Canarias recibirá la próxima semana 23.500 vacunas contra el herpes zóster

Con las existencias actuales, los centros sanitarios priorizan el acceso a la profilaxis a las personas que sufren inmunosupresión por ser las más vulnerables 

Un cuadro de herpes zóster.

Un cuadro de herpes zóster. / Agencias

Canarias prevé recibir a lo largo de la próxima semana 23.500 nuevas dosis de la vacuna contra el herpes zóster, una afección que deriva de la varicela y que puede provocar serias complicaciones a ciertos grupos poblacionales. «La comunidad está pendiente de recibir la mercancía y ahora mismo se está priorizando en los centros la vacunación de las personas más vulnerables», explica el jefe de la sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud (SCS), Amós García Rojas. «No existe un desabastecimiento, pero estamos destinando las existencias a los perfiles que tienen más riesgo de sufrir casos graves», aclara el experto. 

En el país existen dos vacunas autorizadas para prevenir la aparición de esta infección vírica: una producida por técnicas de recombinación de ADN compuesta por una glicoproteína y otra atenuada que actualmente no se administra. Pero, ¿quiénes pueden acceder a la profilaxis? Según los criterios establecidos desde el pasado julio por la Consejería de Sanidad del Ejecutivo autonómico, las personas de 65 y 80 años, los pacientes inmunodeprimidos y la población mayor de edad que ha sufrido al menos dos episodios de la enfermedad a lo largo de su vida. «Son necesarias dos dosis, si bien la segunda se puede administrar hasta seis meses después de haber recibido la primera. La vacuna es excelente y es capaz de crear inmunidad», manifiesta el doctor Amós García. 

Tal y como recoge el portal web del Ministerio de Sanidad, en los estudios de seguimiento de los participantes en los ensayos clínicos, «la eficacia de la vacuna ha superado el 73% a los diez años de la vacunación en los pacientes de 50 o más años». Además, ha mantenido su utilidad en las personas con inmunosupresión.

La enfermedad está producida por el virus varicela-zóster y puede aparecer en cualquier momento

De acuerdo con la misma fuente, la profilaxis tiene un buen perfil de seguridad y suele ser bien tolerada tanto por las personas sanas como por aquellas que padecen inmunosupresión.

Entre las reacciones adversas más frecuentes figuran la aparición de dolor, enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la inyección, dolores musculares y de cabeza, fiebre, escalofríos y síntomas gastrointestinales que se resuelven en unos días. 

«Poco antes de finalizar 2023, se llevó a cabo una campaña de vacunación de barrido que se prolongó cuatro meses y tuvo mucho éxito. Gracias a esta iniciativa, pudimos captar a muchas personas de más de 65 años y a otros grupos», informa el facultativo. 

El herpes zóster, también conocido como 'culebrilla', es una enfermedad producida por el virus varicela-zóster, el mismo patógeno que causa esta patología en la infancia. Tras el padecimiento, que de forma general cursa sin complicaciones, el microorganismo se queda alojado en las raíces nerviosas, por lo que puede reactivarse meses o años después y causar lo que se denomina herpes zóster. «Normalmente, no reviste gravedad salvo en las personas inmunodeprimidas, que son las principales candidatas a recibir la vacuna», recalca el responsable de la citada sección. 

Ahora bien, la clínica que provoca es muy dolorosa y hay pacientes que llegan a sufrir, incluso, una neuralgia posherpética –un dolor agudo que afecta a las fibras nerviosas aunque el herpes ya haya remitido–.

La patología se puede manejar con antivirales y se manifiesta con un dolor ardiente que va de la mano de la aparición de pequeñas manchas rojas en la piel que más tarde se convierten en vesículas. Aunque es habitual que aparezca en el tronco, también puede afectar a la cabeza, la ingle o la cara. Hay que señalar que la dolencia no se adquiere por estar en contacto con una persona afectada. No obstante, las ampollas contienen el virus varicela- zóster y son infecciosas. «No se transmite por vía área y no es sencillo que pase de una persona a otra», asevera Amós García. 

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