Los pilares de uno de los viaductos de Tenoya, que forman parte de la cuarta fase de la circunvalación de la capital grancanaria, han comenzado ya a alzarse sobre el suelo, mientras las obras de la carretera empiezan a adquirir velocidad, a medida que se van resolviendo las expropiaciones de los terrenos que quedan pendientes.

La obra se inició con más de un año de retraso, tras su adjudicación, debido a la lentitud del proceso de expropiaciones de los terrenos. En estos momentos quedan pendientes de resolver el 40% de las expropiaciones de las fincas, según el consejero de Obras Públicas del Gobierno canario, Juan Ramón Hernández, que espera que los trámites se "desatasquen" en lo que queda de año. El cierre de la circunvalación, una obra que tiene una financiación de 91,1 millones de euros, es esperado como agua de mayo por los ciudadanos que viven en el norte de la Isla y en algunos barrios de San Lorenzo y Tamaraceite porque aliviará los atascos que se producen para entrar en la ciudad en las horas punta, y que en las últimas semanas se han vuelto un martirio para los automovilistas por las obras de la GC-2.