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Baloncesto Eurocup

Y para terminar, caviar del bueno

Los rusos sentencian en el último cuarto con siete triples

Y para terminar, caviar del bueno

Después de un primer plato que dejó a todos los comensales con ganas de más, en el segundo el Khimki dio carpetazo a la cena. Lo rusos se habían guardado lo mejor para el final. El equipo de Rimas Kurtinaitis dio una exhibición en el último cuarto con siete triples en ocho intentos, un festival con el que dejó a todo el pabellón atiborrado y sin ganas de postre. En cuestión de diez minutos finiquitaron el partido y la final de la Eurocup. La mesa la puso el Gran Canaria pero el menú corrió a cargo del Khimki. Y sirvieron el especial de la casa: caviar del bueno.

Petteri Koponen metió dos triples, Tyrese Rice otros dos en tres lanzamientos, Egor Vyaltsev anotó dos más y Sergey Monia el otro. En total sumaron 21 puntos de los 32 que anotó el Khimki en los últimos diez minutos para lograr un parcial de 12-32 que ventiló las ilusiones del Herbalife Gran Canaria. El arsenal ofensivo de Kurtinaitis a pleno rendimiento. El conjunto amarillo, agotado tras el esfuerzo previo, llegó tarde a algunos lanzamientos de los rusos, pero en otras ocasiones Rice y compañía encontraban el aro amarillo hasta con las manos del rival en la cara. Magia.

Y a cada una de esas puñaladas que fueron desangrando al Gran Canaria, los de Aíto respondían con balas de fogueo. Los errores dieron paso a la impotencia. Porque hasta entonces los insulares estaban con sus opciones de título intactas, pero ya Koponen, con un canastón sobre la bocina para despedir el tercer parcial, avisaba a los locales de que estaban guardando el plato fuerte para el final.

Arrancaba así el último cuarto con un marcador de 54-59. Los amarillos estaban vivos pese a que el Khimki demostraba su superioridad. Pero ya en los primeros minutos del parcial definitivo se vislumbraba la tragedia. Brad Newley, visiblemente lastimado por la lesión, perdió un balón y Vyaltsev respondió con el primer bocado. O'Leary cometió una falta en ataque y Monia dio el segundo para igualar la máxima diferencia del Khimki hasta entonces, de once puntos (54-65, m. 31).

Rice, el que faltaba

Eulis Báez, el mejor del Gran Canaria hasta entonces, y Tomás Bellas volvieron a la pista. Así, para frenar la sangría juntaba García Reneses por primera vez en el partido a Oliver con el base madrileño, pero no funcionó. Después de un tiro libre anotado por Kuric, el único punto de los amarillos en cuatro minutos, el Khimki siguió a lo suyo.

Koponen anotó en penetración y Vyaltsev golpeó con otro acierto desde 6,75 metros. Y ya iban tres. Se pusieron así a 20 puntos de ventaja los rusos cuando quedaban seis minutos (55-75). Fue un visto y no visto. Y pese a la puntería del Khimki y al desgaste local Aíto solo pidió un tiempo muerto en diez minutos, una pausa no sirvió para aliviar a los amarillos.

No había reacción a cada bofetón visitante y solo Kyle Kuric, con nueve puntos, sumaba para el Gran Canaria. Totalmente hundidos, los amarillos se olvidaron de que quedaba un partido de vuelta e hincaron la rodilla. El huracán les estaba pasando por encima. Así que Koponen continuó el recital con otro triple. Y a todo esto Tyrese Rice se sumó al festín. Querían sentenciar.

El estadounidense, MVP de la Eurocup, también guardó lo mejor para el final. Ya había demostrado su habilidad, velocidad y visión de juego, pero apenas llevaba siete puntos hasta que quedaban cuatro minutos. Y en ese período anotó dos triples espectaculares, uno cayéndose hacia atrás y el otro tras amagar con una penetración. Una barbaridad. El sello del mejor jugador de la última Final Four de la Euroliga también pasó por el Gran Canaria Arena. Un rodillo de nivel Euroliga que no se cebó con el Herbalife hasta el segundo plato.

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