Entrevista | Jorge Gil Tadeo Presidente de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar (FEATF)

Jorge Gil Tadeo: «Una realidad económica débil dinamita la estructura de una familia»

Aunque procede del barrio grancanario de Los Arenales, Jorge Gil (1966) lleva años instalado en San Cristóbal de La Laguna. Vinculado durante buena parte de su vida a acciones de perfil solidario en ONGs, este psicólogo y terapeuta acaba de ser elegido presidente de la Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar (FEATF). «Ha sido algo voluntario, es decir, que no me voy a quejar», reconoce.

Jorge Gil Tadeo

Jorge Gil Tadeo

¿Asumir la presidencia de la FEATF es como añadir otro «caldero al fuego» a su vida?

No me voy a quejar porque ha sido algo voluntario. Además, hace muchos años que decidí que iba a hacer lo que yo quería hacer, no lo que otros decidieran por mí.

Las cosas que son voluntarias duelen menos, ¿no?

Duelen menos, pero te atrapan de la misma manera que si fueran impuestas. La responsabilidad tiene un peso, pero aceptar este cargo no deja de tener un puntito vanidoso y de imagen asociado a la profesión que desempeño a diario. A pesar de ese pequeño grado de notoriedad, mi intención es que la capacidad de servir esté muy por encima de mi vanidad.

¿El reto no deja de ser una amplitud de miras con respecto a lo que hace casi todos los días?

Sí que lo es. Estar al frente de la asociación de psicoterapeutas más grande que existe en España es un buen encargo. En la actualidad hay dos colectivos, uno es la FEAP (Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas) y el otro es la FEATF (Federación Española de Asociaciones de Terapia Familiar), que es la que mayor número de socios tiene y la que más actividades genera. También la que mantiene un contacto más estrecho con las políticas que se diseñan en Europa.

Trabajar con el sufrimiento y el dolor de la sociedad es muy jodido, sobre todo, en lo público

Su actividad como voluntario es larga y diversa.

El voluntariado es algo que está en mi ADN antes de empezar a trabajar en Proyecto Hombre; cuando aún era estudiante fui militante de unas varias asociaciones juveniles. Después de acabar la universidad desarrollé una parte importante de mi carrera y, sobre todo, de mi aprendizaje en ONGs durante muchos años. Luego, por avatares de la vida, en el 2003, cuando era presidente de Proyecto Hombre en Canarias, decidí que le debía dar un cambio a una vida que era un poco caótica en materia laboral. Al nacer mi primera hija comprendí que no era el mejor ritmo para criarla y paré: abrí una consulta, que es algo que nunca llegué a imaginar, y aquí seguimos.

¿Esa capacidad de servir nunca lo puso a las puertas de convertirse en un político?

Sí, pero no dentro de la organización de un partido político. Yo creo la política se puede desarrollar de muchas formas, no sólo desde una posición de gobierno u oposición... Yo defiendo la importancia que tiene un partido político porque son espacios conformados por personas. Sé que todos tienen sus luces y sus sombras, pero no soy de los más críticos a la hora de juzgar su utilidad... Creo que es un error limitar el concepto de política a lo que estamos acostumbrados a ver todos los días a través de los medios de comunicación, entre otras cosas, porque la política tiene que ver mucho con las respuestas vecinales, el trabajo asociativo o la labor que desarrollan las ONGs. Hacer política es participar en la constitución de una ciudad mucho más sostenible y yo, por ejemplo, que vivo en La Laguna lo hago usando mayoritariamente la bicicleta para ir de un lugar a otro. Hacer política no sólo es estar afiliado a un partido, es involucrarte en cosas que ocurren a nivel regional, nacional e internacional, que es algo que sí me interesa.

¿En políticas sociales no estamos para tirar cohetes?

Las políticas sociales son bastante complejas. Hace unos días, cuando estuvimos un rato mirando cómo hacer estas fotos, me pilló ayudando a resolver un caso extremadamente complejo a unas compañeras de Asuntos Sociales porque, seguramente, necesitan contar con otros elementos, aunque sean externos, para tratar de llegar a la mejor solución posible... Eso también es hacer política. Los servicios sociales están desbordados. Escasean los medios y la respuesta profesionales no siempre son las más acertadas. No lo son porque hay especialistas muy buenos y otros expertos que yo no voy a calificar de malos, pero que están muy quemados. Trabajar con el sufrimiento y el dolor de la sociedad es muy jodido, sobre todo, en lo público. Si a eso le añadimos que te puedes encontrar con un técnico que lleva 30 años haciendo lo mismo, lo normal es que síndrome del quemado termine pasando factura.

Los jóvenes deben aprender a vivir la sexualidad sin miedo, las relaciones hay que tenerlas con orden

¿Hay que hacer autocrítica?

Siempre, yo no voy a ocultar que en los servicios sociales hay malos profesionales como también existen en todas las profesiones posibles. No veo una apuesta decidida por las políticas sociales, sino a una hermana pequeña con la que hay que cumplir cada cierto tiempo porque es uno más de la familia. Si a todo lo que ya le he dicho le sumamos lo dantesco que supone tener que frenar la avalancha humana migratoria, sobra decir que estamos ante una crisis social de enorme calado.

¿El drama migratorio es la gota que colma el vaso?

Sí que lo es porque Canarias está sobrepasada por el problema migratorio y lo peor de todo es que no hay respuestas. Estamos desbordados, sin coordinación y sin un proyecto de futuro a corto plazo... Hay acciones desesperadas, muchas de ellas apoyadas por el tercer sector, pero poco más. Es verdad que no podemos jugar a adivinos para ver cuándo y cuántos van a venir, pero ha llegado el momento de hacer una política migratoria en mayúsculas porque el mensaje de que «los migrantes nos vienen a quitar cosas» es falso y peligroso.

¿Usted no cree en ese discurso fácil?

Conozco bien África porque he viajado mucho allí y no tengo ni la menor duda de que los que intentan la aventura europea son los mejores, los más preparados, los que quieren participar en la construcción de una Europa más potente y trabajadora. Por eso los discursos con ciertos tintes racistas me enfadan mucho. ¡Son injustos!

Para ir centrando la entrevista en cometidos que están más próximos a su actividad profesional, ¿por qué Canarias lidera una vez y otra también los índices de divorcios a nivel nacional?

Yo no creo en las respuestas simples, sí en las más complejas. Canarias tiene una alta tasa de divorcios porque el número de relaciones es muy elevado. Cuando hablo de relaciones incluyo a los matrimonios, parejas de hecho o rejuntamientos. Eso indica que somos una sociedad mucho más abierta y algo más promiscua que al resto del estado español. Para lo bueno y para lo malo, eso lo condiciona absolutamente todo y, además, debemos añadir el componente de la pobreza. Una realidad económica débil dinamita la estructura de una familia que ya no puede sustentar tanto sufrimiento y eso termina separando a sus componentes. Aunque parezca que es algo ya muy manido, este problema no se arregla sin acudir a la raíz del mismo...

¿Y dónde están esas raíces?

En las escuelas. Los jóvenes deben aprender a vivir la sexualidad sin miedos y, sobre todo, comprender que las relaciones sexuales son magníficas, pero hay que tenerlas con cabeza y cierto orden... Construir una nueva relación como huida de la situación familiar que estás viviendo es un error que se repite y nos condena al fracaso. Salir de casa de tus padres porque tienes un conflicto gordo con ellos no es la solución, es decir, si lo que queremos es edificar algo distinto tenemos que tirar de materiales positivos que ayuden a consolidar unos cimientos.

¿La familia está en crisis?

No, no está en crisis. Al revés, yo creo que la idea de familia se ha enriquecido. Puedo compartir con usted la idea de que el modelo clásico e histórico que teníamos de la familia no es el que ahora conocemos, pero eso no significa que estemos atravesando una mala racha. No nos equivoquemos, los esquemas más viejos de familia no vienen a cuestionar éste, llegan para ampliar la visión actual de una familia. ¿Cómo puede estar en crisis un modelo que una y otra vez recurre al núcleo familiar cuando aparece un revés? Esos momentos de dolor o debilidad los queremos pasar con la gente que más cerca tenemos y, normalmente, son personas que se encuentran en nuestro organigrama familiar.

¿El dolor es mucho más «fácil» de digerir dentro de un núcleo familiar?

El otro día dije en una entrevista, creo que medio en broma, que nosotros hemos llegado hasta aquí a partir de una cultura judeocristiana, más allá de que podamos sentirnos creyentes o no, en la que una mujer se queda embarazada de no se sabe quién, puede ser del espíritu santo, pero que aún así un hombre decide amarla y estar con ella... Eso también existe en el modelo de la familia clásica española, ¿no? Esto no quiere decir que, por desgracia, haya casos en los que el concepto de familia ha saltado por los aires antes incluso de que esta se pudiera conformar.

Canarias está sobrepasada por el problema migratorio y lo peor de todo es que no hay respuestas

¿Es un espacio seguro?

¿La familia?

Sí, la familia...

Por lo general sí, aunque no puedo negar que hay días en los que me toca trabajar en medio de una situación amenazante. Por eso cada vez que nos sentimos en peligro recurrimos a las mismas personas.

Antes habló de la «fragilidad» económica como clave en la ruptura de una relación.

Es uno de los condicionantes, si no el mayor, a la hora de plantearse una ruptura. Muchas veces desde la psicopatología señalamos a una persona a partir de una depresión, un trastorno compulsivo o una crisis de ansiedad, pero en realidad la respuesta es otra. Yo le suelo decir a mis pacientes: «Tú no tienes una depresión, a ti lo que te han hecho es una putada porque te echaron del trabajo y ya no eres el eje económico fundamental de la familia». Recuerdo el caso de una mujer muy trabajadora que perdió el empleo y ella decidió meterse en la cama. La economía puede someternos a un gran castigo y por eso no podemos desligar la psicología clínica de la psicología social. Todo es un conjunto que tiene que funcionar como una máquina. Si hay fisuras los problemas empiezan a aparecer y las cosas se complican.

¿Cómo afectan los nuevos modelos familiares?

Lo de estar dentro de un espacio seguro en el que podamos aprender unos valores es compatible con todos los modelos familiares. Además de esa parte común, hay unas especificidades que vienen dadas por las personas que integran una unidad familiar. No es lo mismo un modelo monomarental o monoparental que otra que está compuesta por dos padres. Los niños siempre hacen preguntas y al final querrán descifrar unos enigmas que hay que saber responder. Por eso es importante que los padres se preparen para el día en el que su hijo/a mantenga una conversación con ellos sobre fecundación in vitro. La sensación de agotamiento de una persona que no se siente acompañada en las tareas del hogar es más dolorosa y peligrosa que cualquier modelo porque ahí afloran situaciones que no son fáciles de controlar [«Lo de me dan ganas de no sé qué hacerle es bastante real»]. Eso condiciona la evolución de una familia, a veces, mucho más que los afectos, la educación, los valores, la seguridad que se dan por hecho aunque en ocasiones no estén todo lo desarrollado que deberían... Armar una familia es una misión tan compleja que un fallo en una pieza puede destrozarlo todo.

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