Un total de 106 niños con diabetes tipo 1 cuentan con la bomba de insulina en el Materno

Este dispositivo reemplaza a las inyecciones tradicionales

En Canarias hay 964 pacientes menores de 18 años diagnosticados de esta enfermedad

Una niña muestra su bomba de insulina.

Una niña muestra su bomba de insulina. / J. Pérez Curbelo

Un total de 106 niños con diabetes tipo 1 se benefician de la bomba de insulina en el Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias. Se trata de un dispositivo que reemplaza a las inyecciones tradicionales, pues libera esta hormona de forma continuada a través de una cánula, lo que mejora de forma notable la calidad de vida de los afectados. «Hoy en día están aprobados tres modelos para la población pediátrica. Cada bomba tiene diferentes algoritmos de control, que se conectan con un sensor que monitoriza los niveles de glucosa. Para que pueda funcionar correctamente, debe estar programada en función de las necesidades y las características de cada usuario», explica la doctora Sara López, especialista en Endocrinología Pediátrica en el Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias.

Hay que tener en cuenta que el aparato no actúa como un páncreas artificial, por lo que es imprescindible suministrarle toda la información relacionada con la ingesta de alimentos. Básicamente se compone de una pantalla, unos botones, una batería y un reservorio de insulina de acción rápida. «Desde la propia bomba se hacen todos los ajustes. Si detecta que el paciente va a sufrir una hipoglucemia es capaz de pararse antes de que esto ocurra, al igual que puede administrar más cantidad de insulina si se va a producir una hiperglucemia», detalla la facultativa. 

Lo recomendable es que la cánula esté colocada en el abdomen o en la parte superior del glúteo, pero también puede insertarse en la parte exterior del muslo, por encima de la cintura o en el brazo. «Como hay que cambiar el sistema de infusión cada tres días –solo hay un modelo que permite el cambio cada siete–, es recomendable rotar el punto de inserción», anota la endocrina. 

Ahora bien, ¿qué requisitos deben reunir los pacientes pediátricos para poder acceder a este dispositivo? De acuerdo con las guías, todos los niños afectados por la diabetes mellitus tipo 1 son candidatos potenciales. Sin embargo, los médicos deben valorar los perfiles que requieren un acceso prioritario. De hecho, según las últimas recomendaciones de la Sociedad Internacional de Diabetes del Niño y el Adolescente – Ispad, por sus siglas en inglés– estos sistemas deben ser el modo de infusión de insulina de primera elección en niños menores de 7 años, ya que es la franja etaria en la que suelen producirse más variaciones de los niveles. «A pesar de esto, hay que analizar la educación diabetológica de cada familia y las posibilidades que tienen de hacer un buen uso del sistema», señala la profesional del Materno.

El personal de enfermería imparte un curso para enseñar su funcionamiento

Con el fin de enseñarles el funcionamiento del dispositivo a los padres o tutores de los menores, es necesario que asistan a un curso de formación que corre a cargo del personal de enfermería. La tarea formativa suele prolongarse una semana, y es recomendable que los niños de 8 años en adelante estén presentes. «En realidad, todo depende de la madurez de cada menor. El objetivo es que tanto los usuarios como las personas responsables de sus cuidados sepan manejar el aparato, aportar toda la información que necesita y detectar cualquier anomalía», remarca la doctora López.

La diabetes tipo 1 es una patología que provoca la destrucción de las células beta del páncreas, lo que impide al órgano fabricar insulina, o bien, producir la cantidad necesaria. La diabetes tipo 2, en cambio, además de estar vinculada al sobrepeso y a la obesidad, se caracteriza por provocar una resistencia a esta hormona, por lo que el cuerpo es incapaz de utilizar la que produce. Atendiendo a los últimos datos que maneja la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, en el Archipiélago hay 964 pacientes menores de 18 años diagnosticados de diabetes mellitus tipo 1 y 58 de diabetes tipo 2.

«Estamos observando un debut más temprano en todas las enfermedades autoinmunes. En el caso de la diabetes tipo 1, por ejemplo, hemos diagnosticado 26 casos en el transcurso del año, de los cuales siete corresponden a niños de hasta dos años y nueve a menores de cinco», informa la sanitaria.

Cabe recordar que Canarias es la región con la incidencia de la diabetes tipo 1 más alta de España. La situación ha llevado a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) a realizar un estudio que sugiere que un factor genético desconocido que confiere menos protección a la hora de desarrollar la enfermedad podría ser la explicación que está detrás de la alta tasa de afectados que concentra el Archipiélago. La investigación cuenta con la colaboración de profesionales del Complejo Hospitalario Universitario Insular- Materno Infantil. «Todavía no hay publicaciones, pero se sabe que hay unos alelos que pueden hacer a las personas más vulnerables. La investigación está analizando si existen diferentes haplotipos HLA de riesgo en nuestra población», apunta la doctora Sara López.

Las 4P que crean sospecha

La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica y autoinmune que puede debutar a cualquier edad. «Las señales de alerta que llevan a sospechar que una persona la padece se denominan síntomas cardinales de diabetes y se conocen como las 4P: pérdida de peso, poliuria, polidipsia –aumento anormal de la sed– y polifagia –incremento excesivo de la necesidad de comer–», informa la doctora Sara López, especialista en Endocrinología Pediátrica en el Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias. Hay que señalar que aunque la predisposición a desarrollarla es hereditaria, la patología no siempre tiene un origen genético. | Y.M. 

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