Este es el alimento que debes comer para reducir el riesgo de hipertensión

Una enfermedad que aumenta con la edad, al igual que sus consecuencias en la salud

Los beneficios se duplican cuando se cocina con aceite de oliva

La hipertensión sólo se presenta a través de los resultados del tensiómetro.

La hipertensión sólo se presenta a través de los resultados del tensiómetro. / Freepik

María Jesús Hernández

María Jesús Hernández

Consumir entre uno y dos tomates al día reduce en un 35% el riesgo de hipertensión, una enfermedad que aumenta con la edad, al igual que sus consecuencias en la salud, y que en Canarias afecta a una de cada cuatro personas adultas y a una de cada dos mayores de 65 años. Así lo señala el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Lluis Serra Majem, uno de los autores del estudio nacional que ha evaluado durante tres años a una población de más de 7.000 personas -el 82,5% diagnosticados como hipertensos-, analizando si el consumo de tomate está asociado con la presión arterial sistólica y diastólica. Esta iniciativa se enmarca dentro de proyecto Predimed -Prevención con Dieta Mediterránea-, uno de los ensayos clínicos más importantes de España en el campo de la nutrición.

«La hipertensión es uno de los principales problemas de salud pública a nivel global, es el principal factor de riesgo de muerte, por encima de la obesidad y del colesterol, así como de otras enfermedades. De ahí la importancia de este estudio donde se analiza durante tres años en un número significativo de población adulta de toda España, incluida Canarias, la relación entre la enfermedad y el consumo de tomate», apunta el investigador de la ULPGC.

Plantación de tomates.

Plantación de tomates. / LP/DLP

Cuatro grupos

El estudio poblacional se dividió en cuatro grupos, diferenciados por la cantidad de tomate que se consumía al día: hasta 40 gramos -menos de la mitad de un tomate al día-; un consumo intermedio que sería entre 40 y 80 gramos; un consumo medio alto, entre 80 a 110 gramos; y alto, más de 110 gramos al día que equivale a dos tomates diarios, de tamaño normal. «Comprobamos que las personas que consumen por encima de 110 gramos diarios de tomates son las que más se benefician de una reducción de la hipertensión arterial, es decir, que el riesgo de sufrir hipertensión arterial entre los que consumen más de un tomate al día se reduce en un 35%», indicó Serra Majem.

Con este estudio, a juicio del profesor Serra, se aportan nuevas evidencias del beneficio del tomate sobre la salud, pues además previene algunos tipos de tumores y cáncer como el de próstata, o enfermedades cardiovasculares y trastornos oxidativos. «Una intervención solamente dietética con el tomate y hemos visto que tiene un potente efecto preventivo. Si al tomate le añadimos aceite de oliva, el resultado es que sólo con dos alimentos tenemos un potencial de salud importantísimo», y añadió la ventaja que tiene Canarias al ser un territorio productor de tomate, con más de 7.000 hectáreas de terreno dedicadas a este cultivo.

Las razones que explican la reducción del riesgo de hipertensión con el consumo de tomates son, según avanza el investigador, la composición de esta hortaliza, rica en carotenoides y de compuestos fenólicos.

Investigadores de la ULPGC constatan que los beneficios de la hortaliza se duplican cuando se cocina con aceite de oliva

De los carotenoides, el más abundante es el licopeno, que tiene una notoria capacidad antioxidante, superior, por ejemplo, a la vitamina E, siendo esta fruta la fuente del 90% del licopeno. En este sentido, el grupo de Nutrición del Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y sanitarias (IUIBS) de la ULPGC, que dirige Lluis Serra, realizó hace unos 15 años un estudio en el que se demostró que las personas que tomaban tomate crudo absorbían en torno al 30 o 35% de licopeno, pero cuando a este tomate se añadía aceite de oliva, la absorción mejoraba y pasaba cerca del 60%; pero cuando además de añadir aceite de oliva, se calentaba, es decir, se cocinaba como sofrito o salsa de tomate, el licopeno se absorbía en un 80% aproximadamente. «Comprobamos que la absorción de licopeno se duplicaba de tomarlo en crudo a tomarlo cocinado con aceite de oliva, pasaba de un 35 o 40% a un 80%. Con lo cual, el mensaje es que el tomate es interesante, no sólo en crudo, que también, pero sobre todo formando parte de nuestras recetas gastronómicas como la salsa de tomate, sofrito, gazpacho...

En Canarias, la hipertensión afecta a una de cada cuatro personas adultas y a una de cada dos mayores de 65 años

Además de los carotenoides, los investigadores del IUIBS también descubrieron algunos compuestos fenólicos como la naringenina, el ácido cafeico, el cumárico, el ferúlico y el protocatecuico, «ácidos que tienen también un efecto antioxidante y que junto al licopeno serían los responsables de esta disminución de la tensión arterial, además de otros beneficios como la reducción del riesgo de cáncer de próstata».

En este sentido, el investigador de la ULPGC puntualizó la importancia de consumir entre uno y dos tomates al día, y no optar por suplementos. «Nunca podemos pensar que tomando suplementos de licopeno, por ejemplo, vamos a tener este efecto beneficioso para la salud. Además del licopeno hay otros polifenoles, que tienen un efecto antiinflamatorio, antioxidante y anticancerígeno importante, en su forma actual que es el tomate, luego, si aumentamos la dosis, ya no sabemos lo que puede pasar. La recomendación es uno o dos tomates al día, en nuestra alimentación», concluyó Lluis Serra Majem. 

Predimed, manantial científico

Predimed (Prevención con Dieta Mediterránea) es un ensayo clínico nutricional, multicéntrico y aleatorizado para la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares en el que han participado 7.447 hombres y mujeres con un alto riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Este estudio ha sido y sigue siendo fuente de importantes estudios que demuestran la efectividad de la dieta mediterránea en la prevención de la ECV (infarto de miocardio, accidente vascular cerebral y mortalidad cardiovascular); además disminuir la incidencia de otras enfermedades, como la diabetes tipo 2 y algunas de sus complicaciones (síndrome metabólico, enfermedad arterial periférica, fibrilación auricular, hipertensión arterial, deterioro cognitivo y cáncer de mama); y también contribuye a una menor prevalencia de depresión. | M. J. H.