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Cada cosa en su sitio

Mario Draghi ya tiene pirámide

La nueva sede del Banco Central Europeo, en Fráncfort, ha costado la bagatela de quinientos millones de euros. La primera pregunta alude a su necesidad y la segunda a su rentabilidad para los ciudadanos de la UE. Miles de manifestantes llegados de varios países se manifestaron a las puertas del coloso, con violencia y agresividad sin precedentes. La policía arrestó a más de 350, cifra no menos insólita. Pese a ello, Mario Draghi se atrevió a decir que su monumento al capitalismo salvaje es un ejemplo de lo que puede llegar a ser Europa (o algo así de bestia). Según esto, los millones de europeos sin trabajo, en el umbral de la pobreza o descarnadamente pobres y excluidos tendría que sentirse feliz con el "ejemplo" que les deduce una fortuna en ayudas sociales. Por su parte, los manifestantes contra el desprecio y la arrogancia de una política que antepone la acumulación fraudulenta del dinero a cualesquiera otros valores, no serían nuncios de una justa reacción que se generaliza en Europa, sino revoltosos, vándalos y anarquistas.

Lo que ejemplifica la doble torre del banco es el apogeo de un sistema socialmente injusto y políticamente agotado. Los ápices suelen preceder inmediatamente a la decadencia y la ruina, porque todo es cíclico en la historia del mundo. Las recetas y medidas del BCE no pasan de tiritas sobre la desintegración del tejido. Animan la contratación y elevan los índices bolsísticos, al tiempo que rebajan las primas de riesgo y salvan instituciones financieras "in artículo mortis" con préstamos a pagar por el común de la población, incluso la victimada por corrupciones que no cesan, como se ve en la BP de Andorra y Banco Madrid. Pero todo es efímero y no llega a los excluidos de un sistema incapaz de entender que las campanas ya doblan por él. Es el sistema del capitalismo salvaje, en los antípodas de la libre y sana creatividad empresarial y su justo beneficio.

La pirámide de Fráncfort es la última provocación en fecha. Pero no se olvide que las pirámides han sido monumentos funerarios. Muchas variantes contemporáneas ya contienen los restos de sus promotores (y "perceptores"), Los misereres de postrimerías todavía no les obligan a la devolución con intereses, pero todo llegará. Los faraones se guardaban de la venganza de los oprimidos confiando sus momias invenerables a un sistema de cámaras cuyo acceso era mortal de necesidad, si no en la primera, sí en la segunda y la tercera. Algunos previeron hasta una cuarta cámara, pero todas han sido violadas y saqueadas. La aceleración histórica hará más corta la liquidación de una ideología que erige onerosos símbolos de poder a costa de los contribuyentes, sobre todo los pobres y los mediopensionistas que no entienden de ingeniería fiscal.

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