El Seprona investiga un vertido de sosa cáustica en el barranco de Azuaje

La Guardia Civil, junto a agentes de Medio Ambiente y Policía Canaria, toman muestras del agua | La contaminación quemó una plantación de ñames y berros

Una comitiva formada por Guardia Civil, Policía Canaria y agentes de Medio Ambiente tomaron en la mañana de ayer muestras del agua del barranco de Azuaje para conocer la procedencia de un vertido, supuestamente de sosa cáustica, que se produjo la semana pasada y generó daños en el medio ambiente. Este enclave que divide los municipios de Firgas y Moya está dentro del Parque Rural de Doramas y es calificado como Reserva Natural Especial, la tercera en importancia dentro de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos, por albergar uno de las principales núcleos de laurisilva de Gran Canaria. El incidente coincide con un accidente laboral ocurrido el martes de la pasada semana en la fábrica de Aguas de Firgas, situada en el inicio del cauce, por una presunta fuga de este mismo producto que acabó con tres trabajadores atendidos.

El primer aviso lo dio uno de los agricultores al comprobar que su plantación de ñames y berros situada en el barranco de La Virgen había quedado dañada por el uso del agua contaminada. Los componentes de la asociación La Vinca - Ecologistas en Acción fueron quienes el viernes confirmaron la información al presenciar abundante espuma en las charcas que se van sucediendo a lo largo de los barrancos de La Virgen, Guadalupe y Azuaje, que desemboca en el barrio aruquense de San Andrés.

El vicepresidente de la organización, Mario Marrero, señaló ayer que tuvieron conocimiento de que el martes de la pasada semana la industria, sin citar a Aguas de Firgas, sufrió un incidente con la sosa cáustica que se utiliza para la limpieza de las botellas. Las informaciones recabadas por los ecologistas indican que tres de los empleados tuvieron que ser atendidos por diferentes heridas y que se vertieron al cauce más de 20.000 litros del producto químico.

Marrero denunció el «oscurantismo» por parte de la empresa al no dar aviso de lo ocurrido a las autoridades. En este sentido, tanto el alcalde de Firgas, Jaime Hernández, como su homólogo de Moya, Raúl Afonso, apuntaron que no tuvieron conocimiento del vertido hasta el pasado fin de semana cuando La Vinca lo hizo público en las redes sociales. Lo mismo ocurrió con los estamentos encargados de investigar la contaminación de los espacios naturales. No fue hasta ayer cuando agentes de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria, del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y del Grupo de Medio Ambiente (Gruma) de la Policía Canaria acudieron al barranco para iniciar una investigación.

Los encargados de las pesquisas recabaron muestras de agua desde el inicio del cauce, cerca de la citada fábrica de aguas, hasta el puente de la carretera GC-350 que salva el barranco de Azuaje para conectar Moya y Firgas. Los investigadores también recogieron en los poco más de tres kilómetros una paloma muerta cerca de una de las charcas. Todos estos elementos fueron trasladados hasta un laboratorio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), que se encargará de los análisis para determinar si el agua se encuentra contaminada.

La Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias informó ayer en un comunicado de que durante la visita realizada se levantó «acta e informe sobre un posible vertido de sosa cáustica en el entorno». El consejero del area, José Antonio Valbuena, señaló que su Consejería estudia posibles sanciones tipificadas en la Ley 26/2007, de 23 de octubre, de Responsabilidad Medioambiental, en función de los daños a la fauna y la flora que se detecten en este enclave, y otras afecciones relacionadas con la contaminación de los suelos, cuya competencia también recae en este Departamento. La Guardia Civil, por su parte, confirmó que el Seprona ha abierto una investigación, aunque hasta el momento se desconoce el autor del vertido.

Fuentes que prefieren mantener el anonimato puntualizaron que todos los indicios apuntan a que la sustancia química procede de la parte alta del barranco, donde se levanta la fábrica, y que los primeros análisis realizados no reseñan anormalidad alguna en las aguas que puedan afectar a las especies que habitan en ella. Los agentes, asimismo, comprobaron que más allá de la paloma el resto de la fauna, en especial las ranas y los insectos, no había sido perjudicada por la contaminación.

En cualquier caso, las fuentes apuntaron que si se confirma que la contaminación procede de la citada fábrica, los primeros indicios caminan a que se trata de un accidente «sin ninguna mala fe». Eso sí, reconocieron que ha habido una concatenación de «errores de protocolo» que se vieron reflejados en la tardanza en reaccionar por parte de todos los implicados en la vigilancia de los espacios naturales de la Isla.

Aguas de Firgas reconoció a Televisión Canaria el incidente, aunque añadió que ya estaba solventado. Y es que la presencia de espuma se redujo de forma considerable durante el fin de semana y ya ayer apenas era perceptible.