Los bancos de alimentos de Canarias rechazan la implantación de tarjetas monedero

A partir de 2024, la Unión Europea dejará de entregar comida en especie e implantará un nuevo sistema

La idea es dignificar a las personas beneficiarias

Voluntarios trabajando en una de las dos naves con las que cuenta el Banco de Alimentos de Las Palmas.

Voluntarios trabajando en una de las dos naves con las que cuenta el Banco de Alimentos de Las Palmas. / José Carlos Guerra

Los bancos de alimentos de Canarias rechazan la implantación de tarjetas monedero. Garbanzos, arroz, leche o aceite. Estos son algunos de los productos de primera necesidad que el Banco de Alimentos y Cruz Roja reparten entre las familias más vulnerables de Canarias gracias a la aportación económica del Fondo de ayuda Europea para los Más Desfavorecidos (Fead) y financiado este año en un 100% por el Fondo de Ayuda a la Recuperación para la Cohesión y los Territorios de Europa (REACT-UE). 

«Con los fondos europeos se hace un concurso público, a través del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a través del Fondo Español de Garantía Agraria (Fega). Se hace una cesta de la compra con productos secos básicos, de entre 12 y 14 artículos. En la subasta puede participar cualquier empresa europea. El precio que se consigue es mucho más bajo», explica Pedro Llorca, presidente del Banco de Alimentos de Las Palmas y de la Federación Española de Bancos de Alimentos.

Este sistema de subasta pública y de reparto de alimentos en especie tiene los días contados. La Unión Europea ha realizado una modificación de la normativa para poner en marcha el próximo año un sistema de tarjetas monedero que ponga fin a la entrega de alimentos en especie. El cambio cuenta con el apoyo de cinco de los 27 países miembros, entre ellos España. 

 «Es un problema a nivel nacional. Nosotros no somos partidarios de la tarjeta», explica Llorca. 

Estigmatización

Entre los razonamientos que da la Unión Europea para este cambio está evitar la estigmatización de las personas y familias que acuden a este recurso de apoyo social y evitar las denominadas colas del hambre. Además de facilitar el acceso a alimentos frescos, garantizar una mayor autonomía de decisión de los beneficiarios y potenciar la compra de productos en los comercios locales y de proximidad. «Aquí no hay colas del hambre. Nosotros contamos con un calendario consensuado con las entidades del tercer sector que tienen asignado un día y un horario concreto para venir a recoger los alimentos que les corresponden y necesitan las familias. Luego ellas se encargan de repartirlos, está todo auditado y medido por un sistema informático. Por eso no hay colas del hambre», matiza Llorca. 

El nuevo sistema busca potenciar la autonomía de los beneficiarios y aupar el consumo local

Desde el Banco de Alimentos de Tenerife apuntan a algunas mejoras que conllevaría este nuevo sistema, y que están dentro del argumento esgrimido por Europa para su puesta en marcha. «Muchas veces se atiende a la generalidad y muchas familias beneficiarias tienen situaciones particulares, como puede ser miembros celíacos, con diabetes o con alguna intolerancia alimentaria. Con la tarjeta pueden permitirse una selección de productos más ligada a sus necesidades», señala Míriam Cañada, responsable de administración del Banco de Alimentos de Santa Cruz de Tenerife.

En marcha

De hecho, Cruz Roja ya cuenta con un sistema de tarjetas monedero para ayudar a las familias y personas más vulnerables. Por ejemplo, durante la crisis volcánica de La Palma la entidad distribuyó estas tarjetas entre las familias afectadas por la erupción. Se pusieron en marcha 3.000. No todas fueron entregadas, aunque fue durante las primeras semanas de la crisis en La Palma cuando hubo más movimiento al respecto.

La entidad considera que las tarjetas monedero dignifican la ayuda. Recibir asistencia monetaria mediante «una tarjeta electrónica recargable y gastarla en el comercio que la persona beneficiaria quiera resulta mucho más digno que recibir un lote de una serie de productos determinados». Además trata a los usarios como parte activa en la respuesta y en su propia recuperación en lugar de como meros receptores pasivos. Dos de los razonamientos esgrimidos por la propia Unión Europea para poner en marcha este nuevo sistema. Pero no es la única en contar con este modelo. Cáritas Diocesana de Canarias también lo usa para apoyar a las familias más desfavorecidas de las Islas en un paso más hacia su dignificación y alejando la estigmatización del reparto de bolsas con comida. 

«Que una persona decida qué quiere comprar, con la oportunidad de elegir productos frescos y teniendo en cuenta sus necesidades particulares de salud, costumbres y cultura, y que pueda acudir a cualquier establecimiento como lo hace el resto de su vecindario, lo puede realizar con el tipo de ayuda económica que ofrecemos bien de manera directa o a través de tarjetas solidarias o monedero o con códigos QR con telefonía móvil», apunta María Martínez Rupérez, del equipo de Inclusión de Cáritas Española.

Entidades como Cruz Roja o Cáritas ya cuentan con un método de reparto de alimentos similar

Esto ha sido posible, gracias a una transformación en el que se han ido sumando, y cada vez son más, las empresas y personas colaboradoras, que con su contribución económica podemos sostener el pago de estas tarjetas.

«El derecho a tener acceso, de manera regular, permanente y libre, sea directamente, sea mediante compra por dinero, a una alimentación cuantitativa y cualitativa adecuada y suficiente, que corresponda a las tradiciones culturales de la población a la que pertenece el consumidor y garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de angustias, satisfactoria y digna», subraya.

Hasta la propia Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias las distribuye entre las familias más vulnerables. Este verano se han repartido 13.552 para la compra de alimentos de primera necesidad. La iniciativa se desarrolla por cuarto año con el objetivo de ayudar al alumnado de cuota cero con una cuantía de 120 euros al mes durante julio y agosto.

Eficiencia

Los gestores de los bancos de alimentos, en cambio alegan que suponen una utilización menos eficiente de los recursos, ya que con el mismo dinero se podrán adquirir menos productos a través de compras al menor en supermercados que con el sistema de compra unificado del ministerio, reducirá el número de beneficiarios y pondrá en riesgo el funcionamiento de los bancos de alimentos que no logren suficientes donaciones privadas y colaboración de voluntarios. «La idea es que el beneficiario vaya con ella al supermercado y lógicamente pagará el precio de venta público. Estamos hablando de un diferencial que puede ser entre un 15 o un 30%. Con una subida de la inflación como hemos visto la capacidad de adquirir alimentos se reducirá al contar con una cantidad fija», afirma Llorca. Ese es uno de los principales escollos que ven desde la federación esgrimen para mostrar su disconformidad con la medida.

Además señalan la incertidumbre que rodea a este nuevo sistema al carecer, de momento, de la información necesaria para saber cómo afectará al trabajo que desempeñan de forma altruista y la repercusión que tendrá en los beneficiarios. «Mantenemos reuniones periódicas con el Ministerio. Estamos trabajando casi con los ojos cerrados, en una nebulosa. Ahora con las elecciones crece esa incertidumbre de saber si se mantendrá la idea o no», añade. Otro de los puntos de fricción de esta nueva metodología es que la tarjeta se podrá recargar de forma digital. Algo que podría complicar la situación de las familias y personas más vulnerables que no cuentan con habilidades digitales o con conexión a Internet para poder llevar a cabo este trámite.

Pedro Llorca, presidente del Banco de Alimentos de Las Palmas y de la Federación Española de Bancos de Alimentos

Pedro Llorca, presidente del Banco de Alimentos de Las Palmas y de la Federación Española de Bancos de Alimentos

De hecho, el último informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en Canarias apunta que el 30% de los hogares canarios no cuentan con conexión a Internet ni ordenadores o tabletas. 

Desde la Federación Española de Bancos de Alimentos mantienen reuniones periódicas, tanto digitales como presenciales, con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para ir aclarar cómo se desarrollará la implantación del nuevo sistema de tarjetas monedero y los requisitos que exigirán para poder acogerse.

En qué consiste

Mientras llegan esos cambios, el Fondo de Ayuda Europea para las personas más Desfavorecidas  sigue desarrollándose, en dos fases en las que se distribuirá entre Cruz Roja y los Bancos de Alimentos a nivel nacional aproximadamente 50 millones de kilos de alimentos, por un valor estimado de 88.571.420 euros. Estos comprenden alimentos adquiridos en el mercado, su suministro a los centros de almacenamiento y distribución de las organizaciones asociadas de distribución, quienes los distribuyen entre las organizaciones asociadas de reparto autorizadas.  Las dos entidades entregan gratuitamente a las personas más desfavorecidas, a través de entidades del tercer sector, junto con medidas de acompañamiento, entendiendo por estas, un conjunto de actuaciones dirigidas a favorecer la inclusión social de las personas más desfavorecidas destinatarias de la ayuda alimentaria.

Primer reparto

La primera fase del reparto comenzó a finales del pasado mes de mayo. En el caso concreto de Canarias, Cruz Roja distribuye en este primer tramo 420.586 kilos de alimentos a 26.087 personas vulnerables. En la provincia de Las Palmas, se repartirán 214.464 kilos de alimentos que alcanzarán a 13.272 personas, de los cuales, 120.101 kilos se entregan a 8.213 personas de Gran Canaria; 85.805 a 4.374 personas vulnerables en Lanzarote; y 8.558 entre 685 personas en Fuerteventura. Mientras que en la de Santa Cruz de Tenerife se ha hecho entrega de 206.122 kilos de alimentos a 12.815 personas vulnerables, con la siguiente distribución: 158.691 kilos a 9.502 personas en Tenerife; 38.151 kilos a 2.743 personas en La Palma; en el Hierro 6.180 kg. a 344 personas; y 3.098 kg. a 226 personas en La Gomera.

En todo el territorio nacional está previsto la distribución de más de 15 millones de kilos de alimentos que alcanzarán a más 658.000 personas en la primera fase del programa. La segunda entrega de los alimentos previstos en el plan europeo será en septiembre.

Voluntarios descargando alimentos en la nave de Mercalaspalmas

Voluntarios descargando alimentos en la nave de Mercalaspalmas

El futuro de los bancos de alimentos también pasa por la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario que, entre otras medidas, buscar frenar el desecho de los excedentes del sector alimenticio para paliar la pobreza.

El texto regula, entre otras cuestiones, la donación a bancos de alimentos, estableciendo que solo podrán ser donados aquellos que estén dentro del periodo de consumo preferente, es decir, dentro del plazo en el que todas sus características están efectivamente vigentes. Las empresas deberán estipular el destino de los alimentos para evitar su desperdicio bajo la premisa de que la prioridad máxima será siempre el consumo humano a través de la donación o redistribución de alimentos.

De momento, los dos bancos de alimentos de las Islas están centrados en dar respuesta a los beneficiarios en lo que resta de año mientras llegan los anunciados cambios. De hecho, en cada provincia dan asistencia a una media de 20.000 personas. Unas ayudas que se nutren no solo del programa del fondo de ayudas europeas, sino que cuenta también con convenios de colaboración con entidades privadas, instituciones públicas y donantes privados. «No sabemos que va a pasar en 2024, esperemos que no haya muchos cambios y si los hay que sean positivos», sentencia Cañada.

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