No es la primera vez que los vecinos del bloque número 8 de la calle Manuel Alemán Álamo, situado en la zona de Eucaliptos I del Valle de Jinámar, sufren un incendio. Hace algunos años, la misma inquilina que presuntamente incendió su vivienda el pasado miércoles por la tarde, también carbonizó parte de la planta ocho, según sostienen los vecinos.

Las razones por las cuales la mujer indujo estos fuegos se desconocen. "Lo bueno es que al menos no ha pasado ninguna desgracia", sostienen resignados los vecinos del edificio, pues aunque a unas cinco personas tuvieron que evacuarlas a diferentes centros de salud por ataques de ansiedad e inhalación de humo, nadie sufrió daños graves.

Asimismo, las llamas, originadas en la octava planta, alcanzaron las viviendas de los pisos superiores de la novena y la décima planta; reventando las ventanas y calcinando los tendederos exteriores, así como una antena de televisión y otro tipo de objetos. "A nosotros se nos quemó la ropa colgada", explica entristecido Tomás Rodríguez, uno de los vecinos más afectados, que cuenta que cuando comenzó el incendio estaba acostado en la cama de su dormitorio viendo la televisión.

"Eran las seis de la tarde y en unos segundos se hizo de noche", relata aún asombrado cómo la oscura humareda taponó la vista desde su ventana. "No tardé nada en llamar a la policía porque me di cuenta de que se había provocado un incendio en algunas de las viviendas de abajo", asegura. Los cristales de las ventanas se rompieron en cuestión de minutos por las altas temperaturas y una vez las llamas alcanzaron la suficiente altura, la ropa tendida; las cortinas y una antena externa acabaron convirtiéndose casi en polvo. "Pintamos la habitación hace apenas un mes", lamenta observando el techo, que presenta una gran mancha negra mientras los huecos de las ventanas amortiguan el viento con plástico.

Con lo puesto

A primera hora de la mañana aún huele a quemado. Los vecinos de estas plantas afectadas limpian durante horas los rellanos, las escaleras y las barandillas de las zonas comunes del edificio, manchadas de hollín. También el undécimo piso está sucio del paso de la humareda y los residentes no pueden hacer otra cosa más que barrer y fregar, mientras comentan lo sucedido de la pasada tarde noche [miércoles para el lector].

Un centenar de personas fueron evacuadas al inicio del incendio. "Salimos todos con lo puesto", expresa una de las vecinas del noveno. En pijama, con paños húmedos sobre la nariz y a toda prisa por las escaleras. "Cuando abrí la puerta de mi casa estaba todo negro, no se veía casi nada y solo se oía a la gente gritar 'salgan todos de sus casas'", explican los residentes de las plantas más afectadas.

Fuera tuvieron que permanecer durante varias horas, hasta que el cuerpo de bomberos pudo extinguir por completo el fuego, que se inició en la habitación de uno de los pisos de la octava planta y se prolongó hasta la cocina y el pasillo.

Tres unidades del Consorcio de Emergencias del parque de Telde acudieron hasta la zona "con mucha rapidez", aseguran los vecinos alabando el trabajo del cuerpo de seguridad. Sin embargo, los residentes sí que denuncian que "no pudieran acceder hasta la entrada del bloque porque el Ayuntamiento instaló una especie de parque deportivo en la rampa que da acceso a la urbanización", sostiene Rodríguez indignado, detallando que los bomberos tuvieron que aparcar más lejos de lo debido y "tardaron más tiempo en entrar y hacer su tarea", explica, en referencia a los juegos de calistenia situados en frente del bloque, que el Consistorio instaló durante los meses de verano tanto en Jinámar como en La Pardilla y San Juan.

Tomás Yánez fue uno de los evacuados a un centro de salud. Su desarrollada asma, que le obliga a cargar con un aparato de oxígeno a casi todos lados, le jugó una mala pasada cuando salió al rellano de su planta e inhaló sin quererlo el espeso humo del incendio.

"Tuvieron que sacarme corriendo del edificio los vecinos del piso de al lado, porque me quedé inconsciente y el ascensor no podía usarse", sostiene rememorando los hechos. Una vez fuera una ambulancia lo trasladó hasta el centro de salud y después de un par de horas pudo volver a su casa.

Por otro lado, su hijo y otro de los vecinos de la planta se enfrascaron en la valiente tarea de sacar a la residente que generó el incendio de su casa. Con un martillo, los dos hombres rompieron a golpes la puerta de entrada que tenía bloqueada la cerradura y consiguieron sacar a la vecina inconsciente, que fue trasladada directamente a un hospital.

Asimismo, la puerta y parte de la pared de su lateral quedó destrozada con los martillazos, por lo que los vecinos y familiares de la señora tacharon por la noche una tabla de madera encima del hueco para evitar que el piso quedase al descubierto hasta que la inquilina vuelva a la vivienda y se arregle el desperfecto.

Rodríguez, por otra parte, recuerda que una vez se apagó el fuego en la vivienda avisó a los bomberos desde la décima planta para alertarles de que en el piso del noveno (vacío en ese momento) también se había introducido el fuego y estaba prendiendo desde el interior. "Los bomberos subieron rápidamente", asegura el vecino.

Orlando Ramos no puede con más disgustos. Es vecino del inmueble que fue afectado por otro incendio (esta vez provocado por un fallo en el cuarto de contadores) en la tercera fase del barrio hace ya un mes, pero se trasladó nada más recibir el aviso del incendio para comprobar que su familia estaba bien. Ayer por la mañana continuó en este bloque para ayudar a su madre a limpiar. "No termina la mala suerte", expresa mirando al suelo. Por otra parte, los residentes esperan que no "le haya pasado nada grave a la señora", aunque admiten que están cansados de recibir este tipo de sustos.