Lomo Magullo fue ayer un horno, una suerte de caldera que con los 40 grados registrados cerca del mediodía trastocó los planes de la festividad de Nuestra Señora de las Nieves. Así, la tradicional y concurrida feria de ganado tuvo que suspenderse porque la mayoría de los animales -salvo cabras y caballos- no pudieron soportar tan altas temperaturas que, según destacó Juan Martel, concejal de Seguridad y residente en este pago de las medianías de Telde, "desde el año 2001 no hacía tanto calor aquí".

No obstante, el efecto más devastador propiciado por el sofoco ambiental fue la reducción casi a la mínima expresión de la procesión de la imagen de Nuestra Señora de las Nieves por las calles del barrio y el posterior desfile de los animales ante la patrona junto a la iglesia. Aunque hubo rumores sobre la posibilidad de suspender la procesión, ya que antes y durante la misa la temperatura iba en aumento.

Incluso llegó a provocar que una señora tuviera que ser trasladada al centro de salud cercano por miembros de Protección Civil al sufrir un desvanecimiento mientras se celebraba el oficio religioso. La situación generó cierta preocupación entre los feligreses al comprobar que la afectada tenía problemas para respirar, pero la pronta actuación de los voluntarios solventó el problema mientras la misa continuaba su habitual desarrollo.

Una misa que se había iniciado con un sentido homenaje y reconocimiento a José Francisco Santana Álvarez, el agente forestal nacido en Telde y que falleció mientras trabajaba en la extinción del incendio que devora La Palma. Una isla que, como recordó el sacerdote oficiante de la ceremonia y antiguo párroco de Las Nieves, comparte con Lomo Magullo la devoción por la Virgen, al igual que otros municipios canarios.

Las puertas abiertas de par en par, un concierto de abanicos que buscaba refrescar el ambiente tórrido que cada vez se hacía más sofocante y una liturgia que se escuchaba fuera y que desde la plaza, con helados y granizados los vecinos tenían otra percepción sobre el sofoco reinante en la zona gracias a esa ayuda de ese frescor. El templo de Las Nieves estaba abarrotado casi una hora antes del inicio de la misa, con feligreses que se lo pensaron mejor y escucharon la función religiosa desde las puertas, aunque solo les alivió algo el calor.

En los alrededores de la plaza los puestos de venta de helados parecían una farmacia de guardia, con clientes esperando su turno para echarse a la boca algo fresco para mitigar los efectos de la temperatura, que no aflojaba. Varios de los vecinos aseguraban que "este año la temperatura ha subido un par de grados y hace más calor que de costumbre, pero hace unos años sí que fue sofocante, con gente que lo pasó mal por el fuerte calor".

Y acabó la misa. Se hicieron los preparativos para organizar la procesión de la imagen de Nuestra Señora de las Nieves, y a la vista de los grados de más que se respiraban en el entorno, se optó por un recorrido corto, cortísimo. De las previsiones habituales por llevar el trono por diversas calles del pago teldense, la mayoría cuesta arriba, los feligreses, los sacerdotes y la autoridades presentes -entre ellas la alcaldesa accidental, Celeste López, varios ediles del grupo de gobierno y de la oposición -Partido Popular- debieron suspirar cuando el trayecto se ciñó a salir desde la fachada de la iglesia, bordear la plaza de pueblo y volver a la iglesia otra vez. El desfile de animales ante la Virgen solo lo completaron varios jinetes de la escuela hípica ubicada en Valle de los Nueve.

Los pocos espacios de sombra, bajo los volantes de las viviendas cercanas o al abrigo de los árboles de la plaza sirvieron de refugio a quienes observaron el acortado recorrido procesional desde las aceras, sin incorporarse al cortejo. Quienes lo hicieron buscaron la forma de soportar el calor y ahí los abanicos, los sombreros y algún que otro improvisado tocado hicieron su labor.

Los vecinos, previsores, esperaban que la Traída del Agua, que cumple 48 años desde su creación, supusiera un alivio de las altas temperaturas, no solo por los remojones previstos, sino también para evitar algún que otro incidente por alguna golpe de calor.