Anastasio O. R., de 44 años, es el último motorista que fallece en una carretera secundaria de Gran Canaria. Su fallecimiento es el sexto en la lista de motoristas muertos en lo que va de año en la Isla.

En esta ocasión, Anastasio O.R. sufrió una caída de camino a su casa, en Las Vegas, poco antes de las 10.30 horas del pasado sábad, golpeándose la cabeza contra una señal de tráfico en la GC-41 de Valsequillo. El personal sanitario que acudió la lugar solo puedo confirmar su fallecimiento. Ahora falta conocer las conclusiones de la investigación que se está desarrollando en estos momentos para saber si cumplía con los límites de velocidad, ya que la vía estaba en buenas condiciones.

La muerte de este piloto, que tenía dos hijos, se suma a otros tres accidentes muy graves acaecidos en este comienzo de año, que ya ha dejado seis muertos en un primer trimestre de un año muy trágico para este colectivo.

El primero sucedió el pasado 3 de enero. El punto negro fue la GC-100 entre Agüimes e Ingenio. La víctima de este siniestro fue un guardia civil del Puesto Principal de Agüimes, que perdió la vida al chocar con su moto contra un coche cuando circulaban por la avenida La Longuera. La gravedad de las heridas provocó que muriera en el lugar, prácticamente en el acto, y que el personal de la ambulancia del Servicio de Urgencias Canario (SUC) sólo pudiera confirmar su fallecimiento.

La segunda tragedia que conmocionó a la Isla por la magnitud del incidente ocurrió el pasado 27 de enero. Fue la fatídica colisión frontal en la vía entre Veneguera (Mogán) y La Aldea, que dejó cuatro víctimas. Entre ellas una pareja, un padre y su hijo menor de edad. Los tres adultos murieron al instante, mientras el joven de 12 años, que viajaba de 'paquete' con su padre, lo haría días después. La vía es muy frecuentada por motoristas los fines de semana. La noticia tuvo gran repercusión mediática ya que todos ellos pertenecían a grupos de moteros.

El 17 de marzo tres motoristas también sufrieron lesiones graves, sobre todo uno de ellos, al chocar o esquivar un coche de alquiler con turistas que, supuestamente, se saltó una señal de stop en la zona de Arteara, en San Bartolomé de Tirajana. La mala visibilidad del que tenía el turismo al incorporarse a la nueva vía, se baraja como una de las causas, aunque también se valora la velocidad a la que circulaban los conductores de los vehículos de dos ruedas.