Este jueves se cumple un año de su desaparición y aún no hay rastro de su paradero, aunque ayer se produjeron las primeras detenciones. El principal sospechoso es un electricista que trabajó en labores de mantenimiento de la catedral de Santiago pero que había sido despedido. Además, la policía ha detenido a su esposa y su hijo como posibles cómplices del hurto del Códice Calixtino.