La Provincia - Diario de Las Palmas

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Una lección para aprender

Llegar y jugar una final como ésta de la Eurocup desde luego que es un gran mérito para el Granca, pero la misma ha sido frente a un equipo con categoría y nivel de Euroliga, y ya eso lo dice todo. Más si miras el resultado final.

Porque el Granca bailó, durante los 40 minutos de este primer partido, al son de la batuta y la música que interpretaba el base americano Rice, un chico que, desde luego, puede jugar en la NBA. Por momentos me recordó la final que le ganó el año pasado al Real Madrid militando en las filas del Maccabi Tel Aviv.

Además, me llamó la atención que en la banda Rimas Kurtinaitis exhibiese un nivel de exigencia que, si sigue en esa misma línea en Moscú, el Khimki va a ser un equipo aún mucho más inasequible. Y ello en contraposición con la apatía mostrada en el banco local.

En esta ocasión los moscovitas fueron muy superiores al Granca técnica, táctica y psicológicamente a pesar de jugar en tu casa. La eliminatoria, evidentemente, está sentenciada, porque en una final llevar un lastre de veinticinco puntos a una cancha donde la capacidad es la mitad del Gran Canaria Arena y con un público mucho más frío, pues diría que hasta sobrarán esos 40 minutos que restan en la eliminatoria frente a un equipo que triplica en presupuesto a los amarillos.

El Granca pagó la inexperiencia de jugar una final en la que muchos jugadores del equipo moscovita, acostumbrados a estos compromisos, desarrollaron un juego de ensueño.

Desde luego, ni que decir tiene que para el Herbalife Gran Canaria tiene muchísimo mérito haber llegado hasta aquí, pero no cabe duda de que la diferencia ha sido abismal entre los dos equipos. Sobre todo en ese último cuarto donde los amarillos desaparecieron por completo de la pista.

Sin embargo, me quedo con que a pesar de la dura derrota sufrida, a pesar de esa gran diferencia en el apartado económico, a pesar de la motivación y el nivel de exigencia desde el banquillo, y a pesar de todos los pesares, para lo que es el Gran Canaria como entidad es ésta una lección estupenda para aprender de cara a un futuro que creo esperanzador.

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