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UD Las Palmas

La última bala de Herrera

El técnico, dos victorias en 101 días, se juega el domingo ante el Extremadura su crédito

Francisco Herrera Lorenzo, máximo responsable técnico de la UD, el pasado viernes 23 de febrero, durante su comparecencia ante los medios informativos. PÉREZ CURBELO

A Herrera se le agota el tiempo. Y el crédito. Precisa de diez victorias en este tramo final de quince contiendas -la Liga concluye el 9 de junio en Los Pajaritos ante el CD Numancia- para alcanzar los benditos 64 puntos, guarismo que abre la puerta del playoff de ascenso.Tras 27 jornadas -catorce con Jiménez, doce con Herrera y la del Reus que no se disputó por la expulsión-, los amarillos suman 37. La sexta plaza está a siete. Hay motivos para el pánico. El domingo, llega el juicio final.

El proyecto del Ferrari legionario de los 19,2 millones de inversión en el primer plantel, que latía invicto en 2019 y era el tercer mejor conjunto del año, escribió su lápida en Santo Domingo. El sello Herrera no cautiva.Doce partidos y dos triunfos integran el expediente del estratega del mágico 21-J de 2015, que no es el revulsivo deseado para el milagro.

En una posición controvertida, a siete puntos del playoff, Herrera escapó de la guillotina gracias a la paciencia del presidente Miguel Ángel Ramírez Alonso. Desde la noche del sábado, tras la cuarta derrota del ciclo Herrera, su continuidad estaba garantizada. "Tranquilidad", repetían desde la cabina de mando.

Pero el domingo, a las 19.00 horas y ante el Extremadura en la 28ª jornada, llega la gran prueba de fuego para el entrenador. La superó ante el Sporting de Gijón -un 17 de febrero- y ahora, una vez más, late al filo del abismo. La derrota en Santo Domingo ante la AD Alcorcón (2-0), el pasado sábado, estira el expediente macabro del ciclo catalán de 101 días. Lejos del Gran Canaria, el conjunto amarillo de Herrera contabiliza tres empates (sin goles ante Rayo Majadahonda, Nàstic de Tarragona y Málaga) y cuatro derrotas (Cádiz, Lugo, Córdoba y Alcorcón).

La sombra de Jiménez

El triste impacto de Herrera, solo dos capítulos gloriosos ante Osasuna (4-1) y Sporting (1-0) en tres meses, choca con la productividad del costalero Manolo Jiménez, que fue despedido el 16 de noviembre. El sevillano se fue a la calle con victorias en el zurrón y con el equipo isleño en la sexta posición. Con Herrera, no lo se pierden cinco puestos -hasta la undécima-, sino que el agujero es mayor. El plantel isleño está a diez puntos de la promoción, si analizamos que el Cádiz, que luce la sexta plaza, no ha jugado con el Reus. Hay que darle tres puntos.

A la UD, le restan ocho encuentros de local. No se puede escapar ni uno. En las cuentas de Juan Cala, uno de los nuevos líderes emergentes de la caseta, se dan por hecha la suma de esas 24 unidades. Y restan siete salidas infernales. Cinco ante rivales directos por el ascenso: Deportivo, Granada, Real Oviedo, Albacete y Osasuna. Los amarillos, a estas alturas de competición, solo tienen un triunfo visitante ante el Extremadura (1-2). Ya han pasado 162 días. Desde el 16 de septiembre, Las Palmas contabiliza cinco empates y cinco derrotas lejos del Archipiélago. El domingo 10 de marzo llega la próxima salida ante el temible Dépor en Riazor. Una de las últimas opciones para terminar con la maldición del chárter y estar a tiempo de la proeza del ascenso.

Con un vestuario fracturado, el despido de Jiménez llegó forzado por la relación del sevillano con un sector del vestuario.En esta ocasión, faltan victorias. La gasolina de la hazaña es triturar al Extremadura y batir al bloque gallego de Vicente Gómez y Simón en Riazor. Lo contrario, y en marzo, significaría decir adiós a la disputa de la promoción. Tras el gasto de casi veinte millones de euros, se trataría de un fiasco de época. En la relación de responsables, tal como admitió en su presentación, figura el secretario técnico de la entidad, Toni Otero.

Sin grancanarios en el once

Con una reconstrucción récord -21 fichajes-, la UD jugó el pasado sábado sin un solo grancanario en el once titular ante el Alcorcón. En el segundo acto, saltaron Rubén, Mir y Srnic. Por lo tanto, solo el Moña completó la representación isleño del cuadro legionario. El cambio de ciclo es más evidente si subrayamos que solo jugó un activo del pasado curso: Gaby Peñalba.

El centrocampista argentino llegó en enero de 2018, de la mano de Paco Jémez, y se lesionó a finales de febrero. Regresó a finales de diciembre ante el Tenerife y fue etiquetado como fundamental para Herrera. Contabiliza siete partidos.

Raúl, Lemos, Cala, Mantovani, De la Bella, Timor, Galarreta, Fidel, Blum y Araujo -que regresó de su cesión en el AEK- jugaron de inicio. Diez incorporaciones. Y el timonero Peñalba que llegó para silenciar la sombra de Roque -traspasado en julio de 2017-. Ni rastro de la generación de oro (los Viera, Vicente, Simón, Hernán, Lizoain o Tana).

A la espera de anunciar la contratación de Juan Marrero -que llegaría del Córdoba B-, Vilchez se hizo cargo del Extremadura en la última derrota ante el Numancia. El bloque extremeño encadena siete jornadas sin triunfos. Ocupa la 19ª plaza y tienen dos victorias de visitante ante Reus (1-4) y Majadahonda (1-4). Solo han ganado cinco partidos. Buscan al cuarto entrenador, tras Sabas -trece duelos-, Rodri (13) y Vilchez (1). Ortuño, ex de la UD, y Álamo llegaron en enero. Ante este bloque en llamas, se la juega un Herrera sin margen de error.

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