Desde la ciudad arzobispal (XLIV)

Eladio Suárez, hacedor de ilusiones

Tomó posesión de la Parroquia de San Gregorio Taumaturgo de Los Llanos de Telde el 19 de septiembre de 1902 y era activo y emprendedor

Don Eladio Suárez Estévez tomó posesión de la Parroquia de San Gregorio Taumaturgo de Los Llanos de Telde el 19 de septiembre de 1902. Sus escasos biógrafos coinciden al afirmar que era activo y emprendedor. Su carácter resolutorio le granjeó fama de autoritario, aunque él sabía de sobra que no lo era. Sus frases más recurrentes fueron: «Si hay que hacerlo, se hace. Hoy mejor que mañana y mucho mejor que pasado mañana».

A solo tres años de su llegada ya había conseguido la tan deseada construcción de un cementerio propio para Los Llanos.

En sus primeros días teldenses ya pudo comprobar como su jurisdicción parroquial seguía dependiendo, en parte, de la Matriz de San Juan Bautista. A aquella se le debía un canon cada vez que un féretro pasaba por su territorio eclesiástico y otro montante cuando era enterrado en el único cementerio de la ciudad. Lo primero hacía trinar a los llanenses, que no tenían más remedio que apechugar con una norma totalmente injusta. Llevaban más de cincuenta años reclamando a los señores obispos de la Diócesis que obraran en consecuencia e hicieran nula la ley, pero estos hacían oídos sordos para no disgustar a los señores curas párrocos de San Juan Bautista. Don Eladio, más que harto de la situación, un domingo convocó a la feligresía tras las misa de doce. Allí planteó el problema y pidió consejo y ayuda. Los comerciantes y demás notables de Los Llanos, se ofrecieron a adquirir todo el suelo necesario para erigir un camposanto. Después de pedir todos los permisos necesarios tanto a nivel provincial y municipal así como episcopal, decidió adquirir ese suelo en el llamado Lomo de La Rocha, en el naciente de la carretera que unía Telde e Ingenio. Durante más de un año, una multitud acudía al lugar con la salida del sol y allí permanecían hasta su caída, trabajando en los tapiales que delimitarían el nuevo recinto sacro, al que también se le fabricó una fachada austera y harto sencilla. El 8 de marzo de 1905 se levantó acta de bendición e inauguración y en ella el buen párroco deja por escrito todo lo que había acontecido, así como los cuantiosos donativos recibidos. Según parece, el esfuerzo de los llanenses fue tremendo, aunque se arrastraba una profunda crisis económica debida a la Guerra y posterior independencia de Cuba que tanto afectó a estas y demás islas del Archipiélago canario.

En el mismo documento, Suárez Estévez reseña sus propias ayudas económicas, que fueron bastante generosas. Su afán constructivo se nos muestra en las ermitas de montaña de Cazadores y La Breña que comenzó a edificar. En otro orden de cosas debemos reseñar que adquirió para el Altar Mayor un bellísimo frontal de madera profusamente decorado con ramos florales sobre cubiertos de pan de oro. Asimismo, compró la imagen de San Expedito, la de San Francisco de Asís, el Trono del Sepulcro del Cristo Yacente y un órgano antiguo en perfecto estado.

Este meritorio sacerdote falleció en la casa parroquial el 1 de junio de 1908. Solo seis años le valió el aprecio y consideración de todos los teldenses.