Cambio horario

Desde cuándo se cambia la hora en España

Este 29 de octubre es el día más largo del año, en lugar de 24 tiene 25 horas, porque a las 3:00 horas serán las 2:00 y en Canarias a las 2:00 será la 1:00, pues hay que atrasar una hora el reloj para adoptar el horario de invierno

Este domingo 29 de octubre toca atrasar una hora las agujas del reloj, por lo que a las 3:00 horas de la madrugada serán de nuevo las 2:00 horas, mientras que en Canarias a las 2:00 será la 1:00 con lo que se ganará una hora más de sueño. Tendremos pues el día más largo del año, con 25 horas en lugar de 24, porque de madrugada hay atrasar el reloj para adaptarnos al horario de invierno, una práctica que en España se lleva realizando desde 1974.

Este 29 de octubre también cambia la hora en toda la Unión Europea (UE). Toda Europa lleva cambiando la hora al unísono desde 1980 y, desde entonces, todos los años también se produce el debate sobre la idoneidad de tener un horario de verano y otro de invierno.

La opinión de los expertos sobre este asunto está dividida. Por un lado, se habla de los beneficios económicos que conlleva debido el ahorro energético, si bien hay quien sostiene que no hay tal beneficio. Por otro lado, están las repercusiones en los seres humanos, por la alteración que supone del ritmo de vida. Aquí existen tanto defensores como detractores. Los detractores argumenta, por ejemplo, que el cambio de hora incrementa la falta de motivación y el riesgo de insomnio.

Reloj en la estación de Renfe en Barcelona.

Reloj en la estación de Renfe en Barcelona. / Elisenda Pons

¿Qué ventajas tiene el horario de invierno?

La principal ventaja de retrasar una hora el reloj es que se aprovechan mejor las horas de luz natural. Esto, desde una perspectiva económica, implica que hace falta usar menos la luz eléctrica. Así, el medioambiente sería uno de los grandes beneficiados con este cambio. El ahorro económico en las casas y en los negocios reduce la contaminación que generamos al consumir energía. Cuanta menos energía eléctrica se utiliza, menos CO2 se emite. Es decir, se minimizan las emisiones de gases de efecto invernadero, que son las culpables de acelerar el cambio climático.

En cuanto a la salud, hay expertos que sostienen que, a pesar de que se producen alteraciones en nuestro organismo, cambiar la hora nos hará descansar más y mejor. Durante la temporada invernal, nuestro cuerpo recibe menos horas de luz y esto, aseguran, favorece una mayor segregación de melatonina, una hormona que ayuda a conciliar el sueño. En cambio, en primavera el aumento de la luz solar genera varios cambios como la producción de serotonina (hormona de la felicidad) y la recepción de Vitamina D, que ayuda a ser menos proclives a sufrir depresión.

Por otro lado, con el horario de invierno, estamos más cerca de la hora solar que nos corresponde, pues se acorta en una hora la diferencia con respecto a nuestro meridiano natural. Además, como anochece antes, la gente tiende a volver a casa más pronto y a descansar más.

El origen del cambio de hora

El origen del cambio horario se remonta a la Antigua Roma, cuando las clepsidras o reloj de agua de los romanos tenían diferentes escalas en función del mes del año que fuera. Así, en la latitud de Roma, la tercera hora tras el amanecer, la hora tertia, empezaba (usando el horario moderno) a las 09:02 y duraba 44 minutos en el solsticio de invierno, pero en el de verano comenzaba a las 06:58 y duraba 75 minutos, según relata el historiador Jérôme Carcopino. Efectivamente, en Roma, las horas no eran de 60 minutos, porque no usaban el sistema numérico sexagesimal de los sumerios, que es la base para dividir los días en horas, minutos y segundos.