¿Cómo sabe esa medalla de oro a toro pasado? ¿Están en una nube todavía?
Estamos supercontentas de haber conseguido este triunfo y la verdad es que estamos en una nube todavía porque hemos trabajado muchísimo para llegar aquí.
No fue un camino fácil. En las fases previas tuvieron que batallar hasta la prórroga en varias ocasiones.
Sinceramente pienso que hemos sido el equipo que más ha sufrido durante todo el campeonato, sin lugar a dudas. Hemos tenido que jugar muchas prórrogas, y también cada partido ha sido un mundo. Hemos estado superajustadas, pero al final con trabajo duro en equipo, conseguimos el oro.
¿Saben mejor las medallas sufriendo? ¿O a uno le gustaría pasar menos apuros?
El trabajo siempre tiene su recompensa, quizás un poquito más de tranquilidad, seguridad para jugar, hubiese estado bien. Pero como el pasado no se puede cambiar, me quedo con esta experiencia, que ha sido muy buena.
Si repasamos los encuentros que les llevaron a la final, ¿cuál entrañó más dificultad?
Tuvimos que jugar prórroga contra Rusia, que fue el primer partido de la primera fase de grupos, muy duro, y en la segunda contra Italia y Francia fue un tú a tú, siempre tres puntos arriba, tres abajo, y al final supimos resolverlo.
En lo personal y lo profesional, ¿qué supone esta victoria?
Para mi carrera deportiva esto es un grandísimo logro. No todo el mundo puede decir que es campeona de Europa en una categoría tan difícil como la sub 18. Pero también se crece mucho como persona y las compañeras ganan muchos valores de confianza y cariño.
La unión en el vestuario fue clave para este triunfo...
Esta preparación fue distinta pues hubo jugadoras que no pudieron estar porque estaban con la sub 19 y otras con la sub 18. Al final el grupo en sí entrenó un día antes, entonces el trabajo en equipo y el compañerismo fueron claves para poder conseguir el oro. En el campeonato fuimos de menos a más, con mayor afinidad dentro y fuera de la cancha.
¿Notaron las ausencias de las lesionadas Martiáñez y Junio?
Eran unas jugadoras que tenían un gran peso en el equipo y les dedicamos el oro con una camiseta.
¿A quién dedica la medalla?
A mis padres, Joaquín y Elena, y mi hermana, Yaiza, porque son un pilar fundamental en mi carrera.
Vio la final desde el banquillo, pero en semis
Debuté contra Italia cinco o siete minutos. Al principio se pasan un poco de nervios, sabes que todo el equipo confía en ti y cuando sales a pista tienes que darlo todo. Es una gran responsabilidad y también un orgullo representar al país y a todas las jugadoras que no pueden estar ahí.
Ya rozó la gloria el pasado año como subcampeona del mundo contra Estados Unidos...
Fue en República Checa, perdimos sólo de dos en el último segundo, pero creo que con el oro de este europeo nos quitamos la espinita que se quedó clavada el año pasado, porque habíamos trabajado durísimo. Obtuvimos la plata, y aun así, no estuvo nada mal.
Desde 2013 defiende la elástica del ahora Spar Gran Canaria, pero se crió en el Canterbury. ¿Cómo empezó?
Siempre me había gustado el baloncesto y en preinfantil mis padres y yo decidimos apuntarme un año en el equipo del Colegio Hispano Inglés, y luego dos años en el Canterbury. Ahí empezamos a jugar campeonatos de España, y como destacaba, Domingo Díaz no dudó en llamarme y acepté para debutar en el primer equipo.
¿Qué estudios cursa?
La próxima temporada compaginaré 2o de Bachillerato con la Liga Femenina. Requiere muchísimo esfuerzo, a veces no puedes acudir a clase.
¿En qué instituto?
En el IES Isabel de España.
¿Tiene pensado entrar en la universidad?
Para mí los estudios son fundamentales. Tengo en mente Administración y Dirección de Empresas o Económicas.
¿Algún ídolo en la pista?
En chicas, me siento muy identificada con Marta Xargay, por su versatilidad como base y pívot, según el partido, y en chicos, el Chacho Rodríguez, por la alegría con la que juega y la calidad que tiene.
