Investigación en marcha

Las 11 horas de las dos jóvenes de Barcelona como rehenes del asesino de Canovelles

Roger L.S., ya en prisión preventiva por matar a un instructor este sábado, quiso atracar un supermercado y una gasolinera durante el trayecto a Murcia

Pasa a disposición judicial en Murcia el detenido por asesinar a un instructor de tiro en Canovelles.

Pasa a disposición judicial en Murcia el detenido por asesinar a un instructor de tiro en Canovelles. / EUROPA PRESS

Guillem Sánchez

A las 21.00 horas del sábado, las dos jóvenes veinteañeras se encontraban lavando el coche de una de ellas en el Autolimper ubicado junto a la Ronda de Dalt de Barcelona. Roger L.S., un exmilitar de 20 años que estaba huyendo de los Mossos d'Esquadra tras haber matado a un instructor de un club de tiro de Canovelles (Vallès Oriental), las abordó por sorpresa, a punta de pistola. Se metió en el vehículo y les ordenó que entraran y que condujeran a toda velocidad: la policía lo buscaba porque acababa de matar a un hombre, les informó. 

Las dos jóvenes subieron al coche, arrancaron y se alejaron del lavacoches. Roger llevaba dos pistolas con las que amenazó a las rehenes: un revolver Wesson de 38 mm con 36 cartuchos y una Daewoo de 9 mm con 12 cartuchos. Eran dos armas cortas que había robado del Club de Tiro de Precisión Granollers y que había usado para matar a la víctima. También llevaba encima una navaja. 

Las dos chicas, temiendo por su vida, obedecieron. El pistolero que las amedrentaba era un joven de su misma edad: alto, delgado, moreno con el pelo rapado por los lados y vestido de negro, con zapatillas blancas y mochila de tela militar. Roger les fue indicando qué ruta debían tomar. Primero indicó que condujeran hacia Tarragona. Después cambió de opinión y decidió ir a Valencia. Luego quiso seguir hasta Albacete. Por último, decidió que lo llevaran a Murcia

Dos atracos frustrados

Durante el trayecto, según el relato de las dos jóvenes a la Policía Nacional, Roger quiso atracar un supermercado Lidl y también una gasolinera. Encañonando a una de las dos chicas, la obligó a bajar del coche y se acercó con ella hasta el comercio, pero estaba cerrado. Tras aquel intento frustrado, pretendió atracar la gasolinera y repitió el sistema, pero también lo halló cerrado y sin modo de acceder a su interior. Desistió y el coche terminó llegando a la ciudad de Murcia.

Al entrar en Murcia, debido a su desconocimiento de las calles murcianas, los tres tomaron un carril en sentido contrario por una de las principales vías urbanas. Tal com explicó este diario, una agente de la policía local que iba en motocicleta se percató de la infracción y detuvo su marcha. Las chicas dialogaron con la policía ocultando que estaban siendo retenidas ilegalmente por Roger. La agente no notó nada extraño y los dejó marcharse. Roger, según subrayan ellas, les soltó al reanudar la marcha que acababan de salvar la vida a la funcionaria porque si hubiera pretendido identificarlo la habría matado. 

Liberadas en la gasolinera

Tras aquel incidente, las dos jóvenes, que llevaban once horas encerradas en aquel coche, le hicieron saber a Roger que estaban muy cansadas. Habían conducido bajo un estrés difícil de explicar durante toda la noche. Roger accedió a liberarlas y dejó caer que seguiría su viaje "en autobús", una pista falsa. Sobre las 08.00 horas, el pistolero bajó del coche en una rotonda y las jóvenes, solas de nuevo, entraron en una gasolinera Repsol para pedir ayuda.

Una patrulla de la Policía Nacional acudió a recogerlas. A los agentes les contaron que habían sido secuestradas en Barcelona por un hombre que las había obligado a conducir toda la noche hasta Murcia y que afirmaba ser el autor de un asesinato cometido en Canovelles. 

La Policía Nacional, que sabía del dispositivo de búsqueda que los Mossos mantenían activo en Barcelona y sus alrededores para encontrar a ese pistolero, dio orden a las unidades disponibles de buscar a Roger: disponían de la descripción del sospechoso facilitada por las chicas y tenían también una fotografía de su carnet del club de tiro. 

Los agentes Jesús Marín y Héctor López lo hallaron en la estación de ferrocarril El Carmen sobre las ocho y media de la mañana, sentado entre el resto de viajeros. Ese domingo era día de procesiones en la ciudad y había unas cuarenta personas en el hall, una afluencia que disuadió a los policías de sacar el arma. Los uniformados tuvieron que reducirlo abalanzándose sobre él, que forcejeó e intentó sacar una de las pistolas. López y Marín se lo impidieron y le colocaron los grilletes. Roger les preguntó entonces que por qué no lo habían matado. 

Las dos chicas ya han regresado a Barcelona. Roger ha ingresado preventivamente este martes en una cárcel de Murcia a la espera de ser trasladado a disposición del juzgado de Granollers, que instruye la causa por el homicidio . 

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