Sergio Araujo, por fin, ya está en Atenas para iniciar su cuarta etapa en el AEK, esta vez la definitiva. Porque el argentino, que llevaba una semana de trabajo con la UD Las Palmas en Gran Canaria, se marcha traspasado. Ya no volverá, o al menos nadie en el club lo espera de vuelta. Su salida no sólo amarga a Pepe Mel, que pierde al máximo goleador del equipo la temporada pasada –11 tantos–, sino también a la afición, que veía en el Chino a un jugador indispensable para optar a algo más que la permanencia el próximo curso.
Y la entidad, a pesar de que ingresará alrededor de 1,5 millones –más un extra en variables, según varios medios griegos– por la operación, verá como un futbolista que pudo haber vendido por 12 en 2015, justo después de que sobresaliera en la campaña del ascenso a Primera con 25 goles, incluido el definitivo, lo dejará ir finalmente por seis veces menos. La devaluación del delantero en seis año, por tanto, es de unos 10 millones.
Y quizá algo más, porque cuan do el Palermo italiano realizó su oferta incluyó cuatro más en función de determinados objetivos. Entonces la UD decidió no vender porque consideraba a Araujo un pilar imprescindible en su regreso a la máxima categoría, sin embargo, el tiempo le quitó la razón, porque nunca volvió a ser el que deslumbró en su primer año.
Los números hablan por sí solos: en 102 partidos ligueros más con Las Palmas en diferentes etapas, las que no estuvo cedido en el AEK, logró 22 tantos. Curiosamente, 11 de ellos fueron el curso pasado, en el que firmó su mejor actuación tras aquel lejano 2014-15.
Sólo participó en 29 encuentros por culpa de una lesión –otras en años anteriores también le lastraron–, pero la sensación general fue que se había recuperado definitivamente para el fútbol y que podía volver a ser el líder de un equipo llamado a aspirar a cotas mayores en el campeonato que arranca el próximo 15 de agosto. Al menos, desde la directiva han anunciado que serán «más exigentes», tal y como ha apuntado el presidente Miguel Ángel Ramírez en varias ocasiones.
El reto de Pepe Mel
Ahora corresponde a Pepe Mel tratar con una plantilla sin Araujo pero con Peñaranda, la gran apuesta del club para sustituir al argentino. El técnico le despidió en sus redes sociales con una foto en la que ambos se pasan el brazo por encima y un texto que reza: «Fue un placer estar contigo y trabajar juntos. Sigue trabajando duro y disfruta del fútbol. Mucha suerte Chino».
Horas antes, a unos 5.000 kilómetros de distancia, el ya ex jugador de la UD aterrizaba en Atenas, donde le esperaba Branko Milovanovic, ojeador internacional de la UD, que llevaba desde la semana pasada en Grecia para cerrar la operación –en la imagen que ilustra esta información aparecen ambos en el aeropuerto de la capital griega–.
Una de sus primeras frases nada más pisar tierra helena fue: «Estoy listo para jugar el amistoso de mañana – por hoy–». La frase la pronunció mientras era perseguido por los reporteros gráficos, periodistas y aficionados que le recibieron a su llegada al país.
Con el traspaso, que según diversos medios griegos se habría cerrado en 1,5 millones que luego podrían acercarse a dos, la UD Las Palmas pone fin a su relación con Sergio Araujo después de seis temporadas y varias renovaciones, la última hasta junio de 2023. Y se ahorra uno de los salarios más importantes de la categoría –alrededor de un millón de euros–.
La mirada de la entidad y del cuerpo técnico en cuanto al ataque se refiere se centra ahora en Jesé Rodríguez y Adalberto Peñaranda, los hombres llamados a liderar la vanguardia. Las cifras goleadoras de ambos en las temporadas anteriores no invitan al optimismo, pero son jugadores de nivel. En todo caso, habrán de demostrarlo. Lo que ya es un hecho es que el Chino ya es historia.
