Arquitecto, geómetra, pintor, inventor o escultor. Fernando Morán se define de la misma manera de la que trabaja: como un creador que toca distintos palos, siempre en torno a sus investigaciones sobre "las formas de la naturaleza". Morán presentó ayer, en la Real Sociedad Económica de Amigos del País una singular propuesta estética para la conexión entre el parque Santa Catalina y el muelle de cruceros. El oído del aire es el nombre de la escultura que sugiere para la capital grancanaria, en un plan abierto al público, que, de momento, no ha recibido atención de las instituciones públicas.

El autor ha paseado su diseño por distintas ciudades. En Brasil o en Japón han conocido de esta singular pieza que sí tuvo aceptación en Chicago, en donde parecía tener reservado un espacio, hasta que Río de Janeiro le ganó en la carrera por conseguir los Juegos Olímpicos de 2016. Allí, Morán diseñó una escultura de 90 metros de altura, que ahora traslada a la capital grancanaria con unas dimensiones más modestas.

Su idea para la Isla es el de una pieza de 20 por 28 metros, que puede colocarse de ocho formas distintas y que es transitable en el interior y en el exterior. Una malla sujetaría una estructura acabada en madera Keboni, material ecológico, que, además, sería adornada con pequeños puntos luminosos durante la noche.

El coste del proyecto de Morán es de seis millones de euros. Un presupuesto que "puede variar", en función de las necesidades, según apuntó el arquitecto. La obra tiene fondo: con ella, el autor pretende dejar un "legado físico" de fraternidad, un símbolo en la onda del discurso del célebre cosmólogo Carl Sagan, "que nos recuerda que todos tenemos que compartir el mismo espacio en este planeta".

Fernando Morán aguarda también respuesta de Ginebra, ciudad en la que ya ha presentado su escultura. La administración suiza conoce y estudia la idea, según su impulsor.