El Gobierno de Canarias planea poner en marcha su propio servicio de meteorología que refuerce el de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), con el objetivo de "afinar" lo máximo posible en la predicción del tiempo y en avisos y alertas para intentar paliar, así, los devastadores efectos de fenómenos atmosféricos adversos, como el temporal que azotó Telde hace un año y la fuerte tromba de agua que cayó hace una semana, sobre todo en el norte de Tenerife.
"Tenemos un problema con la información que nos llega de la Aemet", admitió la consejera regional de Política Territorial, Sostenibilidad y Seguridad, Nieves Lady Barreto, que criticó que al Ejecutivo le están llegando los avisos como "observados", es decir, cuando el hecho se está produciendo o ha finalizado. De ahí que avanzó la intención del Gobierno de "reforzar" el servicio meteorológico en Canarias, en tanto que "de alguna manera tenemos que conseguir que los avisos nos lleguen de una forma más clara y, además, tienen que ser avisos y no contarnos la situación que ya ha pasado, que eso ya lo vemos", aseveró la consejera.
En concreto, la Aemet depende de la Administración General del Estado, pero el Gobierno canario tiene competencias en meteorología y considera que es hora de ejercerlas. Así lo manifestó la viceconsejera de Medio Ambiente y Seguridad, Blanca Delia Pérez, que informó de que el Ejecutivo baraja tener un servicio meteorológico propio o un servicio de apoyo a la Aemet. "Estamos estudiando qué figura usaremos, intentamos ver cómo montamos un servicio que probablemente se asemeje bastante al del País Vasco", adelantó.
En este sentido, se refirió a la Agencia vasca de Meteorología (Euskalmet), creada por el Gobierno vasco y con 25 años de experiencia. De hecho, representantes del Ejecutivo canario visitarán Euskadi a finales de este mes para conocer cómo funciona este organismo.
Revisar los avisos
La viceconsejera insistió en la importancia de "garantizar mayor coordinación con la Aemet para ser más efectivos". Añadió que "desde hace tiempo hay muchos problemas en la previsión meteorológica". "No son hechos puntuales ni aislados, estamos teniendo mucha previsión a fenómeno observado", protestó Pérez, que reiteró la necesidad de disponer de "recursos propios", además de "revisar cuándo hay que dar los avisos a la población" y articular mejor los protocolos de actuación con los cabildos.
El propósito es elaborar un informe que se presentará a la consejera y al presidente, Fernando Clavijo, a finales de año para "afrontar el camino definitivo", apostilló la viceconsejera, que señaló que la administración no podrá hacer "inversiones millonarias", pero sí hará "un esfuerzo" para asumir el coste.
"Tenemos un territorio muy frágil donde cada vez se están dando más este tipo de fenómenos, y se están generando escorrentías importantes peligrosas para la protección civil y para la conservación de bienes públicos y privados", adujo, para, a continuación, aclarar: "No queremos suplantar a nadie, sino reforzar este servicio porque estamos teniendo muchos problemas".
Visión contraria exponen desde la Aemet, que defienden que el servicio funciona "correctamente" y alegan que los avisos se hacen normalmente con 48 horas de antelación, algo que "es bastante fiable, pero a veces la predicción no se ajusta a lo inicialmente previsto y sorprende alguna tormenta y hay que subir el nivel de aviso". Eso fue lo que ocurrió el 22 de octubre de 2015 en Telde, pero "desde el año pasado no ha habido ningún tipo de aviso observado", indicaron.
Las mismas fuentes destacan la labor de esta entidad durante muchos años y su relación "fluida" con el Gobierno canario, la Dirección General de Seguridad y Emergencias y Protección Civil. "Nunca ha habido ningún problema", apuntan.
Al vivir en islas resulta "complicado predecir dónde va a caer el chubasco más intenso", explicó, por su parte, el geógrafo Pablo Máyer. "En Canarias a veces es complejo acertar, sobre todo cuando hay nubes convectivas que se producen en el caso de las tormentas y que se anclan en determinados relieves asociados a procesos de convergencia y son bastante complejos de predecir", reconoció el profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, con experiencia en Climatología Aplicada. El experto apunta la posibilidad de instalar en determinados núcleos de población radares de seguimiento de tormentas para mejorar la alerta temprana y reforzar la previsión y vigilancia de la Aemet, aunque advierte de que esto conlleva invertir "grandes cantidades de dinero". Un radar cuesta más de 500.000 euros.
