y midió 47 centímetros», recuerda con emoción. 

La niña llegó al mundo gracias a una fecundación 'in vitro' en el Hospital Vithas Santa Catalina

Ahora que han cumplido su sueño y que Valeria se ha convertido en el faro que alumbra sus días, Elsa no puede evitar ser muy crítica con las limitaciones que tienen las mujeres que desean ser madres y que necesitan acceder a una técnica de reproducción asistida en la sanidad pública. De hecho, el Servicio Canario de la Salud (SCS) solo financia el tratamiento a la población femenina hasta los 39 años. ¿El motivo? Básicamente, aumentar la probabilidades de éxito, pues entre los 38 y los 40 años las posibilidades se reducen a un 22%, entre los 41 y los 42 a un 12,5%, y por encima de esta franja a un 4%. «Personalmente, me sentí discriminada. El simple hecho de que me hayan descartado por la edad, sin hacerme ningún tipo de pruebas, hizo que me sintiera muy mal», admite. 

A esto se suma la presión que ejerce la sociedad sobre las mujeres para que sean madres desde que inician la treintena. «Ya es hora de que este pensamiento cambie. Tenemos todo el derecho del mundo a elegir cuándo queremos ser madres y, sobre todo, si deseamos serlo, porque parece que si alguna decide no tener hijos se considera que no tiene una vida completa», defiende Elsa Betancor. «Ser madre es algo maravilloso», prosigue, «pero no es necesario tener un hijo para ser feliz, porque en la vida hay otras muchas cosas».

«Me sentí discriminada cuando la sanidad pública me descartó solo por la edad», lamenta

Su experiencia con la reproducción asistida ha sido positiva. Por eso, no duda en recomendar a las mujeres que se encuentran en su misma situación, y que tengan recursos para hacer frente al coste del tratamiento, que accedan a esta herramienta. «Me gustaría animar tanto a las que tienen dudas como a las que no tienen muchas esperanzas. Hay que ser muy pacientes, pero está claro que el embarazo se puede conseguir porque hay muchos métodos para lograrlo», sostiene con firmeza. 

La doctora Idoya Eguiluz, responsable de la unidad de Reproducción Humana Asistida en el Hospital Vithas Las Palmas, fue la facultativa que llevó el caso de esta pareja, que asegura que cada vez son más las mujeres que deciden demorar la fecha de inicio de la maternidad. «Tan es así, que esta es la principal razón que explica las dificultades que existen hoy en día para lograr un embarazo», apunta la facultativa. 

Para eso hay diferentes técnicas de reproducción asistida: el coito dirigido –que consiste en programar las relaciones sexuales–, la inseminación artificial, la fecundación in vitro y la ovodonación –donación de óvulos–. «Normalmente, los tratamientos completos de fecundación in vitro y de inseminación artificial suelen durar un mes. Las estimulaciones hormonales se prolongan entre ocho y diez días en el caso de la primera, y entre cinco y siete días en el caso de la segunda», precisa la especialista. 

Según informa la profesional, la tasa de embarazo en un ciclo de fecundación in vitro está cifrada en un 40%, si bien al realizar tres el dato se eleva hasta el 60%. Por medio de la inseminación artificial, en cambio, la cifra ronda entre un 12 y un 14% si se realiza un único intento, y aumenta hasta el 30% si se llevan a cabo tres. «Todo esto depende de muchos factores, pero en general son los porcentajes que obtenemos habitualmente», sentencia la experta.

Una etapa muy diferente

«A partir de los 40 años, las mujeres tenemos una madurez completamente distinta y podemos ser madres perfectamente. De hecho, nos tomamos esta etapa de una forma diferente, aunque sí es cierto que tenemos más miedos», opina Elsa Betancor. Tal y como apunta, su marido y ella están viviendo un sueño. «Muchas veces nos miramos y nos preguntamos si es real lo que tenemos ante nuestros ojos», cuenta, haciendo referencia a su hija Valeria, que nació el pasado 16 de febrero en el Hospital Vithas Las Palmas. «El proceso ha sido complicado, pero ha valido la pena. Sin duda, recomiendo a todas las mujeres que quieran ser madres y que no puedan lograr un embarazo que recurran a las técnicas de reproducción asistida», concluye. | Y.M. 

Suscríbete para seguir leyendo