Gran preocupación por el estado de salud de la reina Isabel II de Inglaterra tras anunciarse que, por primera vez, no presidirá ni estará en los actos previstos para celebrar el Día de la Commonwealth que, año tras año, se conmemora en el icónico enclave londinense de la abadía de Westminster.

A punto de cumplir 96 años y tras superar hace unas semanas la COVID-19, parece que la monarca se ha visto obligada a reducir considerablemente sus apariciones públicas debido a su avanzada edad y a que ya comienza a notar los signos del paso del tiempo.

Acostumbrados a ver de la reina de Inglaterra una imagen de mujer todoterreno que siempre estaba presente en todos los actos que se le apuntaban en agenda, según han confirmado los medios británicos, el objetivo de la casa real inglesa es "minimizar la agenda de la reina al mínimo y que sus apariciones públicas serán muy pocas con el objetivo de no cansar a la monarca".

Problemas de movilidad

Además, no solo para evitar que Isabel II tenga mucho trasiego se ha tomado esta decisión. En su última aparición pública, en la que recibió en palacio a Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá, se pudo ver cómo la reina de Inglaterra mostraba ciertas dificultades de movilidad que también causaron una gran alarma en el país.

De hecho, los movimientos que están surgiendo en torno a la figura de la monarca están desatando aún más la rumorología sobre el agravamiento de la salud de la misma, y es que desde la casa real británica también han confirmado que Isabel II no asistirá al funeral previsto para el mes de abril en homenaje a su marido, Felipe de Edimburgo.