En el año 2011 publicamos don Enrique Pérez Herrero y yo el Testamento de Antón Cerezo, con la colaboración de don Juan Gómez-Pamo Guerra del Río. Don Enrique hizo la transcripción del documento, yo me encargué del estudio del contenido y don Juan elaboró el árbol genealógico de la familia.

El testamento del genovés, afincado en Agaete y propietario del ingenio de azúcar, es de lo más interesante, pues nos descubre su rica personalidad, su entorno familiar, laboral y religioso, sus propiedades y sus donaciones.

Yo voy a exponer y comentar en este artículo las cláusulas que hablan de los dos retablos que don Antón mandó traer de Flandes, tesis que defendió en su día la investigadora y profesora de arte de la universidad de La Laguna doña Constanza Negrín Delgado, ya fallecida, después de un minucioso estudio del archivo parroquial.

Estos retablos fueron destinados a presidir el altar mayor de la ermita de las Nieves y el de la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Concepción.

Veamos, en primer lugar, las voluntades del donante:

Ermita de las Nieves

En el inventario de bienes de la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves, al folio 92 v., leemos:

"Un retablo grande que está en el altar de la dicha capilla de nuestra señora la virgen maria de pinzel con señor san antón e san cristóbal en la una puerta y en la otra señor san francisco e en la peana del dicho retablo los doze apostoles con nuestro señor jesucristo en medio, en el puesto e pintado yo el dicho antonio cerezo e mi mujer Sancha diez de çorita bajo de nuestra señora".

Este es el retablo que se conserva, excepto la predela representando la última cena de Jesús con los apóstoles, que desapareció al parecer en el primer tercio del siglo XX.

Además, el tríptico original fue intervenido, desmembrando los retratos de los donantes de la tabla central de la Virgen con el fin de sacar su imagen en procesión. Por lo tanto, hoy es un políptico de cinco tablas. Los especialistas en arte flamenco coinciden en afirmar que esta obra es del maestro de Amberes Joos Van Cleve.

Iglesia de la Concepción

Leemos al folio 87 v. la siguiente declaración del testador:

"yo mandé traher de Flandes para la yglesia de nuestra señora de la concebcion deste agaete un retablo pincel del mejor maestro que se hallare, de la abocaçion de nuestra señora de concebcion, mando que luego sea llegado a esta ysla se de e ponga en el altar de la dicha yglesia de nuestra señora de la concebcion deste agaete..."

Hay un dato que no puede pasar desapercibido. Mientras que el retablo de las Nieves ya estaba en la ermita en la fecha del otorgamiento del testamento (22 de noviembre de 1535), pues se declara en el inventario de bienes, el retablo de la iglesia de la Concepción no había llegado, según manifiesta don Antón: "mando que luego sea llegado a esta isla..."

¿Cómo sabemos que llegó a Agaete y se colocó en el altar mayor? ¿Cómo era su composición iconográfica?

Los datos incuestionables están en los inventarios de los libros de fábrica del rico archivo parroquial de Nuestra Señora de la Concepción de Agaete.

Así, en la visita del licenciado y provisor don Luis Padilla realizada en mayo de 1560, en nombre del obispo don Diego de Deza, se anota en el inventario lo siguiente:

"Item, el altar mayor en que está un retablo de pinzel en que está pintado Nra. Sra. con el Niño Jesús y encima de ella el Espíritu Santo y bajo están San Joaquín y Santa Ana y en las puertas están San Antón y San Francisco y tiene el dicho retablo alrededor una moldura dorada con unas letras en campo azul y en la peana del dicho retablo están los doce apóstoles".

Los dos retablos tienen diferencias sustanciales y similitudes. En el de la ermita de las Nieves, está representada en la tabla central la imagen de Nuestra Señora la Virgen María con el Niño, sin especificar advocación alguna, con los retratos de los donantes. En el retablo de la iglesia parroquial se representa en la tabla central a su titular con sus atributos e iconografía habitual: el Espíritu Santo, la imagen de la Concepción de la Virgen María con el Niño Jesús, y los padres de María, San Joaquín y Santa Ana.

Coinciden ambos, como es lógico, en las imágenes de las tablas laterales: San Antón y San Francisco, patronos de los donantes; don Antón Cerezo y su hijo mayor don Francisco Palomar. También tenían ambos retablos la representación de la Última Cena, con los Apóstoles y Jesús, en la predela del altar.

Esta iconografía era frecuente, sobre todo en los altares mayores de las iglesias donde se celebraba la Santa Misa que recuerda la Cena del Señor.

¿Qué pasó con el retablo de Ntra. Sra. de la Concepción? Sigue siendo una incógnita a despejar.

Probablemente se deterioró durante el siglo XIX y fue retirado del culto. Quizás, desapareció para siempre en el trágico incendio que destruyó la iglesia parroquial en la fatídica noche de San Pedro, el 28 de junio de 1874.

Otras muchas especulaciones se han dicho y escrito sobre su paradero e, incluso, sobre su existencia, pero las cláusulas testamentarias y los datos del archivo parroquial son incuestionables.