La nobleza en la lucha canaria está en entredicho. Los incidentes ocurridos en la final de la categoría juvenil de Fuerteventura, celebrada hace unos días en el Terrero Puerto Cabras de la capital majorera, entre el Saladar de Jandía y el Maxorata, donde se proclamó campeón el equipo del Maxorata por 12-7, demuestra que el futuro del deporte vernáculo no es nada halagüeño si así se comportan los luchadores de la base.

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