Educación

El 81% de docentes son mujeres solo hasta Secundaria y cae al 26% en la universidad

El 82 % de las excedencias las solicitan ellas, y en el cuerpo de maestros de Infantil el porcentaje llega al 90 por ciento Pedir una baja de maternidad trunca la carrera investigadora de las mujeres, mientras que a penas afecta a los hombres

Una docente e investigadora de la Universitat de València, en una imagen de archivo.

Una docente e investigadora de la Universitat de València, en una imagen de archivo. / F.CALABUIG

Gonzalo Sánchez

Las mujeres son el 81% del cuerpo de maestros de Infantil, pero solo el 26% de las catedráticas con rango de funcionario. La proporción literalmente se invierte conforme se van escalando posiciones. La docencia es una tubería rota para las mujeres. Cada año entran muchas más féminas que hombres a la carrera, tanto universitaria como no universitaria, pero cuando se trata de escalar, no suelen llegar. Pasa desde la escuela hasta el campus, y los datos lo demuestran.

En la escuela pública el porcentaje de mujeres está creciendo desde hace décadas. El año pasado había 83.414 profesores en la enseñanza pública no universitaria, y el 81% eran mujeres. En el curso 95-96 había la mitad de docentes (41.235) y ellas representaban el 61 por ciento.

Hay tantas mujeres porque la carrera de magisterio es unas de las que está más feminizada de todas. El porcentaje de estudiantado femenino suele rondar el 80% o incluso más. Pero sucede algo cuando empezamos a mirar en puestos de responsabilidad.

En los centros de infantil y primaria (81% de maestras), el porcentaje de directoras es del 69%. En secundaria y bachillerato, donde la tasa de profesoras es del 71%, solo representan la mitad de los puestos directivos. En la Formación Profesional no llegan ni siquiera a la mitad.

En resumen, las mujeres son una amplia mayoría entre los trabajadores del sistema educativo, pero a la hora de la verdad, los puestos de dirección los regentan los hombres. Al menos, están sobrerrepresentados en cuanto a número.

La testosterona en los campus

En las universidades pasa más de lo mismo. Pongamos que hay cuatro grados: D, C, B y A. El primero incluye el personal ayudante e investigador predoctoral, generalmente precario y con contratos muy inestables. El C corresponde al primer puesto de doctor o contratos de formación, un poco menos precario.

El tercer escalón, ya muy difícil de alcanzar, es el de profesor titular o catedrático de escuela. El último, que es el que más rango, sueldo, y estabilidad tiene es el de funcionario catedrático de la universidad. Estos son los niveles, y los datos del Ministerio de Educación dicen que casi seis de cada diez personas matriculadas en carreras son mujeres.

Sin embargo, el informe Científicas en Cifras 2023, elaborado por el Ministerio de Educación dice que, a más rango, menos mujeres hay. Son la gran mayoría en el grado D, de investigador predoctoral, donde todos comienzan su carrera académica, pero después van cayendo al escalar puestos. En el cuarto escalón, funcionarios catedráticos, ellas solo son un 25,6% de todos los docentes.

Las universidades valencianas ya cuentan con algunas investigaciones que se están encargando de medir esta brecha de género y proponer medidas que ayuden a acabar con ella. Uno de estos proyectos es el grupo de investigación "Invisibles" formado por investigadoras de la UPV, la UV y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Las conclusiones de este grupo de investigadoras son varias. La primera es que la academia está llena de testosterona, que hace de tapón para la igualdad. La segunda es que la carrera científica penaliza a las mujeres que quieran ser madres, y una baja de maternidad puede truncar la carrera de una investigadora y no significar nada para un hombre.

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