No es lo mismo hablar en nombre de 380.000 habitantes, los que tiene la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que representar a ocho millones de ciudadanos. Sobre todo si el interlocutor es un organismo europeo o internacional, del que se espera obtener la aprobación de proyectos que impulsen sus políticas locales. O más financiación para las siempre necesitadas arcas municipales: "Cuando te diriges a determinadas instituciones lo primero que te preguntan es: ¿y tu cuánto pesas?", explica la secretaria general de las ciudades del Arco Atlántico, Tamara Guirao. Y responde: "Desde esta lógica podría decirse que la red es una cuestión de peso y talla. Y las ciudades atlánticas europeas somos ya un interlocutor con suficiente capacidad de influencia para lograr objetivos importantes".
Entre ellos destaca la aprobación de la Estrategia Marítima Atlántica por parte de la Unión Europea, específicamente para esta área geográfica. Con ella, las localidades que integran la red esperan avanzar en los retos que se han marcado, que Guirao engloba en dos: por un lado defender los intereses públicos desde lo local en los organismos internacionales (estuvieron presentes en los Acuerdos de París contra el Cambio Climático) y, por otro, poner en marcha proyectos compartidos desde la pertenencia a un espacio geográfico coherente.
Respecto a los objetivos para los próximos tres años, Tamara Guirao los concreta en los siguientes: fortalecer la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones que afectan a las ciudades en las que viven: potenciar el crecimiento azul y el cuidado del océano que los une y desarrollar urbes sostenibles.
Dos orillas atlánticas
Pero el Arco Atlántico europeo quiere ir aún más allá en sus aspiraciones y planteamientos: "El Atlántico tiene dos orillas y queremos potenciar la coordinación de acciones entre las ciudades de este y el otro lado", explicar la representante de esta red urbana. Hay ya hermanamientos con "ciudades gemelas" de Europa y América: Florida con Avilés o la francesa Rennes, por citar solo dos ejemplos, que mantiene con varias localidades norteamericanas históricos vinculados al proceso revolucionario.
Tamara Guirao sostiene que "no somos el fin de Europa, somos la puerta hacia el este del otro mundo, pero en el ámbito europeo esto no se ve o no se asume".
El brexit como oportunidad
Otra de las iniciativas que quiere recuperar el foro urbano de ciudades de este lado del atlantico tiene que ver con la salida de Reino Unido de la UE. Este país, que cuenta con un miembro en la red, bloqueó en 2009 la posibilidad de ampliar la estrategia marítima a una de carácter integral tierra-mar. Era una aspiración por la que se venía trabajando desde hacía años, emulando la que existía ya en el Báltico: "Reino Unido se opuso por las mismas razones por las que ha terminado saliéndose: su temor a que se consolidaran capas intermedias de poder dentro de Europa", explica Tamara Guirao. Una oposición que evidencia el peso y talla que iba ganando la red de ciudades atlánticas, que espera ahora recuperar la citada estrategia integral tras el brexit.
