El bazar Ani de San Fernando de Maspalomas es toda una institución en los carnavales del Sur. El comercio, que abrió sus puertas hace más de 40 años, se ha convertido en el ropero de las almas carnavaleras no solo de San Bartolomé de Tirajana, sino del resto de la Isla. Estos días cerca de 1.200 mascaritas buscan entre sus estanterías la pluma y la lentejuela perfecta para la cabalgata de Playa del Inglés, que se celebra el próximo sábado 27 de febrero. La fundadora del negocio, Ana María Rivero, disfruta de sus últimas fiestas tras el mostrador. A sus 65 años deja en manos de sus hijos las riendas del negocio.

Maspalomas no necesita colgar en sus calles el cartel de felices fiestas para anunciar el comienzo del carnaval. Todo aquel que traspasa la GC-500, a escasos metros de la Viuda de Franco, sabe que el Sur ya se ha puesto la peluca por el colorido y la afluencia de visitantes que presenta el escaparate de la tienda de Ana María Rivero.

En sus 180 metros cuadrados de superficie este comercio familiar viste con más de 1.200 modelos, a cual más ocurrente, a los aliados de Don Carnaval. Desde disfraces clásicos, como policía, enfermera o payaso, hasta las últimas tendencias de las fiestas, dedicadas en esta ocasión al cine de Hollywood. Es por ello por lo que las pelucas rubias de Marilyn y las máscaras de Star Wars llegarán a agotarse probablemente a finales de la próxima semana. Sin embargo, este devenir de pestañas, sombreros y plataformas no solo sirve de ropero a los asiduos de Yumbo por estas fechas, sino también durante todo el año a los artistas que amenizan las noches en los hoteles, gran parte de los actores de las producciones cinematográficas que se ruedan en el Sur así como los participantes del Orgullo Gay.

De ahí que el local se haya especializado con el paso de los años en zapatos de mujer con tallas propias de hombres. "Tenemos tacones y plataformas disponibles hasta la talla 46. Traemos este tipo de mercancía de Estados Unidos porque es un producto que los clientes nos piden mucho", explicó Yamilé Armas, dependienta y una de los tres encargados de revelar a Ani en la gestión de la tienda.

Tras toda una vida tras el mostrador, "desde chiquita" en la gasolinera de su padre, Ana María Rivero dejará en los próximos meses la aguja y el dedal de su mercería para "por fin" disfrutar de una merecida jubilación. "La esencia de la tienda seguirá siendo la misma, con un trato cercano y una oferta de lo más variada de la Isla", aseguraron los hermanos Armas. Solo que su fundadora se dedicará a partir de ahora a "viajar", "pasear" y darle cuerda suelta a la "guitarra".

Rivero comenzó a trabajar desde temprana edad en la tienda de aceite y vinagre que regentaba su familia en el edificio Mercurio. Tras trasladar el comercio al otro lado de la rotonda de la Viuda de Franco, probó suerte con la venta de comestibles, regalos y juguetes. Finalmente, los disfraces y los enseres de costura le otorgaron la popularidad en el resto de la Isla.