El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria derriba el antiguo almacén que Agua de San Roque tenía en San Cristóbal por motivos de seguridad. El edificio, que se encuentra entre las calles Proa y Timonel del barrio marinero, sufrió hace unos meses graves daños en su infraestructura tras unas fuertes lluvias. Para evitar un posible derrumbe del inmueble, el Consistorio comenzó a finales de la semana pasada su demolición. La obra, según se puede leer en un bando municipal colgado del vallado que flanquea el espacio, está prevista que se prolongue durante 30 días. Posteriormente, no se especifica que se vaya a construir nada de manera inminente sobre el solar, si bien los vecinos de la zona comentan que el lugar se transformará en un aparcamiento.
Varios residentes de San Cristóbal se congregaban el pasado lunes frente a la longeva edificación que actualmente está reducida en su mayor parte a escombros y cascotes. María del Carmen Peñate era una de las integrantes del grupo que observaba desde la distancia el avance de los trabajos. "Es una pena, porque la fábrica de agua dio trabajo a muchas familias del barrio", aseveró. Su propio yerno fue uno de los empleados de Agua San Roque, quien también tuvo una fábrica en la zona (situada al final del barrio, en dirección a La Laja).
En cualquier caso, hace años que la empresa abandonó el barrio marinero y su antiguo almacén logró sobrevivir al paso del tiempo reconvertido en un espacio también de almacenaje para la concejalía de distrito del Cono Sur. No fue hasta hace unos tres meses cuando una fuerte tormenta perjudicó sus instalaciones. La lluvia y el viento tiraron de unos cables que provocaron grandes grietas en el pretil del edificio. Una situación peligrosa para los vecinos que enseguida alertaron de lo ocurrido al Ayuntamiento.
Los primeros en intervenir en la antigua edificación fueron los bomberos quienes quitaron el pretil afectado que cayó dentro del inmueble rompiendo el techo del mismo. Ante esto, el Consistorio decidió establecer un plan de demolición por motivos de seguridad. La obra comenzó a finales de la semana pasada y afecta a las calles Santiago Tejera Ossavarry, Proa y Timonel. En principio, se prevé la duración de un mes de los trabajos.
A pesar de que la edificación está contemplada en el Plan General como un espacio cultural, después de la intervención municipal, no está prevista una construcción inmediata sobre su solar. No obstante, la superficie tiene características adecuadas para convertirse en un aparcamiento subterráneo y espacio libre desde la Autovía hacia el mar que serviría para esponjar un barrio con tanta densidad como el de San Cristóbal.
En lo que al otro espacio que en su día ocupó la fábrica de la empresa de Agua San Roque se refiere, existe un proyecto de creación de un Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Vela Latina que el Real Club Náutico de Gran Canaria sacó del olvido en 2016 para promover su ejecución con apoyo de las distintas administraciones. A diferencia del citado almacén, la parcela costera sobre la que se pretende crear el enclave para deportistas cuenta con unos 3.000 metros cuadrados de superficie y es propiedad del Cabildo de Gran Canaria. El Gobierno insular pagó algo más de 179,5 millones de las antiguas pesetas (1,07 millones de euros) al Consistorio capitalino para la compra que se efectuó entre los años 1998 y 2000.
La iniciativa de crear este centro de élite de vela en San Cristóbal, que también fue presentada al Gobierno de Canarias, obtuvo el año pasado el respaldo de la corporación municipal. Esta no fue la primera vez que el Ayuntamiento ha intentado promover la reutilización deportiva de esta zona. Centro deportivo polivalente, con tiendas, salas de exposiciones y hasta un museo, fueron algunas de las propuestas que en su día también pasaron por convertirlo en un acceso directo al campo de regata de vela.
