Entrevista | Nayara Ortega Psicóloga

«La ansiedad se puede curar, pero hay que solicitar ayuda profesional desde los primeros síntomas»

La psicóloga grancanaria Nayara Ortega.

La psicóloga grancanaria Nayara Ortega. / LP/DLP

La psicóloga grancanaria Nayara Ortega publicará en los próximos días ‘Mi desarrollo emocional’, un libro centrado en ofrecer a la población herramientas prácticas para gestionar y reconocer las emociones. En él, la profesional hace especial hincapié en la ansiedad y en las acciones que se deben emprender para controlar la sintomatología que provoca este trastorno.

¿Cuáles son los aspectos más destacados de su libro Mi desarrollo emocional?

Se trata de un título que está enfocado en ofrecer herramientas prácticas a la población para que sepa qué hacer cuando experimenta sensaciones desagradables como la ansiedad, la ira, el enfado o el sentimiento de culpa. Además, en él detallo pautas que permiten identificar cada una de las emociones. Mi objetivo ha sido redactarlo de un modo muy práctico, por lo que contiene diferentes actividades destinadas a conseguir que las personas adquieran los recursos necesarios para saber hacer frente a estos sentimientos. La previsión es que salga a la venta en las próximas semanas.

¿Es habitual confundir las emociones?

Las personas suelen tener dificultades para identificar la causa de sus emociones, lo que favorece que se mantengan en situaciones que no les benefician. El hecho de no saber manejarlas puede provocar problemas de autoestima, ansiedad y depresión.

Los trastornos de ansiedad han aumentado de forma considerable desde la irrupción de la pandemia de coronavirus. ¿Por qué se caracterizan estos desórdenes?

Los trastornos de ansiedad se caracterizan por provocar un grado elevado de malestar a las personas afectadas, tanto a nivel fisiológico como a nivel cognitivo. Tan es así, que es frecuente que aparezcan pensamientos negativos intrusivos, que además llegan a ser muy repetitivos. Esto puede ir acompañado de una sensación de presión en el pecho, alteraciones en el sueño, malestar intestinal, dolor de cabeza, rigidez muscular, palpitaciones, cambios en el patrón de la alimentación o de una respiración agitada. Todo esto hace que los sujetos se sientan menos capacitados para realizar actividades que antes hacían con normalidad, lo que les lleva al aislamiento, a mostrarse más retraídos y a tener más ataques de pánico o de llanto descontrolado. Hay que tener en cuenta que para poder hablar de un trastorno de ansiedad, estos síntomas deben mantenerse durante al menos seis meses.

¿Cuándo suelen debutar?

No hay una edad establecida. De hecho, hay niños muy pequeños que pueden tener ansiedad social o ansiedad por separación. Lo cierto es que no hay un período concreto de la vida, pero sí momentos críticos en los que puede ser más probable que aparezca. Un ejemplo lo pone la adolescencia, por todos los cambios que se producen en esta etapa, el hecho de irse a vivir fuera o un cambio de trabajo.

«El hecho de no saber manejar las emociones puede provocar problemas de autoestima y depresión»

¿En qué se diferencian del estrés?

Hay un pequeño matiz muy importante que es el que marca la diferencia. Y es que el estrés es la reacción del organismo ante una situación que se interpreta como un peligro o una amenaza, mientras que la ansiedad es la manifestación de ese estrés. En realidad, no podemos vivir sin estrés porque es una reacción natural. Ahora bien, el problema acontece cuando es muy elevado y empieza a derivar en ansiedad.

¿Cuántos tipos de trastornos de ansiedad existen?

Los más comunes son los trastornos de fobia, la ansiedad social, el trastorno de pánico, la agorafobia, el trastorno de ansiedad generalizado, el trastorno de ansiedad inducido por sustancias, el trastorno obsesivo compulsivo, la ansiedad por rendimiento y el trastorno de estrés postraumático.

¿Qué síntomas se suelen experimentar en una crisis?

Los síntomas suelen ser muy variados, pero los más comunes consisten en un aumento del ritmo cardíaco y de la frecuencia respiratoria, mareos, dolor de cabeza, rigidez muscular, angustia y la sensación de estar paralizado.

¿Qué tratamiento requieren estos cuadros?

Cuando hablamos de un trastorno de ansiedad que ya suma mucho tiempo de recorrido, el tratamiento debe ser tanto farmacológico como psicológico. El primero depende de los profesionales de la Psiquiatría, mientras que el segundo, como su propio nombre indica, nos corresponde a los psicólogos. En nuestro caso, es muy importante tener muy claro cuál es la causa que provoca la ansiedad y qué es lo que ha llevado a desarrollarla para poder ofrecer las herramientas y los recursos adaptados a cada persona. De este modo, también será posible prevenir crisis futuras. Lo más habitual es aplicar la terapia cognitivo-conductual. 

¿Se trata de un trastorno crónico o se puede curar?

Se puede curar. Sin embargo, el tiempo que contempla la recuperación depende de las características del propio sujeto y del tiempo que ha transcurrido desde la manifestación del problema. Por eso, es muy importante solicitar ayuda profesional ante la aparición de los primeros síntomas. También es necesario saber que hay personas que tienen más predisposición que otras a ser más ansiosas, pero, si consiguen mantener el control, esto no impide que desarrollen su vida con normalidad.

¿Qué actividades se pueden llevar a cabo para reducir los efectos?

Aquí desempeñan un papel esencial las actividades de autocuidado. En este sentido, las personas no deben forzarse a exponerse a situaciones que les generen angustia, sino ir trabajando esto poco a poco. Por otro lado, la actividad física es necesaria y fundamental, pues esto hace que disminuyan los niveles de cortisol y aumenten los de serotonina. También hay que llevar a cabo una correcta higiene del sueño para regular el estado de ánimo, buscar grupos de apoyo, dar paseos por la naturaleza y quedar con amigos para evitar caer en el bucle cognitivo. A esto se suma el hecho de saber controlar la respiración, ya que constituye una herramienta básica que solo se aprende en las sesiones terapéuticas.

¿Cuáles son las principales señales que pueden alertar de la aparición del problema?

En el listado destacan los cambios en el humor y en el sueño, la aparición de miedos que antes no estaban tan presentes y la disminución del contacto social.

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