La UD Las Palmas. A pesar de que fue mejor durante muchas fases del partido y mejoró un su juego, los regalos defensivos volvieron a condenarla. Todo acabó en una nueva goleada fuera de casa y con el convencimiento de que el ascenso empieza a ser una cuestión imposible. Con Rubén Castro en el banquillo, tampoco le valió. Paco Herrera, con dos empates y tres goleadas en contra en cinco partidos, empieza a ser cuestionado.
El isletero igualó en la segunda parte el tanto de Jaime Romero y se avecinaba la remontada, pero luego, la UD regaló el partido. Tres fallos defensivos groseros significaron dos goles de Pivaccari y otro de Andrés Martín, surgidos todos de la nada. En medio, Araujo tuvo el empate a dos, pero su error ejemplificó el estado en el que se encuentra Las Palmas: catatónico.
Se atrevió Paco Herrera a sentar a Rubén, que llevaba cuatro partidos sin ver portería, para darle una oportunidad a Rafa Mir, que sumaba tres en el banquillo. La extrañeza de Rubén, quien ya sospechaba durante la semana que podría caerse del once inicial, fue evidente. Solo, mientras los titulares calentaban sobre el verde El Arcángel, se le vio perdido, descolocado, sin hablar con nadie. Sólo el saludo de Nicolás Ortega par darle ánimos mientras él y el resto se retiraban a los vestuarios le hizo reaccionar. Con la manos protegidas del frío en guantes amarillos, y metidas en los bolsillos, quizá se preguntaba por qué, siendo el máximo goleador, le tocaba pagar el pato.
Por lo demás, la misma alineación que agradó el fin de semana pasado frente al Tenerife, es decir, con Fidel y FidelBlum. La apuesta, una vez más, parecía haber resultado ganadora. En sólo cuatro minutos, Las Palmas había llegado ya dos veces con claridad, ambas con el alemán como protagonista. Sus centros no encontraron rematador, pero por poco. En cualquier caso, los dos balones que puso dejaron claro que los amarillos habían salido a por el partido. La receta, sencilla: aperturas a las bandas, profundidad y centros.
Poco después (9'), Araujo, muy activo, realizó el primer disparo a puerta de la UD. Un mal pase de Vallejo en la salida lo aprovechó Ruiz de Galarreta para anticiparse y dársela al 'Chino', quién recortó y buscó, con rosca, un golazo por la escuadra. El portero tinerfeño Carlos Abad, estático, pareció desviarlo con la mirada. Por ese entonces, Las Palmas era el único equipo en El Arcángel, sin embargo, el lanzamiento del argentino fue la antesala del despertar del cuadro de Curro Torres.
Y lo hizo con mal genio, con un disparo al palo de Jaime Romero, el mejor del Córdoba. El futolista, que volvió a jugar en la banda derecha después de un partido como delantero centro, se marchó de Dani Castellano con un facilidad pasmosa y cruzó el balón en busca de la red, pero se topó con el poste derecho de Raúl. En sólo 10 minutos, los andaluces y los canarios habían brindado un buen espectáculo.
El palo advirtió a la UD. Tras el mismo, sucedieron un minutos de dominio verdiblanco, desatado igualmente por las bandas con las subidas sin cesar de Loureiro por la derecha y de Javí Galán por la izquierda. Precisamente el zurdo, motivadísimo, quizá porque el Córdoba impidió su fichaje por la UD el pasado verano pidiendo mucho por él -era la primera opción del club y de Manolo Jiménez arranco desde atrás para luego entregarle la pelota a Jaime, cuyo disparo se marchó rozando el poste (21').
Las Palmas había perdido el control sin saber muy bien por qué. Pese a ello, Rafa Mir gozó de una gran ocasión para adelantar a los amarillo (26'). Araujo recibió en el centro del campo, se dio la vuelta y metió el balón en profundidad a Blum. Su centro, esta vez a la cabeza vez con destino, encontró la cabeza del murciano, cuyo remate lo detuvo Abad con un paradón. La oportunidad canaria confirmaba que el partido estaba caracterizado por un intercambio de golpes.
Tanto es así, que a la siguiente que tuvo el Córdoba, se rompió el 0-0. La jugada fue trágica para la UD. Tras un dos para uno de Loureiro y Jaime contra Dani Castellano, de los tantos que hubo porque todo lo bueno que hizo Blum en ataque se olvidó de hacerlo en defensa, el balón le quedó al extremo, que ganó un rechace a Cala y el sevillano saltó por los aires. En ese desconcierto, Dani regaló demasiado espacio y Romero encontró la vía perfecta para batir a Raúl desde dentro del área, no sin que el balón, incluso, tocara en el gemelo (28').
El guion cambió, pues el dominio pasó a ser de la UD en exclusiva, sin embargo, su falta de pegada fue alarmante. Ni Araujo, que disparó blando a la manos de Abad (31'), ni David García, que cabeceó arriba cuando estaba solo (33'), ni Mir que remató desviado con la testa (39'), ni Galarreta, que tiró altísimo desde fuera del área (45'), supieron definir.
Ante eso, Herrera no esperó ni un minuto en dar entrada a Rubén Castro en lugar de Blum -Rafa Mir pasó a la derecha y Fidel a la izquierda- y la jugada le salió redonda. Porque el isletero, más motivado que nunca, salió como un miura. En primera que tuvo clara, la mandó para adentró. Araujo le encontró dentro del área, donde es el 'Moña' es letal, y cruzó el esférico para poner el empate (57'). En esos 12 minutos tras la reanudación se intuía la remontada. El Córdoba, preso de sus propios miedos, estaba metido atrás, sin reacción.
En la jugada siguiente, Rubén volvió a olisquear un nuevo tanto y ya en el 64, todavía con los andaluces sin aparecer, se marchó de un rival dentro del área, se la regaló a Araujo y sólo la intervención rápida de la zaga hizo que la jugada, en ve de en gol, acabara en córner. Tras el mismo, Timor, desde fuera, probó a Abad, que detuvo el balón en dos tiempo.
Pero esta UD Las Palmas está sumida en la fatalidad. La respuesta del Córdoba fue tremenda, demoledora, un golpe demasiado cruel ante un equipo deprimido como la UD y que encima, por juego, había reaccionado. Un golpeo arriba de De las Cuevas, aparentemente sin peligro alguno, provocó el pánico en la defensa amarilla. Primero, David García perdió su sitio, y luego, Lemos, de espaldas al balón, se perdió como Piovaccari, que llevaba un minuto en el campo, controlaba delante suya para fusilar a Raúl (66').
Siete minuto después, el hundimiento de acrecentó. Del empate al tercer. Araujo, solo ante Abad, perdonó lo que nunca se puede fallar: Balón botando, a dos metros de la portería. Su tiro, lo repelió el tinerfeño, y el castigo, fue brutal. Ni siquiera fue un contraataque, porque la defensa amarilla tiró el fuera de juego tan mal que un balón de Jaime desde su campo en profundidad lo recogió Andrés Martín para batir al portero vasco en el mano a mano.
Fue la muerte de la UD. Tanto estaba metida en su hoyo sin fin que Timor, otra vez desastroso, perdió un balón en el centro del campo para que De las Cuevas, que se lo quitó, se lo diera a Piovaccari. El italiano nunca imaginó que le sería tan fácil superar a David García en carrera y batir, otra vez en el cara a cara, a Raúl. Fue la rúbrica a un desastre mayúsculo.
Ficha técnica.-
Córdoba CF (4): Carlos Abad; Loureiro, Luis Muñoz, Aythami, Javi Galán; Álex Vallejo, De las Cuevas, Blati Touré; Jaime Romero, Jovanovic (Piovaccari, 65') y Sebas Moyano (Andrés Martín, 46').
UD Las Palmas (1): Raúl Fernández; Lemos, David García, Cala (49'), Dani Castellano; Fidel, Momo (83'), Ruiz de Galarreta, Timor, Blum (Rubén Castro, 46'); Araujo y Rafa Mir (Maikel, 72').
Goles: 1-0.- (28'): Jaime Romero; 1-1.- (57'): Rubén Castro; 2-1.- (66'): Piovaccari; 3-1.- (73'): Andrés Martín; 4-1.- (85'): Piovaccari.
Árbitro: Iglesias Villanueva (C. Gallego). Amonestó a Blati Touré (32'), Loureiro (62') por parte del Córdoba y a Fidel (57') por parte de la UD.
Incidencias: partido correspondiente a la decimonovena jornada de LaLiga 1|2|3, disputado en el Estadio El Arcángel ante 8.548 espectadores. De ellos, una treintena eran de la UD. Representó a la UD Las Palmas en el palco de autoridades el vicepresidente del club, Nicolás Ortega.
