La opinión del experto

Sueño y recuerdos

Lo más probable es que los sueños ayuden a fijar en la memoria los acontecimientos recientes

Sueño y recuerdos

Sueño y recuerdos / Freepik

Martín Caicoya

Martín Caicoya

En un momento de esas larguísimas conversaciones que mantuvieron Oliver Sacks, Stephen J Gould, Daniel Dennet, Freeman Dyson, Rupert Sheldrake y Stephen Toulmin tratan el sueño. No recuerdo quién (se pueden ver los videos A glorius accident) se pregunta por qué dormimos. Entonces Dennet sale de su abstracción y dice, (cito de memoria) lo raro es que estemos despiertos tanto tiempo cuando ya tenemos las necesidades vitales cubiertas.

El sueño es un periodo mágico porque ahí ocurre lo inexplicable. En la Ilíada los dioses se introducen en el sueño para ordenar al durmiente lo que debe hacer. Agamenón, instigado por Zeus, condujo sus tropas a lo que el gran dios esperaba fuera su derrota. Hay un misterio en los sueños. Ismaíl Kadaré, gran escritor albanés, premio Príncipe de Asturias de las Letras 2009, imagina la casa de los sueños donde se recogen ordenadamente todos los que los ciudadanos sueñan. Lo describe como nos imaginamos esos grandes palacios comunistas con puertas, corredores, archivos, eso lugares donde se desarrollan nuestras pesadillas. Para qué sirven los sueños, si sirven para algo, es una cuestión muy debatida. Lo más probable es que ayuden a fijar en la memoria los acontecimientos recientes, quizá también los seleccione, pero no sé cómo. Lo que no me parece creíble es que sea un espacio donde aquello que no queremos o no nos atrevemos a realizar se verifique, una especie de válvula de escape para la represión.

Dormir es necesario. No solo para descansar, eso se podría conseguir con un relajamiento completo. Durante el sueño hay cambios en el funcionamiento del cerebro que tienen significado fisiológico, aunque no los conozcamos bien. Basta impedir que una persona se sumerja en el sueño que denominamos REM, por las siglas en inglés «movimientos oculares rápidos» para que, poco a poco, se deteriore hasta la muerte. Da igual que se le permita dormir en las fases no REM. Durante ellas la relajación es absoluta y se produce una depresión profunda de la actividad cerebral: es cuando más se descansa. Parece que también ocurren sueños, muy esquemáticos, como en el fondo del mar. Lo más notable es la respiración tranquila y pausada, como una breve hibernación. Sin embargo, en el periodo REM se activa el cerebro, hay contracciones musculares y, ya se dijo, los ojos se mueven como mirando a todas partes, quizá siguiendo las imágenes que se presentan en su mente. Es un estado más próximo a la alerta, incluso la conciencia, planea sobre el sueño.

Dormir es una de las funciones vitales más esquivas. No sé si otros animales tienen problemas de sueño cuando nada les impide dormir. Nosotros, sí. A los bebés, a muchos bebés, les cuesta dormir a pesar de estar bien alimentados, no tener dolores, ni frío, ni ruidos, ni luz…

En general, si las circunstancias son favorables, uno satisface sus necesidades vitales sin problemas: si hay comida y hambre, uno come. Su digestión puede no ser perfecta, pero come cuando quiere y puede. Quizá el sexo, otra función vital básica para la especie, pueda tener matices. Pero no como el sueño.

La prevalencia de insomnio varía según la fuente, la definición, el país, el entorno, la edad, el sexo, el estado socio-económico. En general, hay más insomnes entre las mujeres, en las ciudades, en los países desarrollados y, sobre todo, crece con la edad. Se puede decir que entre los mayores de 65 años hasta el 50% tiene problemas de sueño, la mitad diariamente.

No dormir, además de la tortura que supone pasar la noche en vela, tiene consecuencias para la salud. Comparadas con pacientes con insuficiencia cardiaca, las personas con insomnio tienen más dolor y trastorno emocionales, y comparadas con pacientes con depresión, tienen más problemas físicos. El insomnio es una causa de pobre salud mental que a su vez dificulta el sueño. También incrementa el apetito. Esa inclinación a comer más puede llevar a la obesidad que en sí misma puede alterar la calidad del sueño, por ejemplo, con apneas.

Recuerdo a un conductor que en la consulta me dijo que había tenido un accidente y no se explicaba cómo. Hacía poco que se había descrito el síndrome de apnea del sueño. Su aspecto físico coincidía y pude hacerle una somnografía. Se confirmó. Con el tratamiento se restableció su salud. Los accidentes son otra causa de pérdida de salud por la escasa o mala calidad del sueño.

Me preocupa la dificultad que tienen las personas que no duermen lo suficiente para fijar los recuerdos del día, la memoria reciente, esa que se adelgaza con los años. Es como una maldición: a edades avanzadas se duerme peor, por tanto, la función de fijar los acontecimientos del día no se cumple. Además, el cerebro tiene menos capacidad de almacenar recuerdos; ¿cuánto de ese inquietante deterioro cognitivo se debe a las largas noches en vela?

Dormir bien es una bendición. Lo raro es que no todos estemos equipados de nacimiento para hacerlo.

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