Incendio en Tenerife | Testimonios en las zonas cercanas a las llamas

«No tuve ni tiempo de asustarme; me fui corriendo con las cabras»

Jenifer Santos, la mejor quesera ecológica de España, narra cómo abandonó su granja en plena madrugada en los altos de Arafo

«No tuve ni tiempo de asustarme; me fui de inmediato con las cabras en plena madrugada». La tinerfeña Jenifer Santos, considerada la mejor quesera ecológica de España, no sabía ayer tarde si el incendio declarado la madrugada del martes al miércoles en los altos de Arafo, en un punto situado a apenas dos kilómetros de la granja donde reside, había afectado a su explotación. «Me han dicho que el fuego se paró a unos 100 o 200 metros pero no sé qué va a pasar en las próximas horas, si va a volver sobre sus pasos, va a seguir hacia el Norte o se va a poder controlar», asegura desde la vivienda de unos amigos donde la han acogido.

Jenifer Santos ya tuvo que desalojar su explotación, llamada La Cabra Eco Quesos Aborigen, hace solo un mes por un conato, pero pronto volvió y no hubo que lamentar daños. Lo que ha ocurrido ahora, asegura, «no tiene nada que ver». La noche del martes, la ganadera descansaba en su casa, cerca del mirador de Chivisaya y la carretera de Los Loros, en un paraje aislado. «Media hora después de declararse el incendio, a eso de las doce de la noche, me despertaron las sirenas de la Guardia Civil. Cuando me incorporé, el fuego estaba muy cerca de casa. Ya desde el primer momento tenía claro que había que evacuar», rememora.

Entonces, con lo puesto, Jenifer cogió a las cabras y los perros, más de un centenar, y se los llevó carretera abajo «pastoreando» hasta el casco de Arafo a oscuras. No había luna y el humo que empezaba a levantar el fuego terminaba por apagar cualquier destello cercano de luz. Solo se veían los fogonazos de las llamas que comenzaban a devorar los pinos de forma voraz. «Los animales estaban asustados pero respondieron. Mientras bajábamos al pueblo como podíamos, se veía detrás cómo el incendio avanzaba a toda velocidad». Esta mujer emprendedora y comprometida con el campo tinerfeño, que ganó el año pasado el Premio Agrojoven 2022 del Cabildo de Tenerife y el pasado mes de junio quedó entre los diez mejores productores ecológicos de España en un certamen impulsado por BBVA y El Celler de Can Roca, el templo gastronómico de los hermanos Roca, cuenta que no se olvidará de la rapidez con que se propagó el incendio.

«No tuve ni tiempo de asustarme; me fui corriendo con las cabras»

«No tuve ni tiempo de asustarme; me fui corriendo con las cabras» / Daniel Millet

«Se oía perfectamente cómo crujía la madera de los pinos, muy cerca de mi granja. En una hora, las llamas, que se originaron en una pista forestal cerca de la carretera de Los Loros, se propagaron por todos lados. Era increíble. No había visto nada igual. De la nada pasó a convertirse en un gran incendio». Mientras sus animales se recuperan del susto en la granja de un amigo, Jenifer sigue la evolución del fuego con enorme atención por si vuelve a amenazar su propiedad. Donde se encuentra, en el pueblo de Arafo, el casco y las poblaciones diseminadas por los alrededores han quedado cubiertas por una densa columna de humo. El sol intenso apenas se puede ver por esta calima de fuego que arroja cenizas que llegan tanto a la costa de Arafo, Candelaria y Güímar como a la misma capital de la Isla, Santa Cruz.

«Se oía crujir la madera; en una hora se propagaron con rapidez las llamas», cuenta la ganadera

Un factor que para Jenifer ha ayudado a la veloz propagación de las llamas es la gran cantidad de combustible que hay en el monte por la ola de calor, que afecta al Archipiélago desde el pasado miércoles, y las dos anteriores que han generado el verano más sofocante que se recuerda. «En la zona en la que se originó el incendio, muy cerca de mi granja, el sábado pasado estábamos a más de 37 grados de temperatura. Y los termómetros no han bajado mucho desde entonces. Esto ha hecho que haya mucha madera seca y pinocha, lo que actúa como combustible. De ahí que se estén viendo llamas tan enormes pese a no haber mucho viento», relata.

«No tuve ni tiempo de asustarme; me fui corriendo con las cabras»

«No tuve ni tiempo de asustarme; me fui corriendo con las cabras» / Daniel Millet

Solidaridad vecinal

Resignada, la ganadera asegura que al menos ha contado con la cooperación de las personas que viven por la zona: «A los 20 minutos ya había vecinos que se habían acercado para ayudarme, para ver cómo estaba y si necesitaba una mano. Es increíble la solidaridad que existe en estas zonas aisladas de Arafo y Candelaria, donde todos nos conocemos y nos ayudamos. Luego aparecieron más personas ofreciéndose». Concluye exponiendo otro factor que ha influido en el desarrollo del incendio: «Se declaró ya avanzada la noche, pasadas las once y media del martes. Durante toda la madrugada, los helicópteros no pudieron actuar y los medios terrestres del operativo contraincendios no pudieron hacer mucho para contener la situación. La verdad es que estamos muy preocupados».

Cerca de donde está Jenifer Santos, en el barrio del Carmen, en Arafo, al lado mismo del cementerio, dos primos, Nicolás Ramos y María Concepción Ortega, siguen la evolución de las llamas y la humareda desde la casa del primero. A eso de las 13:00 horas, los dos principales focos se encuentran justo encima: en el barranco de San Pedro, cerca de la zona recreativa de Los Frailes, en los altos de Arafo, y más al este, encima de Igueste, en los altos de Candelaria. «Mire cómo se me pone...», dice María Concepción mostrando la piel de gallina y los pelos de punta de sus brazos. «Ahí pasamos nuestra infancia Nicolás y yo con el resto de la familia. Son parajes preciosos. Qué pena más grande. Mire cómo el fuego está acabando con todo...».

«No tuve ni tiempo de asustarme; me fui corriendo con las cabras»

«No tuve ni tiempo de asustarme; me fui corriendo con las cabras» / Daniel Millet

Nicolás asiente mientras mantiene la mirada en las grandes columnas de humo. «Ahí está pegando duro», asegura señalando al barranco de San Pedro. «Como siga así, va a saltar al valle de La Orotava y eso sería terrible», puntualiza. Este arafero se queja de que no haya una base de hidroaviones en Canarias. «No entiendo por qué no hay aviones fijos en las Islas y tienen que venir de la Península», critica mientras se oye el ruido de los helicópteros que van y vienen con las bolsas de agua colgando. Los dos primos coinciden en que el incendio «pudo ser provocado».

«No entiendo por qué no hay una base de hidroaviones en Canarias», se queja un vecino de Arafo

«Todo empezó cerca de la carretera de Los Loros, en un punto próximo al conato que hubo hace un mes. Me da que alguien por esa zona quería quemar el monte. Habrá que esperar a las conclusiones pero tiene toda la pinta», asegura Nicolás, mientras María Concepción no para de lamentar lo que está viendo: «Dios mío, mire eso... Va a ser muy complicado pararlo. Eso es puro barranco y puro pinar».

Laura Rodríguez, otra arafera del barrio del Carmen, apunta que además de los pinares, en la zona que se está quemando también hay otras especies de mucho interés de la flora de la zona como castaños, nogales y moreras. «Esto parece un infierno, entre el fuego del incendio y el de la ola de calor. Ojalá que los operarios lo puedan controlar para que no baje a las zonas más habitadas de esta parte del Sur ni salte al Norte, al valle de La Orotava. La cosa está fea. Vamos a ver», comenta Laura para añadir que una sobrina que vive más cerca de donde se encuentran las llamas le contó que «aquello parecía una erupción por las llamas altas y las chispas que desprendían las piñas al caer por la pendiente». Por el barrio no dejan de pasar vehículos de los operativos contraincendios, los equipos de apoyo o los medios de comunicación. Y la lluvia negra de la ceniza se va haciendo más intensa.