"Parecía que no iba a salir de esta, porque las lesiones de pubis son complicadas, pero bueno, ya estoy viendo la luz". Es la frase aliviadora que pronuncia David Simón, futbolista del Deportivo y ex de la UD, tras dar el primer sorbo al té que acaba de pedirse. Venía de caminar calle abajo desde el estadio de Riazor, donde había comido junto al resto de sus compañeros tras la sesión de trabajo en las instalaciones de Abegondo, hasta el paseo marítimo con una sonrisa, la del que sabe que el lunes le dan el alta después de haber sufrido un calvario.

Porque asegura haber vivido con "una angustia tremenda" los últimos diez meses, desde marzo de 2019, cuando empezó a sentir dolores en el pubis que le obligaron a operarse en noviembre, hasta que empezó a ver la luz al final del túnel con sus buenas sensaciones en las últimas semanas, ya con el grupo. Trató de evitar la intervención mediante tratamientos conservadores, pero al final tuvo que desistir.

"Al ver que no me recuperé después de un partido, que no podía ni levantarme de la cama, decidí pasar por el quirófano", recuerda. Fue después del choque entre el Dépor y el Numancia el pasado 18 de septiembre, el último que jugó. El mismo mes había participado ya ante el Rayo Vallecano y el Albacete, pero siempre sin estar a tope. La realidad acabó por llevarle al hospital y hoy lo celebra, porque una lesión como la suya, si no se opera, jamás se va.

Ahora Simón regresa al estado de felicidad y a partir de la próxima semana estará disponible para Fernando Vázquez, el hombre que ha reactivado al cuadro gallego hasta sacarlo del descenso y acercarlo a la promoción. El siguiente paso del de Jinámar es convencerle de que él debe ser el lateral derecho titular.

"Es un tío muy noble, muy buena gente. Siempre me dice: '¡Canario, recupérate! ¡Pío pío!' Me habla mucho también de su época en Las Palmas, que lo pasó muy bien y que quiere mucho a la ciudad", comenta mientras baja la infusión.

La clave de Vázquez

"Lo que ha hecho es dar mucha normalidad a las cosas. Es un tío muy listo, sabe motivar a la gente y nos ha dado tranquilidad. Nos dice sus dos o tres cositas tácticas, sin volvernos locos, y a raíz de ahí estamos creciendo y ojalá esto vaya a más", revela como clave del éxito para que su equipo haya conseguido cuatro victorias seguidas y sólo haya encajado un gol con el nuevo técnico en el banquillo.

Eso sí, pese al clima de euforia que existe en la ciudad prefiere ser cauto. "Con todo lo que hemos pasado todo el mundo es consciente de que hay que alejarse lo antes posible de los puestos de descenso". La receta, por tanto, es olvidar el playoff, o cuanto menos mantenerlo en silencio.

Desde la lejanía valora la temporada de su exequipo, donde asegura haber dejado muchos amigos. "Al principio empezó con muchas dudas, pero poco a poco fue creciendo. Y claro, con la llegada de Jonathan Viera, que marcó la diferencia, cogió una buena renta. Ahora el equipo tiene que crecer sin Jonathan y espero que sea después de jugar contra el Deportivo", dice justo antes de reírse.

Porque Simón ya vuelve a ser todo sonrisa. Lo pasó mal, pero ya está recuperado para el fútbol. "Las cuatro paredes del gimnasio me parecían ya un manicomio. Se lo decía a los fisios, que me dejaran ir a otros centros para cambiar de aire".

A su 31 años, termina contrato en junio, pero lo único en lo que quiere pensar es en estar bien y volver al césped. Su reflexión final, optimista. Son siete u ocho meses en los que no sales del gimnasio, no puedes hacer un trote... Por eso creo que salgo reforzado mentalmente. Me ha hecho saber valorar todo". La bala David Simón está de vuelta.