El esfuerzo inútil de la UD Las Palmas

 Rozamos la melancolía si no nos dominase la resignación y el desánimo con el equipo. Ortega y Gasset dijo aquello de que el «esfuerzo inútil conduce a la melancolía», y da la impresión de que algunos jugadores de los que alinea García pimienta están melancólicos. Los datos son aplastantes después de las ocho derrotas consecutivas. No es necesario ahondar en la estadística, que ya se encargan los colegas de estas páginas. El sentimiento general es de desencanto. Chus Trujillo en la Radio Autonómica de Canarias describía ayer el juego de la UD frente al Mallorca con una comparación perfecta: «están persiguiendo sombras». Era la primera parte, pero es que en la segunda, pese a la mejoría, todo lo que se anotó fue un tiro a puerta contraria. En fin, también se echaba en falta en las ondas el pio-pío de la afición amarilla. Es evidente. El grito de aliento está unido al buen juego, sale de dentro cuando se encadenan pases y el equipo gana, a diferencia de los encuentros en que la desorientación resulta generalizada.

Otro filósofo, y no era Jorge Valdano en su vertiente futbolística, también aconsejó que «de lo que no podemos hablar, se debe callar». Mejor guardar silencio de lo que ocurre en el vestuario tanto con el míster como con los jóvenes futbolistas. Tras el éxito de la semifinal de la Champions, Ancelotti agradeció el rumbo al «capitán del barco, Florentino Pérez». Aquí el timón lo lleva Ramírez y algo prepara, pero como lo ignoramos, mejor guardar silencio.

Careo con Rocha

 Un final de despachos futboleros. Quien quiere hablar es Juan José Arencibia, presidente de la Federación de Fútbol de Las Palmas, que ha pedido un careo de urgencia, sin que asista Vicente Del Bosque, con Pedro Rocha, presidente de la Española encausado en una de las causas que se investigan a Luis Rubiales. Arencibia y otros ocho presidentes federativos territoriales no comulgan con las ruedas de molino políticas ni federativas y tratan de airear una Federación Española de Fútbol que apesta.

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