La última entrega del Apocalipsis. Una deshonra al escudo. El Cordobazo del 22-J, Montilivi -cayeron seis en Girona en 2018- y 40 minutos negros en el templo de la fabada. El Molinón se suma a la pasarela del horror con un descalabro mayúsculo (4-0). La UD toca fondo con la alegoría del desastre y van once jornadas sin ganar. El cuadro del novelista Mel naufragó tras una puesta en escena bochornosa en los primeros 180 segundos del segundo tiempo.

Tras maravillar y bailar al conjunto asturiano, llegó la desvergüenza. Los de Djukic impusieron su arista pragmática y dejan a Las Palmas en una situación tremendamente delicada. Lo hicieron casi sin querer, de una forma plácidad. La defensa amarilla fue una verbena y Mel se queda sin coartadas. Erró en los cambios, con el 2-0 en el electrónico, y se le vio superado en sala de prensa. Motivos para la alarma, motivos para empezar a dudar de un proyecto kamikaze. Empeñados en sufrir, en la Segunda más democrática de la historia, la UD no le gana a nadie.

Además, se está doctorando en perder la vergüenza. El descenso a Segunda B está a tres puntos. Once jornadas y 90 días sin ganar en un 2020 para echarse a temblar. Y el domingo, llega el Girona. Bienvenidos al infierno.

El 1-0 fue un regalo de Eric Curbelo para Álvaro, que de tiro cruzado instauró el régimen del pánico ante Valles. Y el segundo resulta cómico de valorar. Babin, sin marca, remató a la red ante el delirio del fortín asturiano. Lo hizo sin saltar, solo en el corazón del área. En esta fase crítica, Valles evitó una masacre. El papel de la zaga -salvando a De la Bella- no está a la altura del peso del escudo. Fue algo caricaturesco.

Murilo, con un tanto soberbio, y Nacho Méndez cerraron un festival de manicomio. El VAR anuló el quinto de Álvaro ante la mirada atónita del estratega madrileño. Más allá de la responsabilidad de Mel, el segundo tiempo fue de juzgado de guardia. Los dos centenares de fieles amarillos que presenciaron el humillante espectáculo del Molinón merecen una rotonda. Y una placa a su desaliento. Se resquebrajó todo, en un cambio radical de fisionomía. De la versión arrolladora y supersónica, se pasó a la de un sello vulgar, que llegaba tarde a todas las disputas. Se partió el dibujo. El hudimiento del Titanic ante un Sporting que fue pitado por sus seguidores en el primer acto.

Con Tana y Pedri en estado de gracia, los primeros 45 minutos fueron de matrícula. Lo que vino después, un Pearl Harbor. ‘Unión Deportiva Vergüenza.’

A los treinta segundos, Pérez se llevó una amarilla tras un choque salvaje con Eric Curbelo junto a la línea de cal. Tres minutos más tarde y en el primer córner local Babin remató de cabeza superando a Álvaro Valles, pero Mauricio Lemos evita el 1-0 sobre la línea de gol. Una aparición bendita y con Aythami Artiles por los suelos.

Remate de Benito Ramírez que despeja Mariño a córner. El balón era amarillo. De Fabio a Tana. La UD tocó y tocó. El regreso del ciclo de los violines por todo lo alto. Una mano de Javi Castellano en el área de Valles reactivó al Molinón. Se pitó penalti por activa y por el VAR. El impacto llegó precedido de un rebote, que transformó la acción en mera anécdota.

Poderío estético, pegada nula

Doble ocasión de la UD, primero de Rubén y luego de Tana. El balón se marchó por encima del travesaño. Pita el templo de la fabada. Misil de Fabio que se estrella en el travesaño. Fue el mejor primer tiempo foráneo de este curso para el bloque de Mel. Sin pasar excesivos agobios, el conjunto isleño mereció irse al descanso con un triunfo holgado. Lo que vino después no tiene nombre. Fue una puñalada al escudo.

Un balón de Unai Medina tocó hacia atrás Murilo, no llegó a despejar Curbelo y Álvaro Vázquez batió a Valles de remate cruzado. Tanto cómico. No hay justificación alguna. Apenas sin tiempo para recuperarse, la UD encajó el 2-0 en un córner lanzado por Pedro Díaz, que no acertaron a despejar los centrales y Babin metió la cabeza lo justo para superar a Valles. El enésimo despiste. Ver para creer. No aprende esta UD que arrastró el escudo sin límites.

Una salida en frío. Dos errores en apenas tres minutos y obligados a la épica. ¿Qué se podía hacer? Mel se sumó a la fiesta de los disparates. Hizo dos cambios simultáneos, dando entrada a Varela y Srnic por Curbelo y Fabio. Se fracturó la partitura. Las dos líneas quedaron muy separadas y cada balón a la espalda de los zagueros era una pesadilla. Una auténtica tortura. Pase en profundidad de Manu García sobre la internada de Murilo y el brasileño elevó el esférico hacia la escuadra. Tanto escandaloso bajo la hemorragia. Tres contras, tres goles.

Nacho Méndez hizo el cuarto y Álvaro tuvo el quinto, que finalmente fue anulado por el VAR. Consumada la herejía, Mauricio forzó la segunda amarilla en un acto tremendamente irresponsable en la zona de nadie. Qué baje Dios y lo vea. A Mel se le agotan las excusas. La UD completó un segundo tiempo penoso, que ya forma parte de la hemeroteca del horror. Siguió atacando, bajo un evidente desorden. El Sporting, con un gran Manu García, recibió el cariño de la grada. Del odio al amor solo hay un carrusel de imprecisiones. Pero lo más impactante vino tras el pitido arbitral. Un mes descolocado en sala de prensa, señalando a un plantel con deslices de alevines.

Lo grotesco fue la manera. La UD supo gestionar la pelota con un Tana imperial, pero volvió a lucir su falta de mordiente. Fabio, Benito y Rubén tuvieron ocasiones para ponerse en franquicia. Pero las curvas del guion quedan en un segundo plano. La manera en la que saltó el equipo tras el descenso fue una catástrofe.

Luego entraron Srnic, Varela y Cristian. El argentino dejó pincelados de artista. Inertes en ataque y desastrosos en el jardín de Valles. Este 2020 es un virus lapidario. La UD se complica la vida tras ausentarse 45 minutos. Inexplicable. Una ruleta rusa. Faltan doce puntos para sellar de forma matemática la salvación. Parece la cima del Everest. Cada punto vale una vida para este equipo de ratitos. Una tarde negra y un equipo roto. Solo queda el orgullo de Aythami en zona mixta. Para temblar. Se avecina el drama del siglo.

Ficha técnica:

Sporting de Gijón: Mariño; Unai Medina, Molinero, Babin, Damián Pérez, Javi Fuego, Pedro Díaz (Gragera, 85'), Murilo, Manu García (Nacho Méndez,73'), Carmona (Aitor García, 79'); y Álvaro Vázquez.

UD Las Palmas: Álvaro Valles; Eric Curbelo (Fede Varela, 54'), Aythami Artiles Oliva, Mauricio Lemos, De la Bella, Javi Castellano, Fabio (Srnic, 54'), Tana, Pedri, Benito Ramírez (Cristian, 62'); y Rubén Castro.

Goles: 1-0, m.46: Álvaro Vázquez. 2-0, m.48: Babin. 3-0, m.72: Murilo, 4-0, m.86: Nacho Méndez.

Árbitro: De la Fuente Ramos. Expulsó por doble amarilla a Lemos (90') y mostró tarjeta amarilla a Damián Pérez a los 30 segundos de juego.

Incidencias: Estadio de El Molinón Enrique Castro Quini. El Sporting lució brazaletes negros y se guardó un minuto de silencio en memoria de Luis Gragera, padre del jugador local José Gragera, que estaba entre los convocados.

1-0: Gol de Álvaro Vázquez

2-0: Gol de Baben

3-0: Gol de Murillo

4-0: Gol de Nacho Méndez