Los olivicultores de la caldera de Tirajana han iniciado los trámites para conseguir el registro sanitario que les permita envasar sus productos y comercializarlos en el mercado. El proyecto lo lidera la asociación Asoligran, cuyo objetivo es promocionar este cultivo y sacar rentabilidad a la producción de la aceituna, que la temporada pasada ascendió a 150.000 kilos y de ellos se obtuvieron 30.000 litros de aceite de oliva virgen.

Por ese motivo, el colectivo ha decido apostar por la venta del aceite, una actividad que se realiza de tapadillo en el ámbito local y que ahora se quiere legalizar, entre otras razones porque cada vez son mayores las cosechas que se recogen y que luego se muelen en la almazara de Santa Lucía, generando un excedente para el consumo doméstico que invita al negocio.

Uno de los entendidos es Manuel Pérez Lorenzo, quien trabaja como ingeniero agrónomo en el Ayuntamiento de Santa Lucía y considera que la iniciativa es más que viable. Pérez participó ayer en un almuerzo celebrado por Hecansa en Maspalomas para promocionar este producto, ocasión que aprovechó para explicar las características del olivo en Gran Canaria. Dijo que su futuro está garantizado porque su cultivo se encuentra en pleno desarrollo y presenta grandes condiciones para adaptarse al entorno.

También destacó las actuaciones que se han puesto en marcha en los municipios del Sureste y de San Bartolomé de Tirajana para mejorar las prácticas agrarias. Entre ellas destaca la promoción de nuevas plantaciones y la introducción de variedades de aceituna que enriquecen el aceite obtenido a partir de la aceituna del país.