Trucos de limpieza

El truco del limón que deja tu vitrocerámica como nueva en segundos

Aunque existen productos químicos para limpiar a la perfección la vitro, existen trucos caseros muy eficaces

Imagen de archivo

Imagen de archivo / Pixabay

Limpiar tu vitrocerámica puede llegar a ser algo tedioso, sobre todo después de grandes comidas en las que has tenido que utilizar casi todos los fuegos. Aunque hay productos químicos de limpieza que consiguen un resultado genial, también existen trucos caseros para dejarla completamente limpia en apenas segundos.

El limón, reconocido por sus innumerables beneficios para la salud, demuestra una vez más su versatilidad al ofrecer una solución efectiva y económica para la limpieza de la vitrocerámica. Usando este simple truco casero, podrás deshacerte de las manchas y arañazos difíciles de eliminar, dejando tu cocina impecable y reluciente.

Este método requiere solo unos pocos ingredientes que probablemente ya tengas en casa. Primero, espolvorea bicarbonato de sodio sobre la superficie de la vitrocerámica. Luego, añade una gota de jabón lavaplatos para potenciar el efecto limpiador. Pero aquí es donde entra en juego el verdadero héroe: el limón.

Los productores de limones se enfrentan a un mercado saturado.

Los productores de limones se enfrentan a un mercado saturado. / AXEL ÁLVAREZ

Con la energía y la firmeza adecuadas, frota la superficie con medio limón, aprovechando su poder cítrico y desengrasante. El resultado te sorprenderá: las manchas quemadas y pegadas desaparecerán ante tus ojos, dejando la vitrocerámica más brillante que nunca. Para terminar, aclara con una bayeta de microfibra y admira el resultado instantáneo. Tu cocina lucirá como nueva, sin necesidad de productos costosos ni complicados procedimientos.

Así que la próxima vez que enfrentes el desafío de limpiar tu vitrocerámica, recuerda este truco casero con limón. No solo estarás aprovechando al máximo las propiedades de esta increíble fruta, sino también cuidando tu bolsillo y el medio ambiente con una alternativa sostenible y efectiva.

Otro truco

Si no te convence el truco narrado, te proponemos otro también muy curioso y efectivo. Para comenzar, extiende vinagre blanco sobre la superficie de la vitrocerámica utilizando una bayeta. Con ayuda de una rasqueta, retira los restos de suciedad más resistentes. Luego, pasa nuevamente la bayeta con vinagre y seca la superficie con papel de cocina.

El siguiente paso implica utilizar pasta de dientes para combatir la suciedad persistente. Coloca un poco de pasta de dientes a la altura de cada fuente de calor y extiéndela con la bayeta utilizando movimientos circulares. Posteriormente, vuelve a pasar la rasqueta y utiliza los restos de pasta de dientes para frotar nuevamente con movimientos circulares.

Una vez que la pasta de dientes haya cumplido su función, humedece una bayeta con agua y retira los restos sobrantes. Para acabar, prepara una solución de alcohol de limpieza diluido en agua (puedes hacerlo con un pulverizador) y aplícalo sobre la vitrocerámica. Finaliza secando bien la superficie con papel de cocina.