No hay nadie en el barrio de La Pardilla que conociese a José Ramón Santana, popularmente conocido como Pepe El Tableta (un apodo heredado de su abuelo, profesional de la lucha canaria), y no le tuviese cierto aprecio. «Era muy buena persona, amable con todos», expresan los vecinos de la zona en donde se crió, conmocionados aún por su trágica muerte.
Sucedió ayer martes por la tarde -sobre las 16.00 horas-, en la zona de Cota Botija (en el municipio de Gáldar), mientras se dedicaba a una de sus máximas aficiones: la pesca. Una fuerte ola que impactó contra los riscos en donde se encontraba acabó por arrastrarlo al océano, según informaron los cuerpos de seguridad que investigaron el caso.
«Jamás nos podríamos haber esperado que esto pudiera pasar», expresa la hija del fallecido, Esmeralda, que explica que su padre era «un excelente pescador», pues llevaba muchos años desarrollando esta afición. «Sobre todo los últimos años en los que ya estaba retirado por sufrir una pequeña minusvalía en el brazo», añade con mucho pesar.
Según sus más allegados, Santana solía acercarse a la costa siempre que podía para echar la caña en el mar. «La zona a la que fue la conocía bien, no sé qué habrá pasado», sostiene Esmeralda, que recuerda también con cariño que entre sus otras aficiones se encontraba la caza. La comunidad vecinal de la zona concuerda que era muy conocido en estos gremios y desarrollaba siempre que podía sus dos aficiones. «Era lo que más le gustaba hacer, no era un hombre de ir a bares ni de estar mucho en la calle», expresan algunos amigos suyos.
Trabajó mucho tiempo en el sector de la construcción y ayudó a edificar su propia casa
Santana pertenecía a una familia numerosa, compuesta por seis hermanos incluyéndolo a él. Tenía además dos hijos, Esmeralda y Alejandro. Trabajó prácticamente toda su vida en el sector de la construcción, empleado en empresas como Santana Cazorla o Lopesan. Sus familias concuerdan que era un auténtico «manitas». De hecho, tanto era así que ayudó junto con otros miembros de su extensa familia a construir su propia casa, ubicada en unos terrenos familiares del barrio.
El sufrimiento que siente las personas más cercanas a él es indescriptible, pero agradecen el apoyo que les han ofrecido los vecinos del barrio. «Se han acercado a nuestra casa muchísimos amigos y conocidos para hacernos compañía y consuelo; eso es algo que realmente apreciamos y que no vamos a olvidar», expresa su hija con lágrimas en los ojos.
Los allegados de Santana ya pueden velarlo en el tanatorio de Las Rubiesas, ubicado en el parque empresarial del Cruce de Melenara. El cuerpo fue trasladado hoy al mediodía y permanecerá en el velatorio hasta mañana a las 16.30 horas, aproximadamente. De ahí será trasportado a San Miguel, en la capital, para proceder a su incineración.
Cabe recordar que el fallecido se encontraba pescando en la playa de El Lagarto cuando una fuerte ola lo empujó contra las rocas. Un vecino de la zona que lo avistó de lejos llamó a los servicios de emergencia, que acudieron en helicóptero al lugar para trasladarlo rápidamente al hospital, donde acabó falleciendo.
