El empate del conformismo. Un punto en una plaza grande, ante uno de los equipos llamados a luchar por el ascenso. La UD se va de Mendizorroza con un punto (1-1) gracias a un gol de Marc Cardona, el cuarto de la temporada en su haber, y después de reaccionar a una primera parte soporífera en la que el Alavés consiguió adelantarse al explotar Abde las debilidades en el repliegue defensivo insular.

Veinte minutos rimbombantes de Pejiño en la segunda parte le dieron el ritmo suficiente a Las Palmas para cumplir con el plan establecido por García Pimienta, visto lo visto en el tramo final del encuentro, en el que la pausa con el balón arrojó la respuesta de que salir con un empate de Vitoria es un resultado se da por bueno.

Si García Pimienta advirtió la jornada anterior de que la UD tenía que “saber jugar” los partidos en los que no tuviera la pelota como le pasó contra el Andorra, tampoco debió olvidar que a su equipo ya le tienen cogida la matricula y saben cómo meterle mano a la contra. Salvo Eric Curbelo, las cualidades de los centrales amarillos no cuentan con el registro de girar su torso y correr hacia portería propia con la mayor celeridad posible. Las virtudes son constructivas, las defensivas cuestan más.

De esta forma, Luis García ya sabía cuál era la hoja de ruta para aprovechar las debilidades amarillas. Entregar el balón, tanto como para tener solo un 20% de posesión, y esperar en su campo a que la línea defensiva insular cayera en la trampa de situarla a 40 metros de los dominios de Valles.

Así, entre el minuto 22 y el 23 se perpetró la tragedia griega. Primero, porque Óscar Clemente dispuso de una situación más que idónea para abrir el marcador cuando Moleiro le dejó sólo delante de Sivera con un toque sutil de cabeza y le ofreció un balón con el que chutar a bocajarro a Sivera. Pero en ese instante, en esa milésima de segundo en la que podía apretar el gatillo, prefirió imaginar una estampa más bella y prefirió devolvérsela a Alberto. Un pase que ni todo Mendizorroza se esperaba, ni los veintiún jugadores restantes del campo de juego, ni muchísimo menos el propio Moleiro. Desperdició el 0-1 y lo peor de todo, dio paso al segundo acto de la desgracia.

Porque apenas 25 segundos después, en un robo en la zona de tres cuartos babazorra, tres camisetas blanquiazules salieron como gamos hacia el campo rival para que en dos pases el Alavés se pusiera por delante en el marcador. Salva Sevilla filtró un pase para Miguel de la Fuente, circuló unos 40 metros con el cuero sin que Sidnei le hiciera ni cosquillas, tuvo que salir Curbelo a presionarle a la carrera, el punta dobló la pelota a Abde al costado izquierdo y de nuevo Sidnei quiso ser un espectador de lujo en el 1-0.

El brasileño ahora sí metió el pie, con la salvedad de que era dentro del área de Valles, por lo que lo hizo tímidamente. La misma tibieza con la que el portero puso sus guantes para detener el cronómetro de imbatibilidad en 314 minutos desde que comenzara la competición.

Luis García se abrazaba con su equipo técnico y confirmaba que el plan le estaba saliendo a pedir de boca. Con aguardar en su parcela y esperar el momento de dar el picotazo corriendo a la espalda de los centrales de la UD tiene. La posesión amarilla, totalmente inútil.

¿Porque de qué sirve amasar el esférico si solo pudo disponer de cuatro remates en toda la primera parte Las Palmas, tres de ellos en remates de cabeza en balones colgados que no llevaron ningún tipo de peligro, y un lanzamiento lejano de Nuke? Para absolutamente nada más allá que llevar el tedio a la hora del almuerzo.

Hora de despertar

Llegado el descanso, con una amarilla incomprensible mostrada a Nuke instantes previos al pitido del ecuador, García Pimienta detectó los problemas de su planteamiento. De nada sirve tener a Marvin en el terreno de juego si el chico no puede correr al espacio. Con la telaraña defensiva plantada por el técnico local, era el momento de Pejiño y su descaro.

Con el de Barbate en el terreno de juego, a pesar de ubicarse en el costado diestro, el guion de la película comenzó a desarrollarse por otros derroteros. Ya, al menos había once jugadores en el terreno de juego, pues la primera parte de Marvin fue para olvidar.

Y de Pejiño nació la jugada para la tranquilidad amarilla. El gaditano recogió el balón, tiró un regate hacia la zona central, levantó la cabeza y el sentido arácnido le avisó de que en la espalda de Anderson se hallaba un hueco al que enviar un pase de unos 30 metros. Fino, milimétrico, con exquisitez golpeó el cuero y Sergi Cardona, que llegó como un tren hasta la línea de fondo sacó un centro a las botas del hombre de moda.

Esta vez sí, el pase de la muerte fue certero, pues Marc Cardona estaba solo en el área y con dejar la bota totalmente distinta de cómo lo hizo en toda la pretemporada, sumó un nuevo gol a su cartera, el cuarto de la temporada, los mismos que firmó Armando Sadiku en todo el año pasado. Más que amortizado y quedan 38 citas más.

Con el 1-1 en el luminoso, la UD empezó a creer, sobre todo porque ya jugó a otro ritmo y el Alavés, jugando en casa, tampoco se iba a pegar todo el encuentro agazapado. Ahí, de vez en cuando se abría alguna rendija y Las Palmas con espacio es un rodillo.

Pero si no pasó muchos apuros tampoco el equipo amarillo fue por la actuación de Mfulu. El portador del brazalete de capitán está dejando huella de por qué es uno de los jefes del equipo con su ejemplo. A pesar de tener que lidiar toda la segunda parte con el peso de la amonestación el franco-congoleño no se arrugó en ningún momento, llevado por el amor que está experimentando por el escudo. No decae y arriesga cuando la situación está crítica.

Aun así, toda la fe que fluyó con la entrada de Álvaro Lemos y Pejiño antes del tanto del empate, se fue diluyendo a medida que se acercaba el minuto 90. Imperó la sensación de conformismo en las filas insulares. Demasiado balón entre los centrales, sin verticalidad alguna, ahora se habían cambiado las tornas y era Las Palmas el que invitaba al Alavés a que le presionara.

Todo ello con el riesgo de que en cualquier momento puede llegar el susto, y vaya si llegó, cuando Rober casi hace el gol del ex. Al extremeño le cayó un balón en el centro del área tras una jugada enmarañada al enfilar al arco amarillo, Valles volvió a hacer uno de sus milagros con un paradón volador para evitar la primera derrota de la temporada.

Todavía con el miedo en el cuerpo, Pimienta dio por buenas las tablas, más aun cuando pasó a cerrar el partido con una línea de cinco defensas al introducir a Saúl Coco como tercer central para quitar a Marc Cardona, además de ingresar a Benito por Óscar, los dos elementos más ofensivos con los que contó la UD en Vitoria.

FICHA TÉCNICA

Deportivo Alavés: Sivera, Anderson, Maras, Sedlar, Rubén Duarte; Álex Balboa (Benavidez, 83'), Salva Sevilla (Toni Moya, 74’), Abde (Rober, 74’), Alkain (Guridi, 62’), Jason; y Miguel de la Fuente (Mohamed, 83')

UD Las Palmas: Valles, Álex Suárez (Lemos, 54’), Sidnei, Curbelo, Sergi Cardona; Mfulu, Loiodice, Moleiro (Benito, 87'); Marvin (Pejiño, 45’), Óscar Clemente (Fabio, 78’) y Marc Cardona (Coco, 87').

Goles: 1-0.- (24’): Abde; 1-1.- (63’): Marc Cardona

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Amonestaciones: Óliver de la Fuente Ramos (C. Castellanoleonés). Amonestó por parte de Las Palmas a Mfulu (min. 43), Álex Suárez (min. 50).

Incidencias: Estadio de Mendizorroza, ante 11. 388 espectadores. En la previa del encuentro se produjo un altercado entre ambas aficiones en los aledaños del estadio que se resolvió sin ningún herido y disuelto por la Ertzaintza.