Miles y miles de litros de agua cayendo al vacío...y fuertes vientos de aire helado. Juntos producen un efecto mágico en las cataratas de Hakou. Un paisaje de carámbanos que -según los testigos- desprenden un brillo plateado cuando pueden verse bajo la luz del sol. El fenómeno atrae cada vez a más turistas, dispuestos a recorrer enormes distancias y a enfrentarse al frío polar para poderr contemplarlo y fotografiarlo.