La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Al Granca le pintan la cara

El equipo de Aíto García Reneses vuelve a perder el derbi (65-63) ante el Iberostar Tenerife

Al Granca le pintan la cara

Al Herbalife Gran Canaria, cuando le da por creerse grande, le suelen pintar la cara. La soberbia le debilita tanto como la kryptonita a Superman. La vanidad le hace perder su identidad. Y sin eso, sin valores como la energía, la intensidad o la humildad -todo lo que le hace respetable en la ACB desde hace años-, el equipo claretiano no es nadie. Sólo un nuevo rico más. Anoche, en La Laguna, el Granca se dejó la modestia en la taquilla del vestuario y acabó pegándose un tiro en el pie: ante el Iberostar Tenerife, frente a un rival que hasta ayer sólo acumulaba derrotas y que en el minuto 22 del derbi agonizaba al perder por 10 puntos de diferencia (29-39), el conjunto de Aíto García Reneses se creyó un gigante al entrar al pabellón y, pocas horas después, salió del mismo recinto minimizado por un adversario que, a falta de talento, fue todo corazón (65-63).

No se le nota cómodo al Herbalife Gran Canaria en un escenario como el derbi. En el pabellón Santiago Martín, con la derrota de ayer, ya acumula tres tropiezos consecutivos ante el Iberostar Tenerife. Y el común denominador en cada uno de esos traspiés suele ser el mismo: el brío con el que el CB Canarias, al admitir su inferioridad por cuestiones como la calidad o el número de recursos, encara este tipo de encuentros. El conjunto aurinegro cerró una semana para olvidar, tras el cambio de entrenador -Txus Vidorreta debutó en el banquillo tras la marcha de Alejandro Martínez-, la espantada de Xavi Rey y el corte de Kerry Carter, con una victoria que levantó a base de ganas. Y un dato, tal vez irrelevante en las estadísticas, avala tal afirmación: se llevó todos los balones sueltos.

Inferior por todo, porque así lo dice la clasificación de la Liga Endesa -cuatro triunfos de diferencia antes del salto inicial-, por el pelaje de sus jugadores y hasta por el número de piezas en acción -Vidorreta utilizó a ocho profesionales y dio 13 minutos de juego a Mamadou Niang, con ficha del filial-, el Iberostar Tenerife optó por llevar el derbi al fango, el único escenario en el que podía mirar de frente al Granca. Y la apuesta, aunque resultó fea de solemnidad, fue ganadora para el conjunto aurinegro. Jamás se le pasó por la cabeza entregar la cuchara. Ni cuando lo fallaba todo ni cuando el Granca parecía entonarse.

Omic, un martillo

Con el adversario disminuido sobre la pintura -con Blagota Sekulic lastrado por un esguince de tobillo y con una plantilla descompensada por una plaga de ala-pívots-, el Herbalife Gran Canaria cargó de entrada contra el punto más débil del Iberostar Tenerife: el juego interior. Y por ahí sobresalió Alen Omic, enorme ante unos rivales que a su lado parecían del mismísimo Lilliput.

Seis puntos consecutivos del pívot esloveno marcaron la primera diferencia seria entre el Iberostar Tenerife y el Herbalife Gran Canaria (4-11, min. 6). Hasta ahí, todo transcurría a partir de la lógica: el equipo de García Reneses, superior -sobre todo por dentro-, intentaba sacar al rival del partido a empujones y desde la pintura. Y ante este panorama, frente a todo el potencial académico del conjunto claretiano -perfecto en la teoría-, el CB Canarias convirtió el derbi en una guerra de guerrillas.

Davin White, desaparecido durante las cinco semanas previas, empezó a enchufar justo ayer (14 puntos); Nico Richotti puso sobre el parqué parte de todas las posibilidades que tiene su juego -anotó dos triples que dieron oxígeno, logró que Sasu Salin sólo se dedicara a perseguirle por la cancha y penetró contra la canasta visitante como un cuchillo corta la mantequilla-; y secundarios como Tim Abromaitis, Will Hanley o Niang colaboraron de manera activa para mantener en pie al CB Canarias.

Todos, en el Iberostar Tenerife, sumaron para celebrar la primera victoria de la temporada, un triunfo que para el club aurinegro vale su peso en oro, pero la pieza que marcó la diferencia entre el CB Canarias y el Granca tiene nombre y apellidos: Javier Beirán Amigo. El alero, justo cuando su equipo empezaba a dar señales de fatiga (29-39, min. 22), se echó al Iberostar Tenerife a la espalda.

En ocho minutos, hasta el final de tercer cuarto, Beirán anotó 12 puntos, puso en juego el orgullo de toda una institución, la afición se vino arriba y, de paso, resucitó a un muerto. Ya nada volvió a ser igual. Al Herbalife Gran Canaria, de repente, se le fue la luz.

Siempre incómodo, como si todo le molestara, el Granca se diluyó entre su propia miseria. Pangos no tomó una sola decisión acertada al final del duelo, Newley, Báez y Salin no se parecieron ni a su sombra, Rabaseda y Aguilar dejaron en un amago su intento de dar un paso al frente, García Reneses sentó a Omic y el Iberostar Tenerife convirtió el derbi canario en el 1 de mayo: la fiesta de los trabajadores, un mal plan cuando uno, como el Granca, se aburguesa.

Compartir el artículo

stats