Cinco minutos de arrebato y la última entrega del calvario de los bostezos. Pasó con Jiménez, Herrera y Mel. Nada ni nadie puede frenar el descenso a los infiernos en pequeñas dosis. Partido a partido. El nefasto proyecto del tope salarial de los 19,2 millones -como dicta el informe de la LFP- vale un riñón. ¡Qué padecimiento! La UD se presentó en El Sadar para escenificar un gesto de cortesía -el pasillo al ascendido Osasuna-, plasmar un despertar de orgullo -del 46' al 50' con un carrusel de ocasiones- y el lienzo de la nada.

La primera ocasión amarilla se hizo esperar en la caldera rojilla. Ese tiro de Sergio Araujo tardó 46 minutos. Luego llegó el frenesí. Lo que confirma que hubo negligencia en el despertar de esta 40ª jornada. En el primer acto, la UD no encontró la manera de probar los reflejos de Rubén. Inofensivos.

Tras el paso por la caseta, remate de David García (47'), Maikel Mesa, solo ante el arquero rojillo (48'), la mandó por encima del travesaño, y misil cruzado de Rubén Castro (49'). Aplastados por la furia rojilla (16 faltas), solo los reflejos de Josep Martínez y el renacer de Maikel salvaron el expediente. Y otra de García...

Se desperdicia una nueva ocasión de ganar lejos del Gran Canaria, ya sucedió en el Heliodoro. A medio gas, Osasuna se sintió cómodo. Prácticamente sin oposición. Las Palmas fue un juguete en manos de Jagoba Arrasate.

Es de esperar que Mel haya tomado buena nota. Visto el partido de Timor o Fidel Chaves, así como el de Juan Cala, está tardando en pulsar el botón rojo. La lesión de Galarreta provocó la entrada de Cedrés y no se apreció mejoría. Maikel Mesa retrasó su posición y ejerció de escudero de Timor, que estuvo cerca, otra vez, de irse a la calle. Jamás ha sido suplente y su juego al límite es premiado domingo a domingo. Colma otro de los grandes misterios, como la falta de movilidad de los dos delanteros: Araujo y Rubén. Las cifras dan la razón al Moña -15 dianas- y fulminan cualquier debate, pero lo del Chino...Conforma una de las grandes decepciones. Su rendimiento no está acorde con su salario. Se espera mucho más.

En relación a Mesa, más allá de tres pérdidas en la medular, recuperó su estirpe de llegador elegante. Giros, caños...Le faltó el tiro de gracia para encumbrarse como héroe de la tarde -conoce El Sadar ya que contabilizó 24 partidos de rojillo con un ascenso-. Su orgullo y amor propio le convirtieron en la única nota positiva. Así como su declaración de intenciones tras el pitido final. "Firmé por cuatro años, quiero ser importante", aseguró en los micrófonos de la TVC.

El tinerfeño computa 420' en este 2019. Ha pasado de puntillas. Postergado al silencio. Mel debe ejercer de fiscal y tomar nota. Hay activos que no merecen más oportunidades. Lo dice el verde. Le cuesta horrores a esta UD encarar y marcharse de su oponentes. Tras la fuga de Blum, se añora el perfil incisivo. Cedrés, solución de urgencia, dio frescura pero sin sentido al juego colectivo.

Lo innegociable

La lastimosa campaña amarilla deja en evidencia a toda una estructura. Al señor Otero, que poco o nada se sabe de su futuro, mejor ni hablar. Esa lista interminable de fichajes se han convertido en una losa. Una mancuerna de 50 kilos atada a un pie, tras tirarse de un transatlántico británico en el Pacífico. Mel es la luz y la esperanza pero debe ser categórico. En el futuro de la ilusión y los recortes, no valen actos de apatía. Meter pierna está bien, pero la UD sigue buscando un ideario de juego.

La falta de contundencia defensiva -ahí está el primer gol- se repite de forma fúnebre. Villar y Barja se encontraron con excesivas facilidades -diez remates y seis saques de esquina-. El cuadro amarillo se rehizo y alcanzó los diez remates y seis saques de esquina -inofensivos-. Mel contabiliza cuatro victorias, dos empates y seis derrotas. Quince goles a favor y 19 en contra. Ha diseñado el futuro de forma magistral, pero debe actuar. Tomar bisturí. Si no lo hace, deberá hacerlo su superior. El escudo exige veredictos.