El agente Miguel González Jiménez fue también otro de los miembros de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria que recibió ayer, durante la festividad del patrón del cuerpo, la medalla de plata al mérito policial de manos del alcalde de la ciudad. En su caso, se premió su actuación durante un incidente en el que una persona quería acabar con su vida en la GC-3, en el puente Guiniguada.

"Cuando acudimos al servicio nos encontramos con un señor que estaba medicalizado y extraviado, con intenciones de acabar con su vida. Afortunadamente tuvimos suerte y pudimos evitarlo". Así describió la situación por la que ayer fue distinguido entre los más de 500 efectivos que operan en la ciudad. Su arma, en esta ocasión, no fue otra que el diálogo con el hombre." Estuvimos hablando con él hasta que los servicios sanitarios se personaron. Gracias a que llegamos a tiempo y hablamos se evitó una tragedia", reconocía el agente, con quince años y medio dentro de la Policía Local de la capital.

Años con su familia

Su discurso no fue otro que el recordarle al hombre que le quedaban muchos años por disfrutar con su familia. "Le dije que pensara en su familia, en sus nietos; que al parecer los tenía, y el hombre se convenció en el último momento", añadió.

Otra de las situaciones duras que ha vivido en su carrera fue la de sacar a una persona con movilidad reducida de un edificio en llamas, mientras llegaban los bomberos.

González entró en la Policía Local no solo por vocación, sino también por "el orden" que se respiraba en el cuerpo y por "ayudar al ciudadano". "Soy el primero de la familia y espero no ser el último", comentaba tras el acto, "muy contento" por la distinción que le ha hecho el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.