No hay manera. Hacía tiempo que la UD Las Palmas no se veía en una de estas. Marchaba por delante en el marcador por méritos propios fuera de casa, había realizado un papel más que digno frente al segundo clasificado, el Granada, e incluso había hecho olvidar las cinco bajas con las que llegaba a Los Cármenes, pero le empataron en el minuto 90 y eso, al fin y al cabo, es lo que cuenta.

En Riazor mereció menos de lo que se llevó, que fueron los tres puntos, y en la ciudad nazarí jugó algo mejor y no sacó nada más que un pírrico empate (1-1) que deja a los amarillos en una situación en la que alcanzar los puestos de promoción parece ya una quimera. La UD sigue a siete puntos del sexto puesto y pueden ser nueve -más el goalaverage- si el Mallorca gana esta noche.

Todavía, según las cuentas de la lechera que hacen el técnico y el vestuario, cabrían tres tropiezos más, pero el resto tendrían que ser victorias y la UD sigue sin sacar resultados cuando más los necesita. Ayer se adelantó gracias a un gol de Timor en la segunda parte (72') tras una buena jugada entre Srnic, Rubén y el valenciano y recuperó el control en el tramo final después del asedio local tras el tanto. Y, sin embargo, acabó por recibir un gol, de Quini, cuando olía el triunfo.

Pepe Mel solventó el rompecabezas generado por las ausencias con las que contaba -Lemos, Fidel, Blum, Araujo y Rafa Mir- sin complicarse en exceso. Ni siquiera cambió el sistema, sino que apostó por el mismo 4-4-2 que ya había dispuesto frente al Deportivo y el Mallorca, sólo que con dos jugadores fuera de posición. Así, Ruiz de Galarreta jugó por la izquierda y Maikel como delantero en paralelo a Rubén. Cala y Peñalba fueron las otras novedades.

Las Palmas tardó en encontrarse a sí misma. Los primeros compases del partido transcurrieron en medio de un desconcierto táctico en el que Timor y Ruiz de Galarreta se intercambiaban de posición y en el que Srnic, titular por primera vez, corría para todos lados sin dar la sensación de que sabía lo que tenía que hacer. Eso lo aprovechó el Granada para apretar por las alas, aunque sin generar peligro.

La UD, aturdida pero muy sólida, no elaboró una jugada hasta el minuto 12, aunque tal combinación, que suponía su despertar, acabó con el balón de vuelta en el área de Las Palmas. No por la presión del rival, sino por su falta de ideas. Esa acción acabó con una falta de Curbelo como consecuencia de un control horroroso que bien podría haberle costado la segunda amarilla antes de llegar al primer cuarto de hora. En el saque de la misma, Montoro, ex de la UD y que se recuperó a tiempo para la cita, intentó sorprender a Raúl desde su propio campo, pero el vasco recogió el globo sin problemas.

Pero esa acumulación de toques de banda a banda, pasando por lo centrales, dio paso a 15 minutos de ligero dominio amarillo, a pesar de que no creó ningún peligro en la portería del guardameta menos goleado del campeonato (18), Rui Silva. De hecho, la mejor ocasión de la UD en toda la primera parte ni siquiera valió: un cabezazo de Cala en el área pequeña cuando estaba en fuera de juego.

Antes (17'), Timor lo había intentado con un disparo con la zurda desde la frontal del área que se fue por encima del larguero, y Ruiz de Galarreta había encontrado a Srnic tras un buen desmarque del serbio, pero este acabó tan escorado que su disparo, con la izquierda y flojo, acabó en las manos de Rui Silva (19').

Mientras, el Granada, que si ganaba se colocaba líder, no demostraba ambición por ir a por el partido. Maniatado por el buen engranaje defensivo de la UD, no encontraba el camino, aunque daba la impresión de que, cuando quisiera y apretara un mínimo, intimidaría a Raúl. A la media hora, una buena triangulación del cuadro nazarí acabó con el grancanario Dani Ojeda solo en el área, pero prefirió ponerla donde no había nadie a tirar.

Más de lo mismo

Los de Diego Martínez culminaron ese arreón con la ocasión más clara del primer periodo en la siguiente jugada. Castellano aprovechó el pasillo que dejaron Curbelo y Aythami y disparó desde dentro del área con su pierna buena, la zurda, pero Raúl desvió el balón a córner estirando el brazo hacia arriba.

La UD pudo superar ese breve momento de debilidad a través de una posesión de balón estéril, más para respirar que para crear, salvo cuando en el tiempo añadido (46') Ruiz de Galarreta trató de encontrar nuevamente a Srnic con un pase por encima de la defensa. Esa vez no lo consiguió.

El panorama no cambió en el inicio de la segunda parte. A pesar de que Las Palmas fue el único equipo que consiguió al menos acercarse al gol por medio de un remate de Peñalba con la zurda desde dentro del área que se fue a las nubes (47'), ninguno de los dos demostró ser superior al otro. Ese primer cuarto de hora transcurrió entre faltas, tarjetas, protestas del público y, sobre todo, las dudas de ambos.

Nada hacía presagiar que la cosa fuera a cambiar, sin embargo, como esta UD es impredecible, el cuadro de Mel dio un paso al frente a media hora del final y sólo con eso consiguió achantar al Granada, acercarse a la portería de Rui Silva y llevarse el premio del gol.

Jugada de equipo

Antes, tanto el propio Timor como Maikel habían estado a punto de lograrlo. El primero (68') con un zapatazo desde casi el centro del campo que obligó al portugués a desviar el balón a córner; el segundo (69') con un cabezazo a la salida del mismo a pocos metros de la línea de gol que tocó en la mano de Azeez. El árbitro no vio penalti.

Y la UD, por fin, vio portería gracias a su atrevimiento. Sin alardes, pero hizo más que su rival. Además, el gol llegó producto de una gran jugada de combinación en la que Srnic apareció por el centro en tres cuartos de campo, abrió a la izquierda para aprovechar el buen desmarque de Rubén Castro y el isletero, tras apoyarse en Timor, tuvo la paciencia justa y necesaria para esperar al mejor momento dar el pase. El centrocampista, que llegaba desde atrás, disparó fuerte y seco, cruzado, con la zurda, para marcar el tanto amarillo.

El gol hizo justicia, pero el Granada no estaba dispuesto a marcharse al vestuario sin más. Raúl Fernández se convirtió en el héroe en el asedio con el que el cuadro nazarí se lanzó a por el empate: realizó dos paradones a sendos disparos de Dani Ojeda (76') y Quini (78') desde la frontal.

Superado ese trance, la UD recuperó el control del partido gracias a las entradas de Dani Castellano y Momo por Maikel y Ruiz de Galarreta, que dieron aire al equipo y, sobre todo, balón.

Las Palmas había dejado de sufrir, sin embargo, la crueldad se cebó con la UD cuando menos lo merecía. Ya en el minuto 90, Quini aprovechó un rechace en la frontal, con Raúl tapado por una maraña de jugadores, para realizar el disparo de su vida, medio cayéndose, y mandar el balón a la escuadra. Y otro empate.