Tres variantes tácticas a la caza del tesoro más codiciado. La UD atómica, el sello que deslumbró en verano con la adquisición de Juan Carlos Valerón, mantiene un divorcio con el gol. El equipo de Lobera suma 8 dianas tras 900 minutos de juego en esta Liga -las diez primeras jornadas-. Lo que significa, que el balón besa la red cada 112 minutos. Escaso premio para un bloque confeccionado con mimbres de garantías para aniquilar a sus rivales, en busca del sueño del ascenso a Primera División.

Ayer, la primera opción fue ubicar a Máyor como única referencia, con Asdrúbal Padrón, algo más retrasado. En las bandas, Nauzet Alemán -derecha- y el internacional iraní Masoud. Vicente Gómez y Apoño actuaron de salvavidas, sosteniendo al equipo en la dirección, desde la parcela central. La misión de Ángel López y Xabi Castillo era la de subir con ambición.

Solo un disparo, tras un centro milimétrico de Masoud, desde la izquierda, se presentó como la única contribución ofensiva tras 45 minutos. El extremo de Las Mesas, que aprovechó el desconcierto de los centrales Dos Santos y Truyols, lanzó con el exterior pero el esférico se marchó desviado. La serenidad del Murcia dejó a Máyor sin su ecosistema favorito. Lejos del área, el punta alicantino pasó desapercibido. Asdrúbal, agotado y acusando el esfuerzo del pasado jueves en la Copa del Rey, ante el Hércules, tampoco supo encontrar las respuestas ante Casto.

Al misil de Nauzet, cabe añadir dos cabezazos: uno de Vicente Gómez y otro de Aythami Artiles, que inquietaron la plácida tarde del portero pimentonero Casto.

Ante diez, tras la roja de Acciari, Lobera tocó la corneta. Revolución ofensiva en el laboratorio del técnico aragonés. Para dinamitar las dos férreas líneas de cuatro hombres, y ante el temor de una contra de Tete o Kike, el entrenador amarillo apostó por un doble cambio. Un mensaje contundente. Giro de 180 grados. Retiró a Máyor y dio entrada a Tana, que se ubicó como jugador más adelantado, junto a Asdrúbal Padrón. Además, optó por dejar en la caseta a Aythami Artiles -un central-, y darle la brújula a Juan Carlos Valerón. De tal manera, que Apoño y Vicente Gómez [con una tarjeta amarilla], junto a Deivid, actuaron como zagueros de circunstancias. Un movimiento que provocó un ataque sin un nueve típico, de peso en el ataque.

Asdrúbal y Tana, que ofreció destellos imaginativos, lucieron su conexión letal. Masoud, desde la izquierda, se convirtió, una vez más, en el embudo de oro para finiquitar el encuentro. Control estéril. Cada centro al área del Murcia, sin un estilete amarillo, se convertía en una pesadilla. La UD, sin GPS, cayó en el trampa mortal de Velázquez, que fue expulsado.

A falta de diez minutos, Lobera apostó por el nigeriano Macky Chrisantus -que entró por Ángel López- como nueve tanque. Tras 35 minutos de insistencia, en la segunda parte y ante diez, de una lucha titánica, el cuadro amarillo recuperaba su plan inicial. Nuevo giro para dar con el tesoro del gol y fulminar la telaraña roja. En la lucha infernal contra el reloj, Macky fue un reclamo marchito, que tuvo en un remate de cabeza la oportunidad de acabar con el tedio. No era el día de la UD, que lo intentó, hasta con tres sistemas diferentes, que lucieron la misma candidez.

Con un plantel barroco, con fichas fabricadas para el ataque total, Valerón, en la posición de mediocentro, buscó una y otra vez las cabalgadas de los laterales. De igual manera, trató de dibujar una asitencia imposible, para Macky o Asdrúbal, ante el cerrojo murciano. Pero no hubo manera, la fórmula que deslumbó ante el Hércules en Copa, con un juego brutal, se estrelló ayer, ante una muralla insalvable. El Molinón debe pagar los platos rotos, en la próxima cita.