El retranqueo del muro que el Ayuntamiento de Telde construyó sobre la arena de la playa de Melenara encarece en 44.000 euros el proyecto de rehabilitación de la avenida marítima, que comenzó a ejecutar en octubre del año pasado. Así lo informó Eloy Santana, concejal del área de Vías y Obras, durante la última sesión plenaria en contestación a una pregunta formulada por Sonsoles Martín, portavoz del PP.
La concejala de la oposición recordó durante su turno de palabra que esta actuación había sido desaprobada por la Demarcación de Costas tres años antes, cuando el Gobierno local solicitó su realización como parte de la reforma del paseo. En este sentido, Santana aseveró que los trabajadores de su departamento habían malentendido la resolución de este organismo estatal. «Ha habido un error a la hora de interpretar el documento. Nuestros técnicos entendieron que sí se podía levantar este muro», aseguró el concejal, que especificó que la forma en la redactó el organismo estatal su resolución les confundió.
Por otra parte, opinan sobre la situación que era innecesario, ya que la intención de ejecutar el muro venía aparejado con la construcción de una rampa directa a la arena para ofrecer facilidades y mayor comodidad a las personas con movilidad reducida (PMV). Asimismo, han resaltado en otras ocasiones que la distancia a la que fue instalado en primera instancia con la que debía haber sido efectuado según los criterios de Costas era ínfima. «No han aceptado el criterio de los técnicos de primar la accesibilidad de la playa», ha resaltado en este sentido el concejal descontento, aunque han sido obedientes.
El Gobierno aclara que los fondos con los que se está efectuando la actuación son insulares. En concreto, Santana detalló que el derrumbamiento de la pared tuvo un coste específico de 6.000 euros, mientras que su restitución se está efectuando actualmente con una partida de 38.000 euros. «En lo que hay que fijarse es en que la playa va a ganar 108 metros cuadrados de arena», explica, en referencia a lo que se recupera con el retranqueo y también al espacio que se obtiene al desplazar la plaza del área infantil unos metros hacia dentro.
Desde la administración no han hecho público el plazo de ejecución de esta actuación concreta, ni tampoco del estado del resto de obras. Según las previsiones previas, la rehabilitación de la avenida marítima no podía extenderse más de seis meses, por lo que debía haber estado ejecutada por completo el pasado abril. El Gobierno justifica el retraso a la orden repentina de Costas de derrumbar el muro, pero la realidad es que con echar un vistazo al paseo queda claro que aún queda bastante por ejecutar.
La preocupación ahora reside en el sector de la restauración, que teme que las obras se alarguen hasta el verano y afecten en las ventas. De hecho, algunos negocios ya confirman que el inicio de los trabajos en la calle Luis Morote supuso la pérdida de la mitad de los clientes habituales, ya que estos afectan directamente a las vistas que ofrecen las terrazas del paseo. La mayoría de hosteleros solo muestra resignación ante esta situación y recuerdan que estas circunstancias se suman a la serie de desdichas que han vivido en estos últimos años.
La pandemia ha sido el principal problema en este tiempo, sobre todo durante los duros periodos de restricciones, pero no la única. El reciente cierre de la mítica parcela de aparcamientos de tierra también es uno de los motivos que les supone un quebradero de cabeza y por lo que esperan aún alternativas.
La costa del municipio está atravesando un periodo de transformación integral. La ampliación de la carretera principal de Melenara fue el primer ladrillo de una gran estructura de proyectos de rehabilitación. La construcción del primer parque urbano del litoral teldense y la modernización del paseo marítimo en el tramo de la calle Luis Morote son los siguientes proyectos, que ya están en marcha. Sin embargo, su ejecución genera dudas entre los residentes, sobre todo por el tiempo que están llevando las obras y los efectos colaterales que suponen. La llegada del verano amenaza a las ventas del sector de la hostelería, que teme que la mítica postal de la playa estropeada por los trabajos de obra no atraiga a los visitantes. También los espacios de aparcamiento perdidos por esta situación genera malestar. Solo cabe esperar.
