Al hijo de Nuria Pla Cuni lo condenaron en julio de 2006 a tres años de prisión por quemar un contenedor. Según la sentencia, Eduardo Germán Luzardo Pla le pegó fuego al recipiente con la intención de menoscabar bienes ajenos. Ocurrió de madrugada y fue visto por un agente de la Policía Local, que en el juicio rápido sostuvo haber visto a Eduardo Luzardo arrojar "algo" al interior del contenedor.

Luego fue detenido y le encontraron en los bolsillos un mechero y varias servilletas enrolladas a modo de canutos, que "fácilmente se convierten en mechas", razona el fallo emitido por el Juzgado Penal número 3 de la capital.

La palabra del agente y esos papeles anudados fueron suficientes para condenar a Luzardo, que arrastra problemas con la droga y durante el juicio negó ser el autor de los hechos. De los tres años que le cayeron ya ha cumplido dos, concretamente en una cárcel de León a la que lo trasladaron a los pocos meses de ingresar en Salto del Negro.

Ahora está de vuelta y su madre ha ido a verlo en dos ocasiones a la prisión. "Vi a un Cristo con los pelos largos, porque ha envejecido 10 años y no lo reconocí", explica Nuria Pla, que estudia la manera de conseguir el dinero necesario para pagar un recurso de revisión de condena. "Quiero demostrar que lo que dice la policía es falso y que me hijo es inocente", añade la progenitora.

Por el momento los abogados consultados la han disuadido de ese plan, porque se trata de un mecanismo jurídico costoso que se puede prolongar en el tiempo, casi tanto como el año y medio que a su hijo le queda para salir del centro penitenciario, pues los días de cárcel se han incrementado al no haberse abonado la sanción impuesta, que asciende a 580 euros por los daños causados.

En lo que sí coinciden los abogados que asesoran a Pla es en la desproporción de la pena. "Es una bestialidad que permanezca tantos años en prisión por quemar un contenedor", asegura uno de los letrados, "porque parece que han aplicado la Ley de Vagos y Maleantes para hundir a un gamberro", añade el mismo asesor.

Sin embargo, la Audiencia de Las Palmas ya rechazó esos argumentos en la apelación presentada contra la sentencia, que impone la pena mínima en su grado mínimo por ese tipo de delito, destacando, además, la gravedad que conlleva incendiar un bien de dominio y uso público que es propiedad del Ayuntamiento.

Con todo, la madre de Eduardo está convencida de que no es un "pirómano ni un terrorista urbano". En una carpeta acumula actas notariales e informes para demostrar esa inocencia a quien quiera oírla. "Lo parí rebelde porque son mis genes, pero mi hijo no es mala persona".